Cuando Rodrigo Vergara dejó la presidencia del Banco Central -en diciembre de 2016-, en sólo días ya estaba instalado en una sala de reuniones del Centro de Estudios Públicos (CEP). No tenía oficina habilitada en la casona de Monseñor Sótero Sanz, porque nadie esperaba que su aterrizaje fuera tan rápido, que no se tomara un tiempo para descansar.
Ahora sucedió lo mismo. Tras la segunda vuelta presidencial, volvió inmediatamente a su rutina habitual con su labor como investigador senior del CEP, metido de lleno en lo que más le gusta: las políticas públicas, "ese involucramiento lo voy a tener siempre", comenta. También está analizando algunas propuestas de prestigiosas universidades extranjeras que lo han invitado a participar en actividades académicas y la próxima semana participará en la reunión del World Economic Forum Latam, que se realizará en Sao Paulo.
Atrás quedó la campaña presidencial de Sebastián Piñera (la tercera en que lo acompañó), donde Vergara participó activamente como coordinador económico. Hoy habla sumergido en otro papel, desde su rol de economista, fuera de la arena política, porque -de paso- descarta un aterrizaje en una institución de gobierno o empresa pública, como se ha rumoreado en las últimas semanas.
Conversamos sobre la instalación del nuevo gobierno, sobre las buenas cifras que auguran un año de crecimiento, pero también sobre los peligros de la autocomplacencia. "Al crecimiento hay que darle sustento con reformas y alcanzando acuerdos (...), no basta el viento a favor", sentencia.
Los primeros 100 días
En una semana se instalará el nuevo gobierno, ¿cómo serán los primeros 100 días?
Serán días muy intensos, porque hay una agenda muy importante de proyectos y objetivos muy relevantes para el país. El principal, obviamente, es retomar tasas de crecimiento más alto y en forma persistente. Y ahí yo quiero ser bien claro en lo siguiente: estamos teniendo un repunte económico que es claro, y que dice relación con un mejoramiento del escenario externo, no cabe ninguna duda respecto de eso, y también por un aumento de los niveles de confianza que yo creo que está relacionado con el ciclo político. Pero el gran desafío, en mi opinión, es hacer que este repunte sea más significativo y, lo más importante, que se prolongue en el tiempo, que sea algo sostenible. Aquí no se trata de que haya un repunte por uno o dos años y después volvamos a crecer a tasas del 2%. Además, uno de los ejes de la campaña del Presidente Piñera fue el crecimiento, pero siempre pensado en crecimiento de largo plazo, sostenible.
¿Cómo se consigue?
Hay una serie de desafíos claves. El primero de ellos es recuperar la inversión. Lo que se planteó en términos de destrabar proyectos me parece extraordinariamente importante. Asimismo, si queremos un crecimiento de largo plazo, obviamente es necesario incrementar la productividad y ahí hay planes interesantes en diversas áreas de gobierno. Está la oficina de competitividad, de simplificación regulatoria, iniciativas que es clave hacerlas lo antes posible. Para mí, la reforma del Estado es clave.
¿Cuál es el desafío en lo fiscal?
Hay un desafío importante que es parar el deterioro de las cuentas fiscales. Cuando la Ocde dice que la situación actual no es dramática, yo creo que es cierto, pero lo que es complejo -y también lo dice la propia Ocde- es que se ha ido deteriorando en el tiempo. Lo que no puede pasar es que siga este nivel de deterioro, porque si sigue, en cuatro a cinco años más sí será apremiante y preocupante. Cuando uno tiene una deuda pública bruta del 25% del PIB, no está en una situación calamitosa, pero lo principal es que hay que parar ese deterioro y eso no va a ser fácil. De hecho, es probable que el gobierno tenga que hacer un paquete de ajuste fiscal dentro de las medidas iniciales y un ajuste fiscal siempre es doloroso.
"Hay un riesgo de inacción"
La meta de llevar el crecimiento potencial a 3,5% y el efectivo a 4%, ¿es aterrizada?
Es una meta aterrizada y factible. Lo que se buscó en la campaña fue ponerse metas ambiciosas, pero logrables. Para mí, lo clave no es tanto un repunte del crecimiento el primer año, eso en cierta forma ya está garantizado, estamos teniendo viento a favor con el actual escenario externo y el precio del cobre. Además, el ciclo político ha significado un mejoramiento en el ambiente de la confianza tanto de consumidores como empresarial y todo eso genera un impulso. A eso hay que agregar una muy baja base de comparación. Entonces, el gran desafío es tomar hoy las medidas, lo antes posible, para que eso pueda prolongarse en el tiempo, porque después los tiempos políticos empiezan a apremiar y las prioridades pasan a ser otras.
¿Entonces el gobierno deberá actuar de inmediato con un paquete de medidas?…
Absolutamente. Y este gobierno se ha preparado para eso, para llegar con mucha fuerza, con mucha dinámica, a producir este efecto que impacte en el tiempo, que provoque los cambios más estructurales.
