4.600 menos en la “primera línea”: agotamiento, falta de sueño y mala alimentación marcan los días del personal de salud
Tres profesionales de la salud narran el desafío de completar un turno médico en tiempos de pandemia. Falta de profesionales debido a contagios y cuarentenas, heridas causadas por los implementos de seguridad y mucho cansancio dejan las primeras 100 jornadas de la crisis sanitaria por el coronavirus en Chile.
La sobreexigencia que hoy enfrenta el personal de salud en los distintos centros asistenciales del país comienza a ser alarmante y cada día se torna más complejo cubrir los turnos con suficiente capital humano. Los números no son alentadores: en el país hay alrededor de 4.600 trabajadores de la salud contagiados o en cuarentena.
En el Hospital Padre Hurtado, de San Ramón, por ejemplo, hasta la tarde de ayer se contabilizaban 423 funcionarios con Covid-19 desde el inicio de la pandemia, de los cuales 97 están con licencia por este virus. Además, 35 cumplen cuarentena por contacto estrecho, alcanzando 311 en todo el período.
“Hemos visualizado tres dificultades: al aumentar los casos, obviamente se necesita más personal; la segunda, es que los compañeros comenzaron a infectarse por falta de EPPs -implementos de protección- seguros; y lo tercero y es lo que va a venir ahora, es una ola de licencias por stress y desmedida situación psicológica por el sometimiento a lo que te lleva el Covid”, señala Gladys Manríquez, técnico paramédico de UCI y secretaria general de Fenats base Hospital Padre Hurtado.
La dirigenta advierte otro problema para los trabajadores de la salud durante los turnos. “La gente está muy mal alimentada, porque hay que sacarse todo el armatoste y los tiempos no dan para poder alimentarse bien, lo que provoca otro problema. Y a eso hay que sumar las heridas que causan los EPPs que tienen estar muy ajustados”, plantea.
“Lo dijimos en varios documentos. El componente humano es el tronco principal de la atención de salud. Lo que nosotros no visualizábamos, a propósito de los dichos de las autoridades, era cómo este personal, que estaba atendiendo necesidades específicas antes de la pandemia y que ya era insuficiente, iba a poder atender necesidades de la población ahora con pandemia.”, sostiene Manríquez
“Se buscan reemplazos, pero no siempre se logra completarlos”
En la Clínica Dávila la situación no es muy distinta. La cirujana María Antonieta Silva relata que en ese recinto durante los fines de semana se llega a unos 74 pacientes ingresados en los boxes del Servicio de Urgencia y en la semana nunca menos de 60.
“Hay turnos con muchos médicos, enfermeras y TENS que han tenido que salir en cuarentena por Covid (+), se buscan reemplazos, pero no siempre se logra completarlos y queda menos personal atendiendo, lo que hace más pesada la carga de trabajo y más lenta la atención”, apunta, para luego confesar que “el personal de salud está sobreexigido; los turnos de 24 horas, sumado a la gran cantidad de enfermos en estado crítico, por momentos parecen desbordar la fuerza y el ánimo del personal. Cuando todo indica que el sistema va a colapsar, solo el temple de la gente logra cerrar el turno milagrosamente”, cuenta la doctora Silva,
En la urgencia han sucedido episodios complejos. María Antonieta Silva narra uno de ellos: “Recuerdo una paciente con biPAP hospitalizada en un box en la Urgencia de la Clínica Dávila, hace poco, que al moverse para ser examinada se le movió la mascarilla y se desconectó el tubo del biPAP y salió todo el chorro de aire al box. Luego, la paciente me pidió una chata porque nadie la había ido a ver; conseguí una pidiéndole al TENS que no se acercara para no contaminarse. Se rompió la chata porque era de cartón, y tuve que ayudar a la pobre mujer a limpiarse y limpiar toda su camilla, conseguir frazada nueva… ”.
Por ello, la doctora propone que se implementen respiradores con filtros P100 y antiparras selladas o respiradores Fullface. “Se ahorrarían en reemplazos y horas extras”, dice.
“Si hacen muchas horas extra, baja la capacidad de respuesta”
Este sistema de horas de trabajo ha sido bastante cuestionado por su alto desgaste. “La recomendación internacional de hace varios años es evitar los turnos de 24 horas, por lo que generalmente se divide en turnos de 12. Puede ser una mañana o una noche. Pero en este contexto existe una recomendación mayor que es tratar de limitar las horas de asistencia a los centros de salud para evitar los contagios. Entonces, es preferible hacer un turno de 24 que dos de 12”, señala José Miguel Bernucci, secretario nacional del Colegio Médico, y quien por estos días realiza doble turno en la ex Posta Central y en la Fundación Arturo López Pérez.
“En el contexto de esta pandemia los turnos son aún más agotadores, el personal sale extenuado, sabiendo que en un par de días volverá a la misma vorágine. Por lo mismo, son pocos los que pueden hacer horas extras y, si hacen muchas horas extra, naturalmente baja su capacidad de respuesta; es algo fisiológico, aumenta la posibilidad de quedarse dormido o de cometer algún error por falta de sueño. Con la gran demanda que tienen las urgencias, es casi imposible poder dormir dentro de un turno de 24 horas”, complementa Silva.
En esta línea, Bernucci plantea que “se aumentó en un 150% la capacidad de ventiladores en el país. Sin embargo, el recurso humano no ha aumentado un 150% y se está generando un problema importante y, si a eso se le suma el ausentismo, debido a los contagios o a las cuarentenas, el problema es mayor”.
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