El próximo 5 de agosto el Centro de Estudios Públicos (CEP) lanzará el libro Inmigración en Chile: una mirada multidimensional; un trabajo que aborda aspectos regulatorios, sociológicos, educacionales, de salud y vivienda -entre otros- sobre el fenómeno migratorio.
Entre las áreas y conclusiones del informe que irá adelantando este medio durante los próximos días, La Tercera realizó una radiografía a la inclusión de los inmigrantes en el mercado laboral y su vulnerabilidad económica. Además, recogió testimonio de migrantes que relatan, en primera, persona cómo ha sido su inserción en el medio chileno.
El "tedioso" proceso de revalidar el título profesional
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Keila Rodríguez, odontóloga. Foto: Juan Farías.[/caption]
La familia llegó en avión a Santiago la noche de Año Nuevo, el 31 de diciembre de 2014. Keila Rodríguez (41) viajó desde Caracas junto a su esposo y sus dos hijos, de ese entonces de uno y cinco años. Llegaron a un departamento que arrendaron previamente y a los pocos días ella comenzó a tramitar lo que más tarde sería, según sus propias palabras, el proceso "más horrible, tedioso y lamentable de mi carrera profesional". Se refería a la revalidación de sus estudios en Chile.
En total, el trámite se prolongó durante dos años y cuatro meses, periodo en el cual no trabajó. Más tarde, con su título reconocido en Chile, se desempeñó en consultas de otros odontólogos hasta que en septiembre de 2017 pudo instalar la propia, donde atiende de 10.00 a 19.00 de lunes a sábado.
Para ella, tanto los horarios de trabajo como el sueldo en el país están acordes a lo que se acostumbraba en Venezuela antes de emigrar. Sin embargo, reconoce que el costo de vida en Chile es más alto.
Otra diferencia que aprecia entre ambos países es que "el cuidado dental de la gente en Venezuela es mucho mayor", lo que se evidencia en la escasa frecuencia con que acuden al dentista los chilenos.
Como una bandera de lucha por la situación que vivió, una de las metas de Rodríguez es continuar su labor en la fundación El paciente inglés, cuya misión es modificar la legislación que regula la revalidación, convalidación y reconocimiento de títulos extranjeros en Chile.
La resignación de un colombiano-venezolano
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José Rojas. Fotos: Patricio Fuentes / La Tercera.[/caption]
El joven está en territorio chileno desde el 1 de mayo de este año. José Rojas, colombiano-venezolano de 23 años llegó por tierra a Arica desde Venezuela. Su pareja y sus hijos ya estaban en el país tres meses antes y se instaló en Santiago en la casa de sus suegros.
En el estado de Táchira, al oeste de dicho país, trabajaba como comerciante de papas. Reconoce que no emigró por pasar hambre ni otro tipo de necesidades, sino más bien "por tener más ingresos y conocer Chile".
Ya en suelo chileno, se dio cuenta de que, para poder trabajar, los empleadores pedían documentos que aún no tiene, porque los está tramitando en las oficinas de Extranjería. Solo con su pasaporte, pudo abrir una cuenta en una aplicación de delivery de comida rápida y lleva en esa actividad casi tres meses.
En las afueras de un local comercial en Las Condes espera que le lleguen los pedidos. Según cuenta, está ahí de 11.00 de la mañana hasta la medianoche. Lo que más resiente de este horario es que apenas ve a su hija y a su pareja, que trabaja como garzona en Lo Valledor.
El número de horas de trabajo es mayor que el que realizaba en Venezuela. En ingresos, es variable, según la cantidad de pedidos diarios que reciba. A veces gana $ 10 mil, otras $ 20 mil. Pero advierte que aquí "eso no alcanza para nada". "Pero qué más hace uno", se lamenta.
Una psicóloga que atiende a público en el retail
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Mariana Montilla. Foto: Juan Farías.[/caption]
Mariana Montilla (31) es una psicóloga venezolana que, en vez de atender pacientes, recibe a los clientes de una tienda de vestuario en la zona oriente de Santiago. Allí trabaja en un mall, en el horario de las grandes empresas de retail y recibe un sueldo que la tiene satisfecha.
Llegó con un boleto abierto hace cuatro años a Chile, sin tener claro si se iba a quedar o no. Cuando su pasaje estaba próximo a caducar, decidió postular a diferentes ofertas de empleo.
En la única entrevista de trabajo que en ese momento prosperó, es el lugar donde continúa trabajando hasta hoy. "Me quedé y me fui adaptando en este nuevo mundo de trabajo al público", afirma. Aunque en Venezuela tampoco trabajaba a tiempo completo en su profesión, ya que también arrendaba un espacio en su casa para eventos como cumpleaños, bautizos y matrimonios.
La adaptación a Santiago, relata Montilla, no fue difícil. Dice que, por el mismo viaje, estaba dispuesta a experimentar nuevas vivencias. Aunque mantiene sus intenciones de volver ya que extraña a su familia. Para ella en Chile hay buena calidad de vida. "Tengo un compromiso con una empresa, es una compañía que me ofrece mucho y me ha dado estabilidad", señala.