En las últimas semanas los vecinos de Farellones decidieron salir a protestar. Mandaron a hacer lienzos y los pegaron en las fachadas de sus casas y refugios. El mensaje es claro y se puede leer en los carteles: "¡No al colapso vial! Exigimos un bypass a Farellones en nueva ruta!".

La protesta visual, que duró poco, ya que el viernes pasado inspectores municipales sacaron partes por "exhibir publicidad sin cancelar derechos municipales", tiene como objetivo modificar la concesión de la Ruta G-21 hacia Farellones con la incorporación de un bypass que permita seguir el camino hacia la montaña y el resto de los centros de esquí (El Colorado, La Parva, Valle Nevado...) sin pasar por el tradicional pueblo.

Los residentes están organizados en la Corporación de Adelanto de Farellones (CAF), que agrupa a los 270 propietarios y alrededor de 1.500 personas más, y pretenden lograr modificaciones al proyecto vial, el cual tiene una extensión de 31 kilómetros, que se inicia en avenida Las Condes y termina en la curva 40, en Farellones.

La presidenta de la CAF, Paula Henríquez, explica que la actual licitación contempla varios problemas "que hacen que el camino no sea una solución eficiente para lo que se pretende, que es más seguridad y descongestión".

La dirigenta añade que buscan "defender el pueblo", ya que "dada la alta concurrencia de turistas y visitantes hoy está colapsado".

La nueva ruta

La iniciativa fue adjudicada por el Ministerio de Obras Públicas (MOP) a la empresa Sociedad Concesionaria Ruta G-21 en febrero de este año, cuyos accionistas son la Constructora Conpax SpA e Icafal Inversiones S.A. Su objetivo es reducir la cantidad de curvas, ensanchar las vías, dar más seguridad y potenciar el turismo. El proyecto -que hoy se encuentra en estudio de ingeniería- comenzaría a ser construido en 2022 y las obras terminarían en 2028.

Los vecinos proponen que el gobierno incluya tres medidas. La primera es la construcción de un "bypass sur" pasada la curva 40, con el fin de que el trazado de la ruta conecte directamente con los centros de esquí y no pase por el pueblo. También se pide que haya tarifas diferenciadas en los peajes y el desarrollo de infraestructura para captar el aumento de visitantes en la zona con la construcción de baños y estacionamientos.

A los reclamos de los vecinos se suma el de los ciclistas que circulan por esa ruta para ascender al sector de Farellones. Uno de ellos es el economista Klaus Schmidt-Hebbel, quien es vecino del lugar. A pesar de que el profesor en Economía de la UC aplaude el hecho de que se mejore el camino, afirma que el proyecto tiene "fallas básicas", cuya responsabilidad es del concesionario, pero también por el hecho de que las bases de licitación "tenían fallas estructurales importantes".

Schmidt-Hebbel critica, por ejemplo, que el proyecto no contemple una vereda en sus primeros seis kilómetros y que se destruya el actual camino, el cual podría ser usado por los 5.000 ciclistas que van a pedalear al lugar.

"El proyecto debería ahorrar la plata que invertirá en sacar la capa de asfalto de las dos pistas actuales para mantenerlas y destinarlas para los peatones y ciclistas. Por tanto, el trazado de las tres nuevas pistas debiese ir por un lugar distinto que el planteado actualmente", dice.

MOP se abre a cambios

El subsecretario de Obras Públicas, Lucas Palacios, dijo que "tenemos la disposición de poder hacer las modificaciones que se requieran para que el proyecto sea un beneficio para todas las personas".

Agregó que ya tiene agendadas reuniones con ambos grupos afectados, con el objetivo de escuchar sus propuestas y evaluar los cambios que se puedan incorporar.

Respecto a la idea de crear un bypass, Palacios afirma que "es viable, no sé si a través de esta misma concesión o a través de la Dirección de Vialidad, pero perfectamente podemos abordar el planteamiento de la comunidad y tenemos tiempo para eso".

En tanto, el alcalde de Lo Barnechea, Felipe Guevara, reafirma esta posición y adelanta que tiene prevista la creación de una mesa de trabajo con el área de concesiones del MOP y la comunidad. "Estamos disponibles para un diálogo constructivo. Estamos abiertos, pero eso se hace conversando, no gritando", advierte Guevara.

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