Antes de la pandemia, los escolares chilenos pasaban en promedio seis horas y 18 minutos diarios en clases y destinaban otros 42 minutos a realizar sus tareas. Eso totalizaba siete horas dedicados a la educación. Pero el cierre de escuelas redujo radicalmente esa inversión.

El Centro de Investigación Avanzada en Educación (CIAE), de la Universidad de Chile, realizó un estudio con 4.912 hogares, para conocer la evaluación de los apoderados y cuidadores de niños de este año de educación a distancia, el que revela que existe un grupo de alumnos que está tan desconectado del sistema, que en la práctica se les podría considerar casi desertores.

La medición fue financiada con fondos de la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID) para investigaciones relacionadas a la pandemia.

La encuesta muestra que el 1,7% de los escolares no destina nada de tiempo a las actividades educativas, mientras que el 25,2% dedica una hora diaria o menos a su educación. Extrapolado a la realidad nacional, esto quiere decir que cerca de 970 mil estudiantes están en la práctica desconectados de sus colegios (ver infografía).

Por supuesto, los resultados difieren según el nivel socioeconómico del colegio. Mientras el 28% de los alumnos de colegios municipales y el 30% de los niños de colegios particulares subvencionados gratuitos dedica menos de una hora de estudio al día, en los establecimientos particulares pagados esa realidad afecta solo al 13% de los estudiantes. En estos últimos colegios, cuatro de cada 10 alumnos logran dedicar más de cinco horas a la educación.

Cristián Bellei, uno de los autores del estudio, dice que esto quiere decir que mientras algunos niños estudiaron 200 horas este año, otros destinaron 800 horas, lo que abre una brecha educativa gigantesca: “Un niño que estudia 200 horas, quiere decir que solo estudió un trimestre. Debido a la pandemia, hay que repensar el concepto de deserción, que apunta a niños que no van a la escuela, pero acá vemos que estudiar menos de una hora al día en la práctica es un abandono escolar”, advierte.

Mariana Contreras, otra de las autoras, plantea que “los estudiantes del nivel socioeconómico más bajo son los que dedican menos horas a las actividades escolares. Si no tienen internet, computador y espacio para estudiar, difícilmente los niños podrán dedicar tiempo al estudio”.

Y en ello influye hasta el tamaño de la vivienda. Según la encuesta, en los hogares que tienen menos de 50 m2, cerca del 40% de los niños tiene un lugar para estudiar, mientras que en las viviendas que tienen más de 100 m2, más del 80% de los escolares tiene su propio espacio de estudio. El problema es que la mitad de los escolares vive en el primer escenario y solo uno de cada cinco vive en el segundo.

A eso hay que añadir el acceso desigual a computadores y tablets, a conexiones a internet, a materiales educativos y al apoyo de otros adultos. Según el estudio, la madre es por lejos la persona que más apoya a sus hijos con las tareas: 53% lo hace siempre, frente al 10% de los padres.

“El proceso de mediación de las madres es importante para que los niños estén enganchados en la escuela, y hay muchas madres a las que les es difícil apoyar a sus hijos”, explica Contreras.

El subsecretario de Educación, Jorge Poblete, sostiene que han tomado numerosas medidas para evitar la deserción, entre ellas, la creación de una mesa de expertos que propuso 15 medidas para evitar este drama y la implementación de un Sistema de Alerta Temprana para detectar casos de riesgo de abandono.

“También implementamos una herramienta de gestión de contacto, que permite que cada colegio haga un seguimiento de la situación de cada estudiante de forma personalizada, y pueda focalizar sus esfuerzos en aquellos casos críticos; difundimos las buenas prácticas escolares, para lograr fortalecer el vínculo entre los alumnos y sus escuelas, e implementamos el Plan Estamos a Tiempo, para vincular a las familias y estudiantes desconectados de los establecimientos”, agrega.

Alerta de deserción

El estudio también revela que el 5,2% de los hogares realizó cambios en la educación de sus hijos, como el cambio o retiro de la escuela. Pero el 2,5% dice que, pese a que su hijo continúa matriculado, en la práctica abandonó los estudios. Esto es un problema de deserción, que equivale a 90 mil niños en el país, similar a los 81 mil excluidos que prevé el Mineduc para este año.

De ese grupo que realizó un cambio educacional, el 30% argumentó que fue porque el colegio no organizó bien la educación a distancia, el 18% no tenía dinero para pagar la mensualidad, el 17% dijo que prefería que su hijo repita el curso cuando vuelva la normalidad y el resto lo atribuyó a otros problemas u optó por dar exámenes libres.