Las acciones cerraron con ganancias este martes en Wall Street, tras anotar su mayor caída en más de 6 años en la sesión anterior, en una jornada marcada por una fuerte volatilidad, en medio de una agitación generalizada en los mercados globales ante el temor de los inversionistas a que las presiones inflacionarias lleven a los bancos centrales a subir las tasas de interés más rápidamente de lo previsto.

El principal índice de la bolsa estadounidense, el promedio industrial Dow Jones, subió 2,33% a 24.912,77 puntos. El indicador inició la sesión con una caída cercana al 2%, para luego comenzar a fluctuar bruscamente entre las alzas y las bajas.

"Ajústense los cinturones. Las próximas sesiones del mercado van a ser un camino volátil", dijo Chad Morganlander, gerente de cartera de Washington Crossing Advisors. Sin embargo, aseveró que "los fundamentos avanzan de manera positiva, lo que nos da confianza de que a largo plazo veremos más máximos en los mercados".

En tanto en Europa el FTSE Eurofirst 300, de las principales acciones de la región, retrocedió 2,37% a 1.464,70 puntos. Los descensos fueron liderados por las bolsas de Inglaterra (2,64%), España (2,53%) y Francia (2,35%).

La pregunta que todo el mundo se planteaba el martes es si la baja sólo comienza o si se trata de algo temporal.  Para la mayoría de los expertos la agitación puede durar unos días, pero la buena salud económica actual y los resultados de las empresas, en particular estadounidenses, no justifica una baja prolongada.

"Objetivamente las condiciones no están para tener un verdadero crac", estimó Vincent Juvyns de JPMorgan AM. "A nivel económico nada cambió. Al contrario, los últimos indicadores sólo confirman que la economía mundial sigue siendo robusta", añadió.

"El mercado estadounidense necesitaba un respiro luego de un comienzo de año en fanfarria y desde mi punto de vista nada permite indicar una tendencia bajista a largo plazo. Hay buenas bases. Muchas empresas siguen con buenos resultados", estimó Christopher Dembik de Saxo Bank.

En tanto las bolsas asiáticas, que ayer no alcanzaron a reaccionar al desplome de Wall Street, cerraron con fuertes bajas. En Tokio, el índice Nikkei 225 de los principales valores cedió 4,73%, un hecho inédito desde la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, que provocó breves sobresaltos en los mercados mientras que en China el Hang Seng cayó 5,12% y el índice compuesto de Shanghái perdió 3,4% a 3.370,65 unidades, su mayor declive dairio jornada desde febrero de 2016.

"Los inversionistas están convencidos de que regresa la inflación y que los tipos de interés subirán más de lo que se había anticipado", explicó Stephen Innes, responsable de las transacciones Asia-Pacífico en Oanda.