Credit Suisse reportó este miércoles una pérdida de 983 millones de francos suizos (US$1.050 millones), menor a la prevista, ya que una amortización de 2.300 millones de francos generada por la reforma tributaria de Estados Unidos impidió que el banco registrara sus primeros resultados positivos desde 2015.
Analistas esperaban que el segundo mayor banco de Suiza anunciara pérdidas de 1.100 millones de francos debido a la amortización. Las ganancias antes del pago de impuestos llegaron a 1.793 millones de francos y cumplieron las expectativas de analistas de 1.803 millones de francos.
Los nuevos activos netos de su negocio de gestión de patrimonio aumentaron más de un 25% el año pasado, a 37.200 millones de francos, mientras que los activos administrados en portafolios subieron 13%.
"En el 2018, seguiremos concentrándonos en una ejecución disciplinada y en entregar valor a nuestros clientes y accionistas para el año final de nuestro plan de reestructuración", dijo el presidente ejecutivo Tidjane Thiam.
El ejecutivo, que asumió el mando del prestamista hace tres años, se ha enfocado en reducir el negocio de banca de inversión de Credit Suisse para centrarse en negocios bancarias que requieran menor inversión de capital.
Pero la crisis que sufrió la semana pasada una de las herramientas financieras del banco propensas a la volatilidad y dos recientes demandas en Estados Unidos por actividades que se remontan a antes de que Thiam asumieran la jefatura han llevado a cuestionar la estrategia del prestamista por su capacidad de eludir el riesgo.
Las complicaciones, sumadas a la presión de inversores activistas, pusieron al banco en el centro de la atención luego de ofrecer por años una imagen de estabilidad como el prestamista senior de los más acaudalados del mundo.
Credit Suisse ha reconocido que la reciente volatilidad del mercado - que estuvo detrás del colapso de sus notas que cotizan en bolsa para apostar contra oscilaciones de precios de acciones - resultó ser una espada de doble filo.