A seis años y ocho meses del estallido del caso La Polar, Pablo Alcalde Saavedra (65 años), quien fue gerente general y presidente de la cadena de retail, imputado como el principal responsable del escándalo financiero que afectó a miles de clientes y accionistas, hoy vive su período de mayor calma en todo este tiempo. Ya no siente la enorme presión pública de los primeros años, ni esa especie de sanción social o de juzgamiento público que le impedía salir a la calle y frecuentar lugares públicos.
La "paz" de Alcalde en buena medida viene dada por una serie de triunfos en primera instancia de distintos juicios civiles de indemnización de perjuicios, con sentencias que le han sido favorables.
El más reciente fallo data de mediados de diciembre, cuando el 21 Juzgado Civil de Santiago rechazó la demanda presentada por la administradora de fondos de inversión Moneda en contra de los ex ejecutivos de la multitienda y su ex auditora PwC. Moneda exigía una compensación de unos US$ 48 millones por el supuesto daño que sufrieron sus fondos administrados al detectarse las operaciones irregulares en La Polar.
En junio del año pasado, el 13 Juzgado Civil de Santiago también rechazó la demanda de AFP Capital en contra de los ex ejecutivos de La Polar y PwC. Cuatro meses antes, el ex presidente de La Polar ganó un round en tribunales a Leonidas Vial, Penta y Consorcio, quienes pidieron una indemnización por más de $ 39.000 millones que sufrieron en pérdidas tras conocerse las malas prácticas al interior de La Polar.
Y en abril de 2017, Alcalde obtuvo un triunfo sobre el regulador del mercado de valores. Entonces, la Corte de Apelaciones de Santiago acogió un recurso de reclamación y anuló la multa de 25 mil UF (unos $ 670 millones) que le aplicó la Superintendencia de Valores y Seguros al ex timonel del retailer.
En el entorno de Pablo Alcalde prefieren mantener la prudencia y precisan que se trata de procesos que siguen abiertos. "Son causas que se mantienen en curso, en distintas etapas de apelación, de corte o en primera instancia, ninguna está ejecutoriada", explica un cercano a Alcalde.
La única arista que está cerrada es la penal. El frente civil sigue activo, con cerca de 10 causas de diverso tipo, la mayoría de indemnización de perjuicios. En el círculo de Alcalde estiman que el tema judicial seguirá presente por un buen tiempo más: "Al menos serán un par de años", dicen.
Pero pese al camino que le resta, hoy Alcalde está tranquilo e incluso con un grado de optimismo, mencionan cercanos, aunque aclaran que "en ningún caso está eufórico. Él está consciente de que nunca podrá dar vuelta por completo la página de este escándalo".
Cambio de rutina
En la actual etapa del proceso y dado que lo legal le demanda menos urgencia, Alcalde ha rearmado su vida y hecho cambios a su rutina de los últimos años. Así, modificó la frecuencia con que se reúne con su equipo de abogados, defensa que lideran Jorge Bofill, Sebastián Yanine y Daniel Praetorius, de Bofill Escobar Abogados. Cercanos al empresario señalan que ya no se traslada una vez por semana hasta la oficina de sus abogados, como solía hacerlo hasta el año pasado. Actualmente, Alcalde no tiene definida una rutina de trabajo con su equipo legal y se juntan cuando es estrictamente necesario. Otras veces se comunican vía telefónica, a través de e-mail o de WhatsApp.
"Las urgencias cambiaron, pasaron los años más álgidos", asevera una fuente conocedora de la nueva fase.
La tranquilidad de su nueva vida le permitió hace un tiempo poder retomar su faceta deportiva: salir a trotar, jugar futbolito, tenis y golf en el Club de Polo. También reanudó su vida social más expuesta. Durante el último año se le vio en el estadio Santa Laura para presenciar partidos de la Unión Española, el equipo del que es hincha.
De misa dominical, Alcalde sigue viviendo en La Dehesa, comuna de Lo Barnechea, donde suele recibir a sus amigos de toda la vida. Su círculo más cercano y estrecho lo sigue integrando su eterno grupo de amigos, la mayoría del colegio Verbo Divino: Domingo Amunátegui, Pedro Arriagada, Ignacio Guerrero, José Miguel Jiménez, Felipe Soza, Alejandro Palacios y Fernando Silva. Con ellos también se junta al menos una vez al mes a comer en algún restaurante capitalino. El Mestizo, La Mar, Osadía, Happening, Europeo y Miraolas son algunos de los lugares en los que se ha dado cita el grupo de amigos para departir.
Con ellos mantiene el grupo de WhatsApp autodenominado "Los idiotas", que surgió a raíz de la frase del ministro Nicolás Eyzaguirre, ex estudiante del Verbo Divino, quien en enero de 2014, en una entrevista dijo que "muchos alumnos de mi clase eran completamente idiotas".
Cuando estalló el caso La Polar, "Los idiotas" le dieron un apoyo irrestricto a Alcalde y entregaron en privado muestras de respaldo. De su época de estudiante, a Alcalde se le recuerda como "un tipo que tenía un tremendo liderazgo y popularidad. Generaba mucha simpatía", rememora un ex compañero de curso.
Los fines de semana, Alcalde y su familia se trasladan a su casa en Zapallar o al campo que tiene en Chiñihue, en la provincia de Melipilla.
En este tiempo, también ha buscado reactivar su veta empresarial. Cercanos al ex presidente de La Polar confidencian que con algunos de sus hijos está intentando armar un emprendimiento vinculado a la innovación, sector que dos de sus hijos, Pablo y Andrés, conocen de cerca, pues trabajan en empresas relacionadas a esas áreas.
"Hasta el momento no había querido hacer ruido a nivel empresarial, más bien quería mantenerse alejado y apartado de los negocios y las inversiones. Pero ahora se ha abierto a explorar algunos proyectos", revela un cercano.
Como ya no tiene restricciones para salir fuera de Chile, pues la causa penal está cerrada, en el último año en un par de ocasiones Alcalde se embarcó con destino a Europa. "No ha dado vuelta la página, pero lentamente ha ido retomando su vida, tratando de volver a la normalidad, entendiendo que siempre estará marcado por el escándalo en que estuvo involucrado. Es algo que siempre lo va a seguir", asevera un conocedor.