La nueva residencia de vida familiar de Villa Alemana, uno de los 4 centros inaugurados en la Región de Valparaíso en reemplazo del ex Centro de Reparación Especializada de Administración Directa(Cread) de Playa Ancha, presenta una serie de irregularidades, según indicaron trabajadores y dirigentes sindicales del Sename.
El recinto opera desde mediados de febrero, aunque "aún la están construyendo y no debería estar habitada por niños", afirma Jorge Borredá, dirigente de la Asociación Nacional de Trabajadores del Sename (Antrase).
Por su parte, Roberto Valderrama, trabajador activo de la residencia, reconoce que aunque "no es un panorama ideal, hay complicaciones mayores, como articular el nuevo modelo con los demás servicios de educación, salud, tribunales y reinserción social".
Para que el nuevo sistema funcione, puntualiza, debe operar un programa especializado de drogas.
"El tema es súper sensible. Los programa de rehabilitación parten de la voluntariedad, pero nuestros chicos no tienen la voluntad de salir de su consumo problemático", afirma Valderrama y agrega que "las hospitalizaciones y desintoxicaciones pueden tardar mucho tiempo".
En ese sentido, Luisa Díaz, dirigenta de la Asociación Nacional de Funcionarios Regionales (Anfur) del Sename, dice que es fundamental el trabajo en red con el Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Drogas y Alcohol (Senda), el cual, hasta el momento, ha sido muy lento.
Asimismo, señala que en la residencia de Villa Alemana habitan jóvenes, de entre 14 y 17 años, que responden "a varios perfiles, de baja, mediana y alta complejidad, lo que derivó en que algunos chicos que no consumían marihuana empezaran a consumir".
Díaz además detalla que el mismo día del cierre del Cread, el 13 de marzo pasado, "la directora nacional (Susana Tonda) fue y se dio cuenta (del consumo), pero no toman medidas, porque no están funcionando las redes de salud".
Por otro lado, algunos vecinos del centro han manifestado su preocupación respecto del nuevo centro, apelando, principalmente, a la devaluación de sus viviendas. No obstante, César Cisternas manifestó a La Tercera que "no hemos tenido problemas. Ni hemos notado el cambio. En este pasaje, aledaño a la residencia, la gente para y baja al estero, a tomar alcohol, a fumar, pero eso no es atribuible a los niños".