Cada 3 de diciembre conmemoramos el Día Internacional de las Personas con Discapacidad. Para el Secretario General de la ONU, António Guterres, esta fecha recuerda "el compromiso de trabajar juntos por un mundo mejor que sea inclusivo, equitativo y sostenible para todos, y en el que los derechos de las personas con discapacidad se hagan plenamente efectivos".
¿Qué tan lejos o cerca estamos de aquello? Desde el Ejecutivo, las directrices para avanzar hacia esa meta han sido claras y concretas, con iniciativas como la Ley de Inclusión Laboral que ya cumple más de un año de entrada en vigencia y otras de la importancia de PaísDI, el programa que promueve la participación de personas con discapacidad intelectual y, además, la Primera Mesa de Trabajo en Deporte Inclusivo y Adaptado que trabaja con distintas instituciones, entre ellas, la Teletón y el Ministerio de Deporte.
Es así como la inclusión bajo un prisma integral ha comenzado a instalarse poco a poco en las distintas capas de la sociedad. Sin embargo, al tratarse de un desafío transversal requiere del fortalecimiento de una cultura de la discapacidad mediante una estrategia basada en la educación.
Con ello, me refiero desde lo más fundamental partiendo por el uso correcto del lenguaje inclusivo. Para una persona en situación de discapacidad no es lo mismo que se le trate como tal que como minusválido. A través del lenguaje construimos realidad y configuramos prejuicios que pueden impactar negativamente en el entorno de las personas que viven una limitación ya sea física, sensorial, psíquica o intelectual.
En ese sentido, se requiere una política permanente y no esporádica o intermitente, para entregar señales perfectibles en el tiempo. De hecho, acorde con lo anterior es de mucha lógica relevar aún más los retos de la inclusión mediante la permanente puesta en marcha de nuevas actividades que consoliden tal cultura.
Una vía de formalizar este objetivo es a través de un proyecto de ley que instaure el Mes de la Discapacidad. Contamos con el Mes de la Educación Financiera y de la Ciberseguridad, por qué entonces no sacar adelante similar y sentido anhelo que nos una en una cruzada por una mayor conciencia y empatía hacia este mundo que hoy en Chile agrupa a más de 2 millones de personas y que enfrentan día a día tremendas brechas laborales y educacionales.
Más que nunca necesitamos sumar iniciativas que vayan en esa dirección, con actividades, seminarios, charlas y con los más diversos enfoques que revolucionen lo que aceptamos y comprendemos del concepto real de lo que es la discapacidad.
Es hora que demos este nuevo paso y conmemoremos en diciembre el Mes de la Discapacidad. Por lo pronto, ya le he solicitado su respaldo al ministro de Desarrollo Social y Familia, Sebastián Sichel, para que este cometido sea una realidad esperable por una sociedad que de manera urgente necesita ser más inclusiva.