La Corte Suprema enfrenta tiempos de cambio. Por primera vez en su historia, este 2024 logró una integración paritaria, tras la llegada de las ministras Jéssica González y Mireya López.
Sin embargo, todo eso que era digno de destacar, como se comentó en los pasillos del Palacio de Tribunales, quedó en un plano olvidado, pues se produjo justo en medio de una de las peores crisis que ha enfrentado el sistema de justicia, donde dos jueces influyentes fueron destituidos: Sergio Muñoz y Ángela Vivanco.
Coincidentemente, se trata de los dos supremos más poderosos de la Tercera Sala, por lo que se vaticina una verdadera “revolución” en dichas instancias, encargada de resolver causas constitucionales.
Para nadie en la Suprema ni en el mundo jurídico es un misterio que ambos representaban las voces que más fuerza tenían en la sala, pues aun cuando mantenían diferencias, lograron sellar una alianza inesperada.
Cuando Vivanco llegó a la sala -de forma estratégica- se dio cuenta que la voz que mandaba era la de Muñoz y notó algo que parece ser un secreto a voces en Compañía de Jesús 1140: que pocos jueces eran capaces de contradecirlo y que la mayoría optaba por sumarse a sus criterios jurídicos. Por lo mismo, la otra jueza no disputó su hegemonía.
Sumarse como aliada de Muñoz le generó a Vivanco su primer quiebre con el mundo del cual provenía, la derecha. Ambos construyeron una dupla que controló la Tercera Sala. Un abogado lo dice así: “Los dos consolidaron un duopolio virtuoso, eran una especie de negociadores de opiniones jurídicas”. Esto pese a que, ideológicamente, los jueces estaban en las antípodas.
Vivanco siempre ha sido una reconocida constitucionalista de derecha y Muñoz, quien tuvo una carrera judicial de cuatro décadas, es visto por el mundo jurídico como un progresista. Pese a ello, ambos fueron creando la jurisprudencia mayoritaria de la sala en algunos de los temas más emblemáticos, como, por ejemplo, las causas de remedios de alto costo y los fallos de isapres.
Esto se logró a pesar de que Muñoz siempre fue un juez que solía escaparse de sus compañeros. Un estudio realizado en 2018 por el entonces académico Diego Pardow con la académica Flavia Carbonell analizó un grupo de causas y concluyó que Muñoz solía apartarse de la mayoría en el 75% de las sentencias analizadas.
Por lo mismo, una fuente que conoce de cerca las dinámicas de la sala constitucional admite: “Sin Muñoz ni Vivanco, la sala vuelve a fojas cero. Ahora se abre un período de incertidumbre en que la sala tendrá que confirmar o desechar la jurisprudencia que ha sido suya durante la última década”.
De acuerdo con el análisis que hacen distintos especialistas en la materia, el vacío que dejarán ambos supremos instalará como la gran mujer fuerte de la sala a la ministra Adelita Ravanales, quien llegó a la Suprema como un cupo reivindicado por la derecha y que al ser “la más antigua” presidirá la instancia.
El supremo Mario Carroza era la segunda antigüedad, pero el magistrado optó por salir de la exposición y pidió traslado a la Primera Sala. Un enroque que se hará efectivo a partir del 25 de octubre, tras la jubilación del ministro Juan Eduardo Fuentes Belmar.
El papel de Ravanales será fundamental. Y junto a ella, los relatores también aparecen como clave. Estos funcionarios judiciales, cuando les cuentan a los ministros de qué se trata lo que tienen que resolver, son los encargados, con mayor o menor énfasis, de recordarles a los magistrados cómo falla la sala respecto de un determinado tipo de causa. “Son como los guardianes de la jurisprudencia o al menos los que tienen el deber de recordarla”, dice una fuente judicial.
Junto con eso, hay un abogado integrante que podría adquirir mayor peso. Se trata del académico de la Universidad de Chile José Miguel Valdivia. El abogado -junto a las abogadas integrantes María Angélica Benavides y Andrea Ruiz- son quienes integran preferentemente esta sala. Valdivia es un reconocido administrativista que podría pasar a la primera línea como un voto relevante al momento de adoptar los acuerdos.
Otro movimiento que podría pasar es que el académico Juan Carlos Ferrada comience a integrar la Tercera Sala, pues fuentes del máximo tribunal cuentan que Muñoz lo tenía tácitamente vetado. Esa fue la razón por la cual en marzo de 2024 Ferrada, un abogado cercano al PS y reconocido administrativista de la Universidad de Valparaíso, quedara asignado para integrar preferentemente la Sala Penal, algo totalmente ajeno a su disciplina.