Aunque los contagios por Covid-19 en el país no ceden y 63 comunas permanecen en cuarentena para evitar la expansión del virus, se ha instalado ya la discusión en los centros de estudio y en el Ministerio de Transportes sobre cómo deberá operar el transporte y la movilidad en las ciudades cuando se comiencen a levantar las medidas de confinamiento. Algo que se espera para las próximas semanas.
Los expertos concuerdan en que un protocolo de funcionamiento del transporte público es clave, pues si bien es parte de la reactivación de las ciudades, también constituye un importante foco de transmisión; y que se deberían priorizar nuevos modos, como la bicicleta y la caminata.
La ministra de Transportes, Gloria Hutt, afirma que ya se elaboró un plan con acciones concretas para ayudar al desplazamiento de las personas, con miras a una futura apertura.
Se contempla que en las comunas se cierren algunas calles para que no transiten los automóviles -vías que serán elegidas por los seremis de Transportes en cada región-, con el fin de destinarlas a actividades como clases, servicios religiosos, recreación y la instalación de restaurantes. “Hay que preparar las ciudades para el regreso seguro”, señala Hutt.
También dice que se deben habilitar espacios para el abastecimiento de los servicios de delivery en algunos puntos de desplazamiento.
La ministra Hutt agrega que en el marco del futuro regreso a las actividades, instituciones como las universidades deberían establecer horarios de ingreso diferenciado a clases, con el fin de que haya menos flujos de personas en horas peak.
“Podrían hacerse bloques de clases online y luego presenciales”, remarca, idea que -señala Hutt-, ya fue planteada a algunos rectores de casas de estudio.
La secretaria de Estado agrega que deberá haber una mayor oferta de transporte en las horas punta y por ello se ampliará la cantidad de vías destinadas a buses. Además, en los paraderos se demarcará el espacio que deben mantener las personas entre sí.
Límite a pasajeros
Guillermo Muñoz, exdirector del Transporte Público Metropolitano, propone que el ministerio fije “un máximo de pasajeros en buses y trenes del Metro, para evitar aglomeraciones”.
Al respecto, la ministra Hutt advierte que limitar la capacidad puede generar otros efectos no deseados, como la acumulación de pasajeros en las paradas.
Los expertos y el ministerio coinciden en que el uso de la mascarilla debería mantenerse como una medida obligatoria, más allá de las cuarentenas.
A pesar de que la utilización de este elemento de protección personal parece obvia, el Ministerio de Salud ha realizado 4.448.852 fiscalizaciones del porte de mascarilla en transporte público (entre marzo y el 24 de junio pasado), tras las cuales se iniciaron 5.895 sumarios a personas que no circulaban con ellas. Los planes de sanitización permanente en los vehículos también se mantendrán.
Flujos en el Metro
Si bien en este periodo el tren subterráneo de Santiago opera con afluencias mínimas, se ha planteado que cuando haya un desconfinamiento será necesario regular los flujos en estaciones. Juan Carlos Muñoz, director del Centro de Desarrollo Urbano Sustentable-UC, añade que la estatal “debería ser capaz de gestionar que no haya aglomeraciones en trenes, andenes y superficie, con el objetivo de que se respeten las distancias máximas”. Y propone que los buses, además, deberían ser priorizados a través de pistas exclusivas, para aumentar velocidad y frecuencia (ver entrevista).
En la misma línea sustentable, Sergio Baeriswyl, presidente del Consejo Nacional de Desarrollo Urbano, plantea que se debe favorecer la movilidad de peatones y ciclistas, por lo que habría que crear ciclosendas o demarcaciones en las calles para ciclistas -como lo han hecho las comunas de Santiago y Las Condes en los últimos meses-, soluciones que tienen un costo menor que la infraestructura tradicional.
También añade que se deberían crear estacionamientos gratuitos y custodiados para dejar las bicicletas.
Baeriswyl agrega que una futura planificación debe favorecer los traslados de los peatones y ensanchar las veredas, pues en algunos puntos de las ciudades es inviable desplazarse con la distancia requerida.
La norma dice que las veredas deben tener un ancho de 1,2 metros. En Alemania son de 2,5 metros, lo que permite que sillas de ruedas o coches de bebés se desplacen fácilmente.
Mantener la distancia
Otro modo clave son los trenes. El presidente de la Empresa de Ferrocarriles del Estado, Pedro Pablo Errázuriz, dice que cuando se levanten las cuarentenas se deben mantener medidas de transición. A su juicio, será necesaria la toma de temperatura aleatoria a pasajeros y que se seguirá recomendando a los usuarios la ocupación del 50% de los asientos para mantener la distancia.
También concuerda en que cuando se levanten las cuarentenas “debería haber un ajuste en general, con horarios diferidos para ingresar a los trabajos y estudios, con el objetivo de que no haya aglomeraciones”. Y coincide en que la mascarilla en los trenes se debería usar de manera permanente.
Carlos Melo, director del Centro de Ingeniería y Políticas Públicas de la U. San Sebastián, propone otras medidas. Apunta que en buses y trenes se debe implementar la demarcación de los espacios y se deberían establecer asientos que no deban ser usados, la prohibición de hablar a los pasajeros durante el viaje y que se mantenga un plan de desinfección en terminales. Además, sugiere la aplicación de subsidios a la compra de modos individuales, como bicicletas: “También sería necesario que bicicletas y scooters públicos fueran parte del transporte público y tuvieran una tarifa integrada”.
Cómo el mundo cambió su forma de viajar
Los viajes definitivamente cambiaron luego de la crisis sanitaria que ha vivido el mundo. España, por ejemplo, suma varios hitos. En Madrid y en Barcelona se incrementaron de forma drástica los viajes en bicicletas públicas, lo que incluso ha sido recomendado por el Ministerio de Sanidad, para mantener la distancia social.
El Metro en Barcelona, además, anunció que aumentará la ventilación en sus andenes, lo que ayudaría a evitar los contagios.
En China, país donde se originó la enfermedad, aumentó la compra de vehículos particulares en los últimos meses. En Estados Unidos, el Metro de Nueva York aún no recupera los flujos de pasajeros que tenía antes de la pandemia, pues aún están en un proceso de retorno gradual al trabajo y estudios, debido a rebrotes. El tren subterráneo de esa ciudad ha planteado que el uso de la mascarilla es obligatorio, recomienda la distancia entre pasajeros y mantiene el cierre del servicio durante la noche, para aplicar planes de higiene.
Allí un grupo importante dejó el transporte público para usar bicicletas y las ventas en tiendas se han duplicado en este periodo.