Un viaje inconcluso y cinco pasiones por volar
Al avión "Hércules" extraviado subieron 32 efectivos de la Fach. Varios de ellos compartían una afición por conocer y recorrer nuevos lugares.

Hay dos cosas que le fascina mezclar a Alexis Baeza: viajar y comprar relojes. Según su padre, volar es una de las pasiones de este sargento 2° de la Fach, quien hace solo 12 días cumplió 37 años.
Padre de Lucas, de cinco años, y de Julián, de dos, junto a Carolina -su mujer-, viven en la comuna de Renca. Cada mañana, Alexis toma el bus para ir al Grupo 10 en Pudahuel, donde se encuentra su lugar de trabajo. La noticia de que el avión que había tomado este lunes, rumbo a la Antártica, se encontraba extraviado, le llegó primero a Claudio Baeza, su papá, un conocedor de mares torrentosos. Gran parte de su vida, de hecho, fue pescador en Talcahuano. Él tuvo la triste misión de contarle a su nuera.
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Alexis Baeza.[/caption]
A Guillermo Figueroa, también de 37 años, le ofrecieron varias veces un trabajo en tierra. Él nunca quiso irse de la Fach ni dejar de volar. Su padre, Carlos Figueroa, recuerda cuando le tocó, como ingeniero de vuelo, viajar en el avión presidencial en una gira por Japón, China y Australia, junto a la expresidenta Michelle Bachelet. Padre de tres hijos: dos niñas de uno y tres años, y un hijo mayor de 15. "Desde el Grupo 10 ha ido a otros países, como Brasil, Estados Unidos, Argentina y Haití, donde fue a dejar y buscar tropas, se ha quedado una semana allá. Fue varias veces a Haití", cuenta el padre, que se encontraba ayer en Punta Arenas a la espera de información sobre la búsqueda. "Una vez me dijo que su sueño era viajar a la Antártica y que con eso quedaba completo", agrega Figueroa. Su hijo fue varias veces al continente helado.
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Guillermo Figueroa.[/caption]
"Dueño de casa"
Bernarda Villalobos, suegra del hermano del sargento 1° Francisco Aguirre, explica que el efectivo Fach tenía la tuición de sus dos hijos (el mayor de 16 años) y que se las arreglaba para combinar quehaceres de la casa, tareas de los niños y su trabajo. "Él es dueño de casa. El fin de semana hace de todo, les lavaba la ropa a los niños, sus uniformes (...). Siempre lo mandaban a mantenciones, porque es mecánico. Este viaje lo tenía programado, pero varias veces lo habían suspendido", explica. El hijo mayor de Aguirre está en Punta Arenas junto a su madre, Ivonne.
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Francisco Aguirre.[/caption]
Algo diferente es la historia del suboficial Santiago Velásquez (54). El viaje era un premio. Tras desempeñarse por años en transporte terrestre de la Fach -institución en la que cumplió tres décadas de servicio-, ya estaba llamado a retiro. Y como último anhelo dentro de la Fach, solicitó a su mando permiso para conocer la Antártica. "Antes de irse de la Fach, soñaba con verla. Por eso gestionó poder embarcarse, era el vuelo a su última misión", dice su hija Alejandra.
Quienes conocen al comandante de escuadrilla Héctor Castro Concha (37 años) lo describen como un tipo alegre, deportista, a quien le gustaban el mar y volar. Un piloto de pasión, que llevaba solo seis meses de matrimonio. Su nombre en la lista de los tripulantes del "Hércules" ha causado conmoción en la comunidad del Colegio Don Bosco Salesiano de Iquique, de donde egresó en 2000.
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Héctor Concha.[/caption]
El destino de estos cinco efectivos de la Fach se topó la mañana del lunes, cuando juntos se subieron al avión C-130, del que hoy solo se tienen pistas y alguna esperanza. Todos tenían una misión: llegar a la Antártica. Pero cada uno, probablemente sin saberlo, también compartía una misma pasión: volar, viajar.
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