Tras la polémica surgida en Providencia por el uso de las áreas verdes como gimnasio al aire libre, en específico en la Plaza Río de Janeiro, y que dividió a los vecinos a favor y en contra de esa actividad, finalmente será la propia comunidad la que votará cómo se distribuirán los espacios.
Así lo informó la alcaldesa Evelyn Matthei en una sesión del concejo municipal, tras asistir el sábado pasado a una reunión con los vecinos del sector, para afinar la propuesta municipal de remodelar y reorganizar la plaza en base a un estudio técnico de carga de uso, que se hizo en el verano.
"Vi cómo algunos vecinos que no querían clases pagadas discutían con los que sí querían clases pagadas en la plaza. Lo que quedó claro, de acuerdo al estudio , es que la plaza no es tan grande y que sus usos son múltiples. Están los niños, las mascotas, los que quieren hacer deporte con profesores, los que quieren hacer deporte sin profesores, hay muchos; por lo tanto, ellos acordaron que van a votar una propuesta", señaló al alcaldesa.
Al respecto, el concejal Tomás Echiburu (RD) planteó que "si el diagnóstico es que la plaza es muy pequeña, una de las soluciones sería pensar cómo agrandarla hacia espacios que están hoy en día subutilizados".
La alcaldesa señaló también que se evaluarán las propuestas, enfatizando que "de todas maneras prohibiremos sí o sí que se usen los árboles para hacer deporte. Eso de todas maneras".
Uso abusivo
Matthei, en enero pasado, planteó la necesidad de regular el "uso abusivo" de las áreas verdes para clases deportivas pagadas. Esgrimió como razones el desgaste del pasto y los árboles, el no pago de derechos por realizar una actividad remunerada y el provocar la molestia de un grupo de vecinos que verían reducido el espacio de uso de la plaza cuando es ocupado como gimnasio.
Si bien se propuso en ese momento el pago de un impuesto, finalmente se optó por remodelar la plaza y redistribuir espacios.
Como solución, la propuesta del municipio -tras un estudio de carga y de uso de la plaza efectuado por paisajistas y técnicos municipales- incluye delimitar un área exclusiva para el ejercicio con un suelo resistente al uso intensivo y estructuras para el uso de cuerdas ( evitando el daño a los árboles). También, generar un área especial para que las mascotas corran, y una zona de juegos infantiles diferenciados por edad, complementado con nuevo sistema de luces led, riego automatizado, vegetación con menor requerimiento de agua y bebederos para mascotas.
Para el concejal Jaime Parada (ind.), la propuesta de parcelar la plaza debe ser afinada. "El segmentar el espacio, a mi juicio, no asegura que no se vaya a mal usar. Por ejemplo, hay un profesor que tiene 50 o 60 alumnos. En su caso, una delimitación de espacio no va a ser suficiente. Por lo tanto, creo que vamos a tener que ser un poco restrictivos", plantea Parada.
Mientras el municipio espera que las remodelaciones estén listas a mitad de año para dar un respiro "a la lucha por el pasto", el creciente uso de las áreas verdes -parques y plazas- de Providencia deja en evidencia una utilización cada vez más masiva, que pone a prueba la mantención de las mismas. Según denunciaron los propios concejales, hoy se registra un deterioro "nunca visto" en el pasto del Parque Inés de Suárez, pese a los esfuerzos municipales. Este recinto se suma a los parques Balmaceda y Bustamante, que no logran verse 100% óptimos, producto de un severo desgaste acumulativo.
Según Eduardo Arancibia, director de Aseo, Ornato, Medio Ambiente y Mantención de Providencia, esta situación radica en el cambio de uso que han sufrido las áreas verdes, especialmente los fines de semana.
"Hoy ya no son de contemplación, son de un uso muy intenso, lo que implica una fuerte preocupación por mantenerlos lo mejor posible. Pero hay que recordar que las áreas verdes son el patio de 2.500 edificios y 68 mil departamentos en Providencia. Entonces, hay un deterioro fuerte", plantea Arancibia. "Es duro decirlo, pero las personas en situación de calle que usan los parques para vivir también los dañan, en el caso de El Salvador, Bustamante y otros más", precisa.
Esta demanda creciente por áreas verdes, producto de un desarrollo inmobiliario en altura y la concentración de población, tiene que ser abordada con creatividad. Así lo plantea el concejal Echiburu, de manera de no estresar siempre las mismas explanadas verdes con eventos masivos, buscando zonas alternativas al Parque Inés de Suárez, preferido por las familias por sus condicione de seguridad.
"Así como cada domingo se cierra Andrés Bello, se podría hacer lo mismo los sábado, para hacer eventos, cine al aire libre o cualquier festival. Es un área cuatro o cinco veces mas grande que el Parque Inés de Suárez, con sombra y pavimento; por lo tanto, se sacan las tarimas y no pasa nada. El costo de mantención sería cero", señaló Echiburu.