Con sabores directamente desde el Oasis de Pica, en la región de Tarapacá, Luis Soto creó Piqueña, una marca de sidras y cervezas artesanales que busca rescatar sabores típicos de la zona a través de productos orgánicos.
Los orígenes de esta empresa se remontan al anhelo de Luis junto a Nancy, su esposa, de crear un emprendimiento de vino con sabores típicos de la región. El interés por trabajar con frutas tropicales como el mango, la guayaba y el maracuyá, se había concretado antes con el primer emprendimiento del matrimonio, el que consistía en mermeladas artesanales que llamaron "Tentaciones de Pica".
Según cuentan los creadores del proyecto, su primera incursión en producir mermeladas significó una total reinvención para esta pareja, luego de que Luis –quien trabajó durante toda su vida en el mundo de la minería- quedara sin trabajo tras la crisis del cobre del año 2008. De esta forma fueron varios años intentando conseguir desarrollar una fuente laboral como independientes. Finalmente, el año 2015 fue cuando sortearon las barreras legales y económicas para instalar su propio negocio.
Como la creación de bebidas alcohólicas requería otros conocimientos de los procesos y productos, la ayuda de una enóloga de la universidad Aturo Prat fue clave para llegar al resultado final que ofrece Piqueña en la actualidad. Así, tras una formación en el manejo del PH y la temperatura de los ingredientes, el proyecto fue orientado a la creación de bebidas completamente naturales con productos orgánicos y un cuidado desde la siembra de la fruta hasta el embotellamiento final.
A través de la comercialización por su página web, una tienda en la comuna de Pica y otros puntos de distribución en supermercados, hoy Piqueña cuenta con espumantes y cervezas artesanales tipo lager y ámbar. Pero son las sidras el producto estrella, las que son producidas en sabores de mango, guayaba y maracuyá.
Luis destaca que todos los desechos de la fruta que ocupa para cada uno de sus productos son reutilizados como abono para la tierra donde tiene sus árboles frutales, por lo que reduce en un 80% los volúmenes de basura. Además, los envases de los productos son de vidrio (reutilizables) y las cajas que ocupan para las ventas en cantidades mayores son de cartón reciclado. Por último, respecto al gasto energético, hoy la empresa ocupa 18 paneles solares que reducen en un 40% el consumo de luz que utilizan sus congeladores y maquinaria eléctrica.
El éxito de la empresa derivó en que hoy los creadores de Piqueña sean parte de rutas del Servicio Nacional de Turismo para apoyar el turismo en la región, recibiendo cada cierto tiempo visitantes que quieren saber un poco de la historia de sus productos, compartiendo su experiencia con la tierra, la naturaleza y el complejo proceso que conlleva una microempresa de estas características.