Ya no pasaba la "micro" de antes por los barrios, el Metro iba tan lleno que era difícil subir a los carros y se comenzó a usar una tarjeta de pago. Ese era parte del escenario que vivieron muchos capitalinos un caluroso 10 de febrero de 2007, cuando se echó a andar el Transantiago, con las consecuencias negativas que experimentaron millones de capitalinos. El presente mes, justo en su duodécimo aniversario y cuando comenzaba a mostrar signos de madurez, como mejoras en la frecuencia y renovación de los vehículos, el presidente Sebastián Piñera anunció el adiós al sistema al inaugurar la Línea 3.
¿Se trata del último aniversario del Transantiago? La ministra de Transportes, Gloria Hutt, explica que desde este año "habrá cambios fundamentales que marcan el fin de este modelo tal cual lo conocemos".
La secretaria de Estado detalla que entre los procesos en marcha para lograr una modificación total se cuenta la futura renovación de los contratos de las empresas Alsacia, Express, Redbus y STP, pues ya vencieron. Por ello, la cartera espera realizar el proceso de licitación del "proveedor de flota", figura que define a la empresa que se hará cargo de la compra y la mantención de las máquinas, en marzo. Luego, se realizará otra licitación para adjudicar las mallas de recorridos a los nuevos operadores, certamen que culminará a fines de este año.
Hasta ahora, el cambio más llamativo corresponde a la compra de los buses. El gobierno proyecta que el 22 de marzo de este año haya 690 máquinas nuevas en las calles, 200 de ellas eléctricas y otras 490 diésel con norma Euro VI de bajas emisiones. Esto equivale al 11% del total de las 6.681 unidades existentes. Se espera que exista una flota de mil vehículos que operen con electricidad hacia 2020.
Fernando Saka, director del Transporte Público Metropolitano, agrega que también podrían aplicarse cambios de forma que incluirían eliminar la misma denominación de Transantiago. "Es el fin de un nombre que trató de integrar al Metro y a buses, y no lo logró porque siempre Metro queda aparte", explica. Por ello, añade que "el ministerio está trabajando en el tema junto a agencias de publicidad". A la fecha aún no está zanjada la nueva denominación.
Subsidio
Desde que se inició el plan de transporte capitalino, el subsidio ha crecido exponencialmente: el año pasado, el Estado destinó $ 567 mil millones al Transantiago, mientras que en 2014 eran $ 400 mil. El 64,6% del aporte es usado para pagar los servicios de los concesionarios de los buses; 26,9% del presupuesto va al Metro; 0,9% al Tren Alameda-Nos y otro 7,6% a las firmas de tecnología, como el Administrador Financiero, Sonda e Indra.
Al respecto, Carlos Melo, exsubsecretario de Transportes y académico de la U. San Sebastián, asegura que "se justifica tal cantidad de recursos invertidos. Vemos que el sistema está recuperando pasajeros que había perdido".
Las cifras muestran que los viajes han subido entre 2012 y 2018, solamente 1,1%. Pero los traslados en Metro crecieron un 13% en una década, lo que se atribuye a la ampliación de la red.
Las alzas sostenidas en las tarifas también forman parte del cuadro. Durante el mandato de Michelle Bachelet, el aumento fue de $ 80, y en lo que va de esta administración van $ 60, lo que gatilló que el gobierno anunciara un ajuste a la fórmula con que se calcula el precio.
Parte de ello ha hecho que los viajeros no hayan subido la nota al sistema: partió con un 3, en 2007 y doce años después registra un 4,5.
Otro punto en debate es que el año pasado se presentara un déficit financiero de $ 3.194 millones. Este se explica, entre otros, por la evasión del pago del pasaje y un encarecimiento de la operación.
En tanto, ayer las autoridades del transporte anunciaron la puesta en marcha de la modalidad más importante del sistema de pago en buses y Metro. Así, para el primer trimestre de 2020 se espera que los usuarios puedan pagar con tarjetas de crédito, mediante un código QR y a través del celular o utilizando una "Bip 2.0". Entre otros avances, esta tarjeta renovada se podrá asociar a una cuenta bancaria, y también se podrá cargar por internet sin la necesidad, como ocurre hoy, de validar la transacción en un tótem.