Tras la llegada 10 mil dosis de la vacuna contra el coronavirus del laboratorio Pfizer y BioNTech a Chile, el gobierno dio a conocer el perfil de los cinco trabajadores de la salud que se convirtieron en las primeras personas en ser inoculadas contra el Covid-19.
Cada uno de ellos representa a un estamento de quienes trabajan a diario en las UCIs de diversos hospitales públicos, siendo la “primera línea” de defensa contra el virus, explican desde La Moneda.
Además, todos cuentan con una reconocida trayectoria y vocación de servicio público “Se trata de chilenos que han realizado grandes esfuerzos durante este año como trabajadores de la salud, pero que también han debido dejar de lado su vida cotidiana para cuidarse a si mismo y a sus seres queridos”, agrega el comunicado.
La primera vacuna será recibida por una funcionaria del Hospital Sótero del Río.
Zulema Riquelme, TENS del Hospital Sótero del Río
Zulema Riquelme, de 46 años, TENS del Hospital Sótero del Río hace más de 26 años, será la primera persona de recibir la vacuna en Chile.
La mujer remarca que nunca había vivido una situación laboral como esta pandemia, lo que provocó que estuvo gran parte del año aislada sin ver a su familia en Concepción. Además, ha vivido de cerca la angustia de tener un familiar contagiado, ya que sus dos hermanas, que viven en España, tuvieron el virus.
En este sentido, relata que se ha sentido discriminada por vecinos por ser trabajadora de la salud, ya que ellos creen que ella puede contagiarlos de coronavirus. También reconoce que “ha sentido miedo, pero recalca que el apoyo mutuo dentro del equipo de trabajo le ha permitido sobrellevar de mejor manera este difícil momento”.
Zulema dice que quiere vacunarse, por ella y especialmente por los demás. Siente que es un deber y que la primera línea de la salud debe estar bien para atender al resto de la población.
Ella representa no solo a las mujeres chilenas que han sacrificado a su familia para tratar a sus pacientes, sino también a las enfermeras TENS de Chile, que cumplen un rol clave en las UCI.
Juan Emilio Cornejo, médico de la UCI de la Posta Central
El médico Juan Emilio Cornejo, de 42 años, ha intensificado sus turnos en la Posta Central desde la llegada de la pandemia al país. Además, se desempeña como médico tanatólogo del Servicio Médico Legal, por lo que ha visto la peor cara del virus: la de personas que pierden la vida.
Es casado y padre de un niño de 1 año y 8 meses. Sus padres son adultos mayores y tienen patologías de base, por lo que su mayor miedo es a contagiarse y enfermarlos. Por lo mismo, durante este año ha sacrificado la vida familiar, priorizando el trabajo y el manejo de la pandemia.
Él se convertirá en la segunda persona en vacunarse en todo el país.
Adriana Arias, enfermera supervisora de la UCI del Hospital Metropolitano
Al comienzo de la pandemia, la enfermera de 37 años dejó su trabajo en la Clínica de Indisa para poder aportar a la red de salud pública en esta pandemia. Cuenta que la decisión no fue fácil, pero fue tomada a nivel familiar.
Está casada hace 6 años y tiene dos hijos mellizos de 5 años, por lo que se aisló totalmente del resto de su familia para resgarduar su salud. Al igual que muchos chilenos, debió abstenerse de participar en importantes celebraciones familiares, como el matrimonio de su hermano en Concepción. Dice que valora de gran manera el trabajo que se ha realizado en el Hospital, entendiendo que partieron desde cero.
Óscar Antonio Vera, coordinador equipo kinesiológico del Hospital Metropolitano
Óscar Antonio Vera, 35 años, trabaja como coordinador de Equipo Kinesiólogo del Hospital Metropolitano. Se especializa en el manejo de la respiración mecánica y recuperación de los pacientes post Covid. Como kinesiólogo respiratorio, desempeña una de las labores de mayor riesgo en el manejo de la pandemia, estando constantemente expuesto al virus al tratar a los pacientes entubados.
Lleva 9 años trabajando como profesional en el área de la Salud. Antes de llegar al Hospital Metropolitano estaba en el Centro Médico de La Florida.
Es soltero, vive solo, pero su mayor dolor es no poder ver a su familia compuesta por sus padres, hermanos, sobrinos y abuelos. Sin embargo, ellos están orgullosos de la labor que realiza en el Hospital.
El kinesiólogo cree que estar en este lugar es atender a pacientes en “situación de guerra”, donde hay constante llegada de personas y siempre debes estar disponible para ayudar.
Ruth Patricia Herrera Bravo, auxiliar de servicios en el Hospital Metropolitano
La mujer de 52 años trabaja como auxiliar de Servicios en el Hospital Metropolitano. Es la encargada de realizar aseo y desinfectar en cada uno de los box con pacientes en la UCI donde atiende diariamente al menos a 12 personas, todas están conectadas a respiración mecánica.
Trabajó anteriormente en la Clínica Dávila y Las Condes. Decidió llegar al Hospital Metropolitano por vocación. Vive junto a su pareja que se desempeña como chofer y sus tres mascotas que son como sus hijos. Junto a su madre son muy apegadas y no las ha podido ver desde marzo.