En un auditorio con 190 representantes de la jerarquía católica y el mismo Papa Francisco arrancó la cumbre sobre abusos sexuales en la iglesia, cuya puesta en marcha estuvo del lado de las víctimas, con la exposición de cinco videos con audios sobre casos emblemáticos, como el del chileno Juan Carlos Cruz, denunciante de Fernando Karadima. "El pueblo santo de Dios está observando y espera no solo simple y obvias condenas, sino que se establezcan medidas eficientes y concretas", dijo el Papa, quien agregó: "Escuchemos el grito de los niños que piden justicia".

Más de tres décadas después del estallido de las denuncias sobre abusos de sacerdotes a menores en Irlanda y Australia, a 20 años del escándalo de la iglesia en Estados Unidos y un año después del viaje de Francisco a Chile -donde calificó de "calumnias" las denuncias contra el obispo Juan Barros- el Vaticano busca tomar medidas para detener la crisis y evitar nuevos casos de abusos en un encuentro sin precedentes.

Al dar inicio al trabajo para los próximos días, el Vaticano entregó a los asistentes de la reunión un documento con 21 puntos como "un simple punto de partida" para erradicar la pederastia, que incluye la creación de un "vademécum práctico" para establecer plazos tras las denuncias, protección a las víctimas, informar sobre un caso de abuso a las autoridades civiles, elevar la edad mínima del matrimonio a 16 años y otros, para que los líderes eclesiásticos reflexionen y las evalúen con el objetivo que tras concluir la cumbre el domingo se establezcan una serie de mecanismos. El arzobispo de Malta y una de las figuras clave de la cumbre, Charles Scicluna, dijo que la lista es "una hoja de ruta".

"Transparencia"

El Vaticano no espera un "milagro", escribió la agencia Associated Press, y el mismo Papa intentó bajar las expectativas a su regreso de Panamá. Sin embargo, muchas víctimas se trasladaron a Roma para exigir "responsabilidad y transparencia" luego de aclarar que la era de los encubrimientos se terminó para dar paso a la "tolerancia cero". Esto último significa la expulsión de curas denunciados, acciones legales, reparaciones y un registro de pederastas.

"Al Vaticano y a todas las jerarquías eclesiásticas católicas no les queda más remedio que poner en práctica la tolerancia cero. La Iglesia se verá obligada a cambiar de chip, pasando de la cultura del encubrimiento a la de la justicia y la reparación, incluida la económica. Cuando muchos obispos se vean obligados a vender alguna iglesia o declararse en quiebra por tener que pagar a las víctimas de los abusadores, entonces, y sólo entonces, (harán todo) para evitar los abusos", dijo a La Tercera, el vaticanista español José Manuel Vidal.

Durante los próximos tres días se espera que el Pontífice entable debates, discursos, escuche testimonios y forme parte de reuniones intercaladas con oraciones para intentar cambiar la mentalidad de parte del clero y así generar un cambio en los más de 5.000 obispos de la iglesia.

Según France Presse, la cumbre se centraría este viernes en la rendición de cuentas y el sábado las conversaciones serían sobre transparencia, mientras que la expectativa de las víctimas se centra en lo que diga el Papa el domingo en su discurso de cierre, ya que algunos, como el español Miguel Hurtado, que denunció abusos en la abadía de Montserrat, declararon estar "decepcionados" ante el primer día del encuentro internacional.

"Es evidente que las medidas vaticanas serán muy concretas y en línea con las que piden las víctimas. Donde pueden chocar un poco es en los tiempos de aplicación, dado que vivimos en una sociedad de la aceleración y los tiempos de la Iglesia son más lentos", aclara Vidal.