Los seis efectivos se deberán lanzar, uno a uno, desde un helicóptero a más de cinco metros de altura sobre el mar. Con sus mochilas y armamento (un fusil M4 y pistola automática), abordarán un bote para remar más de 1.500 metros. Luego nadarán otros 600 hasta la orilla, en la playa Las Salinas. Allí los esperarán 7 km de carrera, para finalizar con un disparo de precisión a 15 metros del objetivo.
Esta actividad es la última de siete que deberá cumplir un equipo de fuerzas comando de la Brigada de Operaciones Especiales Lautaro (BOE) del Ejército, en representación de Chile. Todo, en el contexto del Ejercicio de Fuerzas Comando 2019, actividad organizada por Estados Unidos desde 2004 y en la cual Chile será anfitrión por segunda vez. La representación del país estaba antes en manos de Carabineros. Eso hasta 2014, primer año en que la BOE participó en este evento multinacional.
"Es una competencia militar de carácter deportivo que busca fortalecer los lazos entre las FF.AA. de los países americanos. Es uno de los eventos más exigentes del mundo", explica el general Pedro Pascual, comandante de la BOE.
Desde su creación han participado hasta 28 países y también han sido invitadas naciones europeas. En la versión de este año, que se desarrollará entre el 17 y el 28 de junio, serán 22 los países que competirán, entre ellos EE.UU., Honduras, El Salvador, Colombia, Brasil, Argentina y Perú. Las actividades se efectuarán en la misma BOE, en Peldehue, y en Las Salinas.
Chile ha llegado hasta el sexto lugar de la tabla durante los últimos dos años de competencia. La preparación es ardua. La plantilla de cada país es integrada por un equipo de asalto, con cuatro operadores, y uno de francotiradores, con dos participantes. También hay un operador que es el "comodín". Puede actuar como reemplazo en ambos equipos.
Desde diciembre se sabe quiénes participan. Ya a partir de febrero pasado, el equipo chileno se encuentra concentrado y con entrenamientos especiales. El almuerzo, por ejemplo, es todos los días lo mismo: una papa cocida, arroz y un huevo duro. Todos tienen alrededor de 1,80 de estatura e integran alguna unidad de los Boinas Negras del Ejército: paracaidistas, comandos, fuerzas especiales, comunicaciones, inteligencia y sostenimiento.
El teniente Ignacio Marcos Torres, comandante de patrulla del equipo, reconoce que "la competencia más dura es la marcha". Esta se realiza de manera nocturna y sobre suelo irregular: es necesario recorrer 20 kilómetros lo más rápido posible y portando una mochila de 30 kilos.
Además de pruebas de tiro con blancos móviles y estáticos y sortear una cancha con 17 obstáculos, los equipos deberán simular el rescate de personas secuestradas.
El ministro de Defensa, Alberto Espina, destaca que "estos ejercicios militares no solo permiten medir habilidades y comparar entrenamientos, sino también fomentar los lazos de amistad y la cooperación entre países amigos".
"En el seminario, paralelo a la actividad, se reúnen todos los comandantes de unidades de fuerzas especiales del continente para discutir temas de relevancia nacional e internacional, y realizar intercambios de experiencias y metodologías. Por ejemplo, amenazas emergentes a la seguridad, como los ciberataques, el tráfico de drogas y el crimen organizado", concluye.