Cuando usted fue presidente del BC se acuñó el término de "shock autónomo", ¿qué porcentaje del crecimiento del nuevo gobierno vendrá por este shock autónomo y cuánto por el factor externo?
Es muy difícil determinarlo. El escenario externo por supuesto que importa, y siempre ha importado, y efectivamente parte de la desaceleración que vimos en los años previos fue por el escenario externo, no me cabe ninguna duda. Hubo un shock muy negativo de inversión minera entre el año 2014 y 2015, pero después las condiciones externas empezaron a mejorar y la economía no repuntó. Ahí hubo también una especie de desfase que hace presumir que había condiciones internas que afectaban.
¿Gran parte de la recuperación hoy es por factores externos?
Obviamente que parte de la recuperación que estamos teniendo ahora viene de afuera y no reconocerlo no sería honesto. Por eso decía que era muy importante entrar con mucho ímpetu y dinamismo, porque a lo mejor uno puede tener uno o dos años de mejoría en el crecimiento, pero si no va con reformas pro crecimiento eso no va a ser duradero.
¿Cuáles son los riesgos que pueden surgir?
Hay riesgos internos y externos. En los externos, se deben destacar los provenientes de China, que a pesar de que en el último tiempo su economía ha estado muy sólida, su sector corporativo sigue estando tremendamente endeudado y en algún momento se podría requerir un ajuste. Se ve lejano, pero es algo de lo cual tenemos que estar conscientes, porque es nuestro principal socio comercial y el principal consumidor de cobre en el mundo. Hoy, lo que pase en China es, para nosotros, más importante a lo que pase en otras partes del mundo.
El segundo riesgo tiene que ver con la normalización de la política monetaria en Estados Unidos. Vimos el primer testimonio de Jerome Powell (nuevo presidente de la Fed) y hay un riesgo de que las tasas de interés suban más rápido de lo que estaba pensado. De hecho, las tasas de largo plazo en Estados Unidos están cerca de 3% y eso puede tener un impacto sobre la economía local en términos de flujos de capitales, de inversión, etc.
El otro riesgo que sigue presente son las amenazas de EE.UU. respecto de sanciones comerciales a diversos países, incluida China, esto es el riesgo proteccionista asociado al Presidente Trump.
¿Cuáles son los riesgos internos?
En lo interno puede haber un cierto riesgo de complacencia, en el sentido de que la economía está repuntando por un escenario externo favorable y un cambio en la visión política. Puede existir la tentación o la ilusión de que este es un repunte más permanente y que no es necesario fundar el crecimiento de largo plazo en nuevas reformas y acciones. Hay un riesgo de inacción si empieza a surgir esta idea de que el crecimiento está garantizado y va solo.
¿En el futuro gobierno ve más autocomplacientes que autoflagelantes?
No sé quiénes son autocomplacientes o autoflagelantes, pero creo que hay bastante convicción de que es necesario darle sustento a este crecimiento a mediano plazo.
El hecho de que las expectativas estén tan altas, ¿puede jugar en contra, que se genere una ansiedad que traiga frustración y descontento si no se ven pronto cambios?
El otro riesgo interno es que a pesar de que se trató de moderar las expectativas y que el programa tiene cifras de crecimiento que son logrables, hay que satisfacer esas expectativas y todos sabemos que al final los éxitos y los fracasos no se miden por los resultados efectivos, sino por la diferencia entre las expectativas y la realidad. Yo puedo tener un resultado que puede parecer muy bueno, pero que si es inferior a las expectativas no será un éxito y algo de eso pasó en el primer gobierno del Presidente Piñera. Los números fueron muy buenos, pero las expectativas eran tan altas que no se satisficieron.
¿Cómo pasar las reformas a las que hace alusión si el gobierno será minoría en ambas cámaras?
El desafío es lograr acuerdos ojalá lo más amplios posibles. Si se quiere mover la agenda se tendrá que llegar a acuerdos con la oposición. Yo creo que hay que evitar todo tipo de arrogancias y estoy seguro de que la experiencia previa va a ayudar.
¿Ve al Presidente Piñera en una actitud distinta a la del primer gobierno?
Es evidente, sin ir más lejos, por ejemplo, sus apariciones han sido bastante acotadas.
¿Cómo ve al equipo económico del nuevo gobierno?
Es un excelente equipo económico. Los conozco a todos y me consta su gran capacidad. A Felipe lo conozco hace más de 30 años. Somos amigos y hemos escrito libros y artículos sobre distintas materias en conjunto. Fue un excelente ministro de Hacienda y no cabe duda de que lo será nuevamente.
Estrés de las finanzas públicas
Hace unos meses señaló que las finanzas públicas estaban estresadas al máximo por el déficit fiscal y la deuda pública… ¿Se logrará desestresarlas en el corto plazo?
Yo creo que sí se puede. Si se logra crecer como está planteado, habrá un incremento en los ingresos tributarios y, por otra parte, si se hace un ajuste de gasto moderado, se puede llegar a estabilizar la deuda pública y a lo mejor tener una reducción.
