Una de las mayores pasiones de Angélica Merino, desde niña, es el ciclismo: durante los ocho años que trabajó seleccionando ropa americana, acostumbraba a reciclar las prendas que no serían utilizadas y elaboraba alforjas para bicicletas.

Sus productos rápidamente llamaron la atención por sus innovadores y coloridos diseños y, tras reunir un capital inicial con ayuda de su familia, comenzó su emprendimiento, "Kayla Design", usando el apodo con el que sus cercanos la conocen.

Angélica nació en el sur, en la VII Región, y llegó a Arica para estudiar en la universidad de Tarapacá. Pese a que no pudo terminar sus estudios, se enamoró de la ciudad y actualmente lleva 20 años viviendo allí.

Con el tiempo, amplió la variedad de sus creaciones y empezó a confeccionar mochilas, tobilleras reflectantes y uno de sus proyectos a futuro, es crear bolsos para sillas de ruedas, también a través del reciclaje de telas y plásticos, al igual que todos sus productos.

A sus 37 años, y junto a sus tres hijas de 16, 9 y 7, ha logrado cumplir metas importantes en su vida y no solo ha fortalecido su emprendimiento, sino que también ha formado grupos de apoyo, como "Bici Ñustas".

Este busca fomentar el uso de la bicicleta y empoderar a las mujeres para que se atrevan a utilizar este medio de transporte y adquieran mayor seguridad para llevar a cabo sus objetivos, concientizándolas que se puede luchar por sus sueños personales y ayudar a la naturaleza.

Por otro lado, también realiza talleres de emprendimiento en colegios y centros comunitarios, impulsando y destacando la importancia de la identidad cultural en la elaboración de productos.