Corfo pide coordinación internacional de la FNE en venta de parte de SQM
Ex vicepresidente Eduardo Bitran, ingresó denuncia para investigar efectos de la venta del 32% de la minera. Entidad apunta a que el ingreso de una firma china a la propiedad afectaría negativamente el mercado de litio.
La lucha de Eduardo Bitran para evitar que una empresa china entre a la propiedad de SQM, por medio de la venta del 32% de las acciones de la minera no metálica que tiene Nutrien (ex Potash), continuará incluso con él fuera de la vicepresidencia ejecutiva de la Corfo.
El viernes pasado, en su último día a cargo de la entidad pública, Bitran hizo efectiva una denuncia formal en la Fiscalía Nacional Económica (FNE) acusando que si Tianqi Lithium-una de las principales candidatas de quedarse con el paquete accionario- o cualquier empresa con la que esté relacionada hace efectiva la operación sobre la firma chilena podría generar una distorsión en el mercado del litio.
Ello porque tal como lo explicó en el documento dirigido al fiscal nacional Felipe Irarrázabal, además de SQM, el salar de Atacama es explotado por la norteamericana Albemarle, la que a su vez es socia de Tianqi en Talison Lithium. Lo anterior fue advertido por Bitran en momentos en que se negociaba un nuevo acuerdo entre Corfo y SQM para la explotación del salar. Fue esa inquietud la que le planteó al CEO de Potash, Jochen Tilk, cuando vino hasta Chile a fines del año pasado a destrabar las negociaciones por el salar. Eso sí, el ejecutivo le advirtió al entonces vicepresidente ejecutivo que si se ponían condiciones en el nuevo acuerdo a la venta de las acciones que ellos tienen en SQM, aplicarían cláusulas contenidas en el acuerdo de inversiones del tratado de libre comercio entre Chile y Canadá.
Bitran inistió en el tema y aseguró en la carta que la entrada de la china Tianqi en la propiedad de SQM repercutiría en la industria del litio, ya que las dos empresas controlarían el 70% del mercado mundial. Pero el efecto también se vería en el desarrollo de la electromovilidad, ya que el intento de China de controlar la materia prima, sería una barrera para el desarrollo de autos eléctricos en otros países desarrollados.
Dado lo anterior, y el impacto a nivel global que se pueda tener la concentración que se produzca si Tianqi u otra empresa asociada al gobierno chino entra a la propiedad de SQM, es que Bitran solicitó a la FNE la necesidad que se actúe de manera coordinada con entidades que resguardan la libre competencia de otros países, los que podrían a su juicio entregar más antecedentes en una posible investigación.
"De particular importancia parecieran ser las autoridades de libre competencia de Australia e India en lo que se refiere a la producción de litio y sus derivados; y las autoridades de los Estados Unidos, Alemania, Francia, Reino Unido, Japón y Corea del Sur, entre otros, en lo que se refiere a su impacto en los mercados de 'electromovilidad' del que estos países serán importantes proveedores", dice el documento.
Podría afectar al cobre
Otros de los argumentos que usaron en Corfo fue que incluso el hecho podría afectar a otros productos chilenos como el cobre, ya que el producto también podría tener un impulso con el boom de los autos eléctricos, los que consumen hasta cuatros veces más cobre que uno de combustión interna. Indicó que el dominio de las empresas chinas en el mercado del litio podría, por ejemplo, modificar las ventas y dirigirlas en preferencia al mercado del gigante asiático, entregándoles condiciones especiales de comercialización favorables en términos de volúmenes mínimos y precios.
"Estas distorsiones reducirían artificialmente los volúmenes de oferta en otros mercados y, como consecuencia de ello, aumentarían los precios. Esto no sólo tendría impacto en los productos aguas abajo en la cadena de valor del litio, sino que también en la concentración de demanda en mercados complementarios que se derivan de la 'electromovilidad', dijo.
Agregó que el desarrollo a nivel mundial de la electromovilidad para Chile es importante, por lo que conviene que países de Europa o Estados Unidos y Japón, no tengan un mercado distorsionado que genere dudas en si desarrollar o no autos eléctricos.
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