Caminar por Santiago Centro se ha convertido en un baño de cultura venezolana, lo que se puede apreciar en diversas manifestaciones. Una de estas es la venta de comida ambulante: la oferta de "arepas" o "perros calientes", como llaman a los completos, abunda en el casco histórico de la capital. También se ha vuelto típico entrar a un negocio y ser abordado por la tonada caribeña de un vendedor de Caracas, Puerto Ordaz o Maracaibo. En grupos pasean por las calles, se juntan en plazas, recorren tiendas y capean el frío cordillerano, al que aún algunos no se adaptan. Hasta hace un año se trataba de jóvenes profesionales que buscaban alternativas laborales, hoy son familias enteras que escapan de la crisis socioeconómica que vive esa nación.
"Hemos visto dos fenómenos nuevos. Han existido diferentes olas migratorias en Venezuela durante los últimos meses. Primero eran jóvenes profesionales, pero en el último tiempo comenzaron a migrar los más pobres, además de estar llegando los padres de venezolanos que llevan aquí un tiempo", dice José Tomás Vicuña, director ejecutivo del Servicio Jesuita a Migrantes.
De acuerdo con Walter Liewald, director de la Fundación Consulado Cívico de Venezuela, el éxodo "pasó el umbral de la migración económica". "Allá no hay forma de ganar lo necesario para comer el mes completo. Eso ya es una violación a los derechos de subsistencia básica", añade el químico chileno, residente durante 28 años en Venezuela.
El problema del acceso a alimentos ha derivado, señaló Liewald, en el incremento de otros problemas sociales, como el aumento de la delincuencia. "Una vez que lograste conseguir comida, alguien que no lo logró intentará obtener lo que tú tienes. En Venezuela te pueden matar por papel higiénico. Y si te enfermas, no hay medicinas. Los hospitales no tienen luz ni agua", señaló Liewald.
Balance
La situación de ese país ha impactado a Chile. Según un balance del Policía de Investigaciones, entre el 1 de enero y el 31 de julio de 2018 han ingresado a territorio nacional 147.429 venezolanos. En todo 2017 fueron 177.347 personas de ese país las que entraron a Chile. Los números consolidan al país como el cuarto destino en Sudamérica, después de Colombia, Ecuador y Perú (ver infografía). Según la Organización de las Naciones Unidas, 2,3 millones de personas han emigrado de Venezuela en los últimos años debido a su actual escenario. Incluso, el organismo los ubicó como el cuarto país con más solicitudes nuevas de asilo, por detrás de Siria, Irak y Afganistán.
Sin embargo, el éxodo ha comenzado a repercutir en las políticas internas de los países sudamericanos. Durante los últimos días, Perú y Ecuador comenzaron a solicitarles pasaporte para ingresar, una exigencia difícil de cumplir. "Muchos de ellos no tienen acceso a un pasaporte o un documento de identidad, lo que afecta gravemente a niños y niñas, ya que pueden acceder a la cédula recién a partir de los nueve años", señaló Francisca Vargas, directora de la Clínica Jurídica de Migrantes de la Universidad Diego Portales.
Destino
La política del gobierno ha sido distinta hasta el momento. A partir del 16 de abril comenzó a regir la Visa de Responsabilidad Democrática para venezolanos, un instrumento impulsado por el Presidente Sebastián Piñera "tomando en consideración la grave crisis democrática por la que actualmente atraviesa Venezuela".
Desde su inicio, la visa ha sido solicitada por 64.932 venezolanos, siendo otorgada a 9.626. No obstante, hay 42 mil aún en trámite.
El subsecretario del Interior, Rodrigo Ubilla, explicó que con esta herramienta "Chile se adelantó al resto de países sudamericanos en implementar la visa. Pese a ser criticada en un principio, esta ha demostrado ser eficiente para que los venezolanos que tienen problemas puedan emigrar". Según la autoridad, la entrada de venezolanos es un tema que desde La Moneda se mira con preocupación. "Monitoreamos su evolución permanente, pero a la fecha no se ha considerado la aplicación de restricciones", dijo Ubilla sobre una posible aplicación de medidas similares a las ejecutadas por Ecuador y Perú.
La demanda era esperable, indican desde Cancillería. "El sistema consular en Caracas y Puerto Ordaz ha funcionado conforme a lo programado. El número de solicitudes es importante, debido a la crisis interna de ese país", señalaron desde la cartera.
"Los consulados de Chile en Venezuela han dado respuesta en los tiempos y formas establecidos en el sistema. Permanentemente se están evaluando los procedimientos en tramitación y proponiendo mejorías", plantearon.