"El Papa nos pidió formalmente perdón, a nombre propio y de la Iglesia universal". Esta fue una de las primeras frases que hoy entregaron James Hamilton, Juan Carlos Cruz y José Andrés Murillo, tres víctimas de abusos sexuales por parte de Fernando Karadima, en una conferencia de prensa que ofrecieron al finalizar las reuniones que desde el viernes y hasta el lunes sostuvieron con el Pontífice, en el Vaticano, invitados por la máxima autoridad católica.
"Durante casi 10 años hemos sido tratados como enemigos, porque luchamos en contra del abuso sexual y el encubrimiento en la Iglesia. En estos días conocimos un rostro amigable de la Iglesia, totalmente diferente del que conocimos antes", declaró Hamilton, en Roma.
Desde el 26 de abril, el Pontífice fue escuchándolos uno por uno, por separado y también juntos, respecto de su visión del expárroco de El Bosque y de las acusaciones que apuntan al obispo de Osorno, Juan Barros, por presuntos encubrimientos.
La recepción de Cruz, Hamilton y Murillo en la residencia Santa Marta, del Vaticano, marcó, para medios de prensa y organizaciones religiosas y laicas, un hito de acogida a víctimas de abusos cometidos por miembros de la Iglesia. Y se dio tras la visita a Chile y posterior informe que, a petición del propio Pontífice, elaboró el arzobispo de Malta, Charles Scicluna.
En ese contexto, Juan Carlos Cruz contó la frase que le dijo el Papa Francisco: "Yo fui parte del problema, yo causé esto y pido perdón". Esas fueron, según Cruz, las palabras exactas del Pontífice.
En la reunión con Francisco, según señalaron los denunciantes -a través de un comunicado de prensa y de respuestas directas a los periodistas-, se conversó acerca del abuso sexual, de poder y de eventuales encubrimiento de obispos ante los testimonios.
En el documento expresan que "se trata de realidades a las que nos referimos no como pecados, sino crímenes y corrupción, y que no se agotan en Chile, sino que son una epidemia. Una epidemia que ha destruido miles de vidas de niños, niñas y jóvenes. Personas que confiaron y que fueron traicionadas en su fe y en su confianza. Hablamos desde la experiencia. Una, a la que otros no han logrado sobrevivir".
Hamilton, Cruz y Murillo también dijeron que se comprometieron a enviarle "sugerencias" al Papa, subrayando que "no depende de nosotros que se lleven a cabo las necesarias transformaciones en la Iglesia para detener la epidemia del abuso sexual y el encubrimiento. Esperamos que el Papa transforme en acciones ejemplares y ejemplificadoras sus cariñosas palabras de perdón. De no ser así, todo esto será letra muerta".
El balance y conferencia que hoy hizo el grupo fue ampliamente cubierto por agencias y medios internacionales, como The New York Times, The Guardian y The Washington Post, entre otros.
Ojos en la Iglesia
Este encuentro de los tres denunciantes se da como antesala de la reunión que a partir del próximo 14 de mayo tendrán, también en el Vaticano, los 33 obispos de la Conferencia Episcopal de Chile, todos citados por el Pontífice, para darles a conocer sus conclusiones del informe que elaboró el arzobispo Scicluna, el cual consta de 2.300 folios y testimonios de 64 personas, en relación al caso del obispo Barros.
Justamente, fueron las denuncias de presuntos encubrimientos del prelado de Osorno las que marcaron la visita del Papa a Chile, en enero pasado, en la cual el Pontífice dijo -en Iquique- que "el día que me traigan una prueba contra el obispo Barros, ahí voy a hablar; no hay una sola prueba en contra. Todo es calumnia".
Dicha declaración generó controversia y, posteriormente, que la máxima autoridad de la Iglesia Católica se retractara. Tras ello, en abril, envió la carta a los obispos chilenos, diciendo que "he incurrido en graves equivocaciones de valoración y percepción de la situación, especialmente por falta de información veraz y equilibrada".
Respecto de Barros, Juan Carlos Cruz aseguró que le contó al Papa el rol de ese prelado y de "algunos miembros de la Iglesia. "En el caso de monseñor Barros, yo le conté al Papa que no solo él, sino el obispo Ignacio Valenzuela (Talca), el obispo Andrés Arteaga (auxiliar de Santiago) y el obispo Tomislav Koljatic (Linares) veían cómo Karadima abusaba a jóvenes que estaban ahí. Él recibió esa información".
Justicia civil
En la conferencia de prensa, los tres denunciantes también fueron consultados respecto de si iban a iniciar un proceso penal contra las personas que ellos acusan como supuestos encubridores de delitos en la Iglesia.
Hamilton se refirió directamente a dos cardenales chilenos: "Nos encantaría meterlos a todos a la cárcel, pero en Chile los abusos prescriben desde el punto de vista de la justicia penal a los cinco y 10 años".
Por esta razón, emplazó al Presidente Sebastián Piñera a "tomar la decisión más sabia y a favor de las víctimas, que hoy necesitan paz social y de su corazón, sobre la necesidad de que exista imprescriptibilidad para abusos de menores y adolescentes".