Después de tres años con un tratamiento farmacológico sin éxito, en 2018 los doctores de Carolina le indicaron terapia electroconvulsiva para tratar su bipolaridad, por lo que partió un proceso de ocho sesiones: “Mi experiencia fue muy buena. Después de que terminé las sesiones no he vuelto a tener episodios depresivos y maníacos. Antes de esta terapia estaba tomando ocho medicamentos y ninguno me estaba haciendo efecto”.

Esta terapia fue clave en la vida de una paciente del Hospital Psquiátrico del Salvador de Valparaíso, pero también marcó el inicio de un conflicto entre la ministra de Salud, Begoña Yarza, y los gremios, pues la cartera sanitaria presentó una denuncia en contra del recinto por presuntas torturas a pacientes y, pese a los intentos de la secretaria de Estado por rectificar la acusación y restablecer las relaciones, el Colmed decidió pasarla al Tribunal de Ética.

La denuncia, enviada el 11 de mayo a la Fiscalía Regional de Valparaíso, acusaba que en el centro psiquiátrico de la región se estarían realizando intervenciones de terapia electroconvulsiva (TEC) sin anestesia y sin ajustarse debidamente a la norma técnica pertinente, además de otras dificultades en el funcionamiento del recinto. Todo apuntaba a la constitución de tortura y tratos crueles e inhumanos, previstos en el Artículo 150 A del Código Penal.

Pero ¿en qué consiste esta terapia?

TEC es un procedimiento que consiste en la aplicación de pequeñas corrientes eléctricas para generar una descarga neuronal que dura al menos 20-25 segundos, a través de electrodos en la cabeza que producen una convulsión. El propósito es lograr la mejoría sintomática de diversas patologías. Pese a lo ampliamente usada en psiquiatría y a la mejoría de las técnicas, los mecanismos por los cuales produce su efecto terapéutico aún son desconocidos.

Esta es una terapia para tratar patologías como la depresión severa, la esquizofrenia y la manía. Álvaro Jeria, siquiatra con máster en salud mental y políticas públicas, sostiene que es un procedimiento seguro y con pocos riesgos: “La terapia tiene mucha evidencia científica de su utilidad. De hecho, en depresión es probablemente el mejor tratamiento que tenemos, es mucho mejor que los medicamentos. Eso sí, es difícil dar este tratamiento, pues tiene que ser con anestesia y en un pabellón adecuado, por eso lo reservamos para pacientes con casos severos y que no han respondido a tratamientos farmacológicos”.

En Chile, TEC se realiza desde hace décadas y está regulada por el Minsal. En ese contexto, Carolina Pérez, Psiquiatra de la Clínica Universidad de los Andes, afirma que “en relación a la seguridad y efectividad, es un tratamiento que está apoyado por la evidencia científica. Hay harto desconocimiento en el mundo no siquiatra. Aquí tiene que ver el estigma que hay con la enfermedad mental, que hace que esto sea más desconocido y también haya un estigma con esta terapia”.

“Cuando está bien indicado, el tratamiento es muy eficaz. En general, se reserva para enfermedades graves, no porque no sirva, sino porque es engorrosa, hay que ingresar a los pacientes a pabellón, y eso en Chile es caro, no tiene cobertura”, detalla la especialista.

Daniela Gómez Aguirre, presidenta de Sociedad de Neurología, Psiquiatría y Neurocirugía (SONEPSYN), coincide con los especialistas:Consideramos que el TEC puede ser un tratamiento eficaz en el caso de pacientes con trastornos psiquiátricos graves y resistentes al tratamiento habitual, y que en casos de ideación o intentos de suicidio graves, psicosis y manías que no responden a farmacoterapia y catatonia, el TEC puede incluso salvar vidas”.

La polémica con el Hospital Psiquiátrico de Valparaíso

En la denuncia del Misal, se adjunta el informe titulado “Terapia Electroconvulsiva en el Hospital del Salvador”, firmado por Marcelo Valdebenito, psiquiatra del establecimiento. En el documento afirman que el procedimiento “se efectúa bajo un protocolo de consentimiento informado, que incluye autorización del paciente, familiar y que exige la revisión de la indicación por otros dos psiquiatras adicionales. El procedimiento se efectúa en la sala de reanimación, bajo monitorización cardiorrespiratoria y premedicación anestésica con Midazolam intravenoso, debido a que no contamos con anestesia”.

Este punto fue el que precisamente gatilló la acusación, pues la máxima autoridad sanitaria indica que para esta terapia es indispensable el uso de anestesia general. Así también lo confirma la norma técnica de tratamiento, publicada por el Minsal en 2000 y actualizada en 2006. El documento establece que el objetivo de realizar el procedimiento con este método es conseguir una adecuada ventilación y oxigenación del paciente, evitar las complicaciones traumáticas y atenuar el impacto fisiológico.

En ese contexto, Pablo González, exdirector del Hospital Psiquiátrico del Salvador entre octubre de 2018 y marzo de 2022, comenta que “los pacientes no sufrían. Nunca recibimos reclamos de un paciente o familiar. El único reclamo que se recibió fue el de la ministra. Pero si tú me preguntas, siendo objetivo, el protocolo del año 2000 está obsoleto, porque basta con lo que ha avanzado la medicina y porque, generalmente, los protocolos se van actualizando año a año, o dos años máximo”.

“Esto es un reflejo fiel de la precariedad que hay en los servicios de salud pública en Chile. En Valparaíso llevan años pidiendo anestesistas, y años solicitando al ministerio los recursos”, añade Jeria, refiriéndose a la falta de anestesia general en el hospital de la Quinta Región.

Asimismo, el exdirector del establecimiento afirma que en más de una oportunidad habrían realizado las gestiones necesarias: “Pedí anestesista tanto al Servicio de Salud Valparaíso-San Antonio como al Minsal. Están los correos. En 2018 pedimos al Servicio de Salud un neurólogo, porque el hospital no tiene neurólogo, y aparte un anestesista. Se publicó un llamado en El Mercurio de Valparaíso, pero fue un saludo a la bandera. Nadie respondió a ese llamado. Informé al servicio. La respuesta final fue que no había anestesista disponible para enviar al Salvador”.

Respecto de la viabilidad de realizar la terapia sin anestesia general, el presidente regional del Colmed Valparaíso, Ignacio de la Torre, sostiene que “de acuerdo a los propios colegas, hay distintas experiencias nacionales e internacionales que validan y valoran el hecho de hacer esta terapia con sedación. No significa que el paciente esté sin ningún medio para aliviar el dolor o para no sentir dolor”.

“Acá se está planteando que si no es con anestesia general, al paciente se le está infligiendo un dolor que no es corregido. Y nosotros entendemos, por lo que nos han planteado los trabajadores de la salud de ese hospital, que el protocolo que se utiliza efectivamente lograba que los pacientes estuviesen sedados y tenían un procedimiento que no les generaba mayores complicaciones. Eso está reportado por ellos. El término tortura es inadecuado”.