Felipe Larraín dijo que en marzo tendrá el marco de una reforma tributaria, que implica una baja de tasa impositiva, ¿cómo se compensa eso?
El programa de gobierno tiene gastos de US$ 15 mil millones y parte de esos gastos son por la menor recaudación producto de la reforma tributaria. Esta compensación tiene que venir acompañada de reducción del gasto y a lo mejor algún otro cambio tributario para compensar.
¿En cuánto es posible reducir el déficit estructural?
Creo que es razonable y realista llevarlo a un rango en torno al 1% al final del gobierno, porque tampoco se trata de prometer algo imposible.
¿Es urgente un rediseño de la regla de política fiscal y de las metas que se comprometen?
Además de volver a una senda sostenible en el tiempo, lo más importante en materia fiscal es mejorar la institucionalidad fiscal y eso significa darle otro rango al consejo fiscal asesor. Creo que lo óptimo sería tener un consejo creado por ley, independiente, que haga una evaluación de la política fiscal y que fuera al menos una vez al año al Congreso a comentarla. Esto no significa dejar en manos de este consejo la política fiscal, eso sería absurdo. Se trataría de una instancia técnica, que permitiría darle mayor transparencia a lo fiscal.
Legado de Bachelet
Esta semana, el secretario general de la Ocde, Ángel Gurría, defendió el aumento del gasto fiscal, el incremento de la deuda pública. ¿Hubo un respaldo al gobierno de Bachelet?
También felicitó el manejo de la política monetaria durante los últimos años y, evidentemente, en esa parte le encuentro toda la razón (bromea). Tengo dudas respecto de la visión de la Ocde respecto de las reformas de Bachelet.
Nicolás Eyzaguirre dijo que si este gobierno se hubiese prolongado un año más se habría desmentido la idea de que la desaceleración se debía a las reformas…
Le tengo mucho aprecio a Nicolás, trabajamos juntos en el BC hace muchos años, pero yo creo que en este punto se equivoca. Y se equivoca porque no estamos hablando de un año, estamos hablando de una cosa más permanente. Durante un tiempo el factor externo pegó fuerte, pero después la economía mundial se empezó a recuperar, otros países comenzaron a crecer más y Chile se quedó atrás, es ahí donde el factor interno toma más relevancia.
¿Quedó Chile más cerca de los países desarrollados?
No nos acercamos en materia de PIB per cápita a los países desarrollados y tampoco en materias sociales, porque es muy difícil elevar el bienestar de la población si no se aumenta el producto per cápita. Uno puede discutir cuánto fue el efecto de las reformas, pero decir que no produjeron ningún impacto en crecimiento es estar fuera de la realidad.
¿Está fuera de la realidad Eyzaguirre?
Simplemente no está reconociendo un hecho que es evidente.
¿Cuál será el legado de Bachelet?
Yo creo que todos los gobiernos tienen luces y sombras. Y obviamente que hay cosas positivas. La Presidenta Bachelet instaló ciertos temas que son relevantes, por ejemplo, le dio fuerza al tema educación, pero de ahí a que lo haya hecho bien es otra cosa. También le dio fuerza al tema previsional, a mí no me gusta la reforma que ella propuso, prefiero la que está en el programa de Piñera, pero obviamente es un tema relevante. En el tema eléctrico hubo muchos avances. El problema está en que cuando uno ve con los fríos números el periodo no es bueno. Chile siempre creció más que el mundo, teníamos más dinamismo, nos acercábamos a países más desarrollados, pero en este periodo eso se quebró y eso no es menor, eso pesa.
¿Cuál espera que sea el legado de Piñera?
En grandes titulares, Piñera tiene dos desafíos clave. El fundamental es hacer un buen gobierno y retomar el dinamismo económico. Lo otro es lograr que la coalición siga y para eso es necesario un trabajo político que tendrá que ser distinto y superior al que se hizo la vez pasada. El dinamismo económico es condición necesaria, pero no suficiente, para proyectar la coalición.N
"No me voy a ninguna institución de gobierno ni empresa pública"
Estuvo en la campaña presidencial de Sebastián Piñera, en la presidencia del Banco Central, en el CEP, ¿cuál de estos mundos es el que más le acomoda?
A mí me acomodan todos esos mundos. Trabajar en el BC, dirigirlo, fue un trabajo que me encantó, fue una etapa fantástica en mi vida. Ahora vuelvo a una etapa más de investigación, junto a una actividad privada e internacional. Estuve siete años en el BC, en el servicio público, y me parece razonable salir ahora de eso y también de la cosa más política. Trabajar en la campaña fue estimulante, pero esa etapa ya se acabó y ahora vuelvo a lo mío.
Tengo distintas actividades en el sector privado de consultorías, de directorios y pretendo mantenerlas. También asumí una serie de actividades en el exterior y, de hecho, en las últimas semanas he tenido algunas ofertas y tengo que ver si prosperan.
¿