En los cuatro años de la actual administración, la directora de Fonasa, Jeanette Vega, expresó recurrentemente una visión crítica -no pocas veces con polémicas declaraciones- respecto del funcionamiento del sistema de salud.
Hoy, cerca del cambio de gobierno, Vega refuerza su visión de la necesidad de mayor solidaridad en los aportes al sistema y si bien da cuenta de avances en la gestión financiera en Fonasa, también reafirma su perspectiva de las carencias de recursos. "Chile debe elevar su gasto fiscal en salud al nivel de países OCDE, incrementar el financiamiento de aquello que sabemos que esta sub-financiado, tanto en lo que compramos para sector público como privado. En otras palabras, seguir aumentando el peso de salud en el presupuesto", sostiene
Vega enfocó su gestión en dar al Fondo una gestión de aseguradora y corregir el carácter debilitado de sus funciones básicas de compra, monitoreo de la gestión financiera y deficientes sistemas informáticos. Hoy saca cuentas alegres en ahorro de costos y disminución de la deuda hospitalaria, tras implementar el modelo de Grupos Relacionados por Diagnóstico (GRD) o pago por resolución de la enfermedad. Y, uno de sus mayores orgullos, dice, acercar Fonasa a sus usuarios, a través de un rediseño de la web que hace posible 32 trámites en linea. El desafío de la próxima administración, sostiene, será ampliarlo. "El tema de salud es un tema transversal independiente del gobierno que se haga cargo. Es un tema de resolución de largo plazo que como sociedad debemos resolver. Es una política social, cuyo resultado muestra cómo nos comportamos como sociedad completa".
¿Cuánto del PIB se necesita?
Estamos alrededor del 4% del PIB como gasto público en salud y en la OCDE es entre 6% y 8%. Si quieres tener una salud de país desarrollado, tienes que tener esa inversión. Pero no solo eso, sino que estos se deben distribuir mejor. En segundo lugar está el financiamiento a la atención primaria, que hoy está en 25%, mientras que en países OCDE es de alrededor del 35% y lo ideal es llegar a niveles cercanos al 50%, porque es ahí donde se resuelven las cosas y si eso ocurre no llegan a los hospitales.
¿Cuáles fueron los principales avances de su gestión?
Regularizamos las prestaciones más críticas que no estaban en incorporadas en los aranceles o no tenían el costeo correspondiente. Hicimos tres versiones de este catálogo y trabajamos con decenas de sociedades científicas de manera permanente. Entre 2015 y2018, Fonasa incorporó 48 nuevas prestaciones al arancel Modalidad Libre Elección (MLE) con un impacto financiero de $ 1.173 millones; y actualizamos y modernizamos 424. Además, dejamos establecido los criterios de priorización para ir agregando prestaciones a través del tiempo. Sumado a todo esto, incorporamos estudios de mercado para establecer si, efectivamente, estábamos en el rango promedio del mercado privado. Así, la versión 3.0 del catálogo tiene 4.581 prestaciones, de las cuales se han costeado 2.691 (1.474 aranceladas y 1.217 No aranceladas). Asimismo, en el catálogo se identifican 1.719 prestaciones nuevas. Esa es la brecha que hay que cerrar. Cada una de las prestaciones recibe un subsidio por parte de Fonasa, el cual es necesario financiar.
¿Qué impacto tuvo la incorporación del modelo GRD?
Cambiamos la manera de transferir, desde un presupuesto histórico, a uno por resolución de problemas. Hoy tenemos más de 40 proveedores privados con GRD y en 25 hospitales de la red pública Esto significó para nosotros un 17% de ahorro si uno compara el costo de comprar por día cama, al de comprar por GRD y, además, se hace más eficiente la atención de salud. Pero lo más importante es que se produjo un cambio en la industria privada, ya que comenzaron a introducir su costeo por GRD y no solo con Fonasa, sino también con algunas Isapres. Lo que queda pendiente para la próxima administración es escalar esto a todos los hospitales de la red pública y con ello se va a requerir la función de auditoría, que tendrá que estar más fortalecida.
¿Hubo ahorro en hospitales públicos?
Nuestras estimaciones dicen que si uno cambiara el mecanismo como se paga, al mecanismo de resolución de problemas, tendríamos una disminución de la deuda hospitalaria de unos $ 200 mil millones, es decir, alrededor de 70%, si todos operaran bajo el mismo sistema. Ahora, no es un mecanismo mágico. Hay que avanzar en esto, pero al mismo tiempo hay que internalizar que la demanda va a aumentar y que por lo tanto hay que inyectar más recursos al sector. Sabemos que en las hospitalizaciones pagamos alrededor del 70% del costo real y por tanto nosotros también, por falta de financiamiento, generamos un 30% de la deuda.
¿Quedaron al debe en reforma a la salud?
Se ha dicho mucho que este gobierno no hizo la reforma a las isapres, pero hay que preguntarse por qué. Aquí habían diferencias de fondo que tienen que ver con preexistencias, con hacerse cargo de los ciudadanos de por vida y con los mecanismos de solidaridad. Temas que son distintos de acabar con la judicialización. Una reforma debe ser general, no basta con resolverle el problema a las Isapres. Hay que resolver el problema a los ciudadanos, y eso pasa por modificar la manera en que protegemos financieramente a los ciudadanos de Fonasa y de las Isapres. Si tienes una visión de seguro de salud y el objetivo es maximizar la salud y no la ganancia financiera, tienen que asegurar los mecanismos para que cuando las personas no tenga ingresos, sean cubierta y ese mecanismo es la solidaridad entre todos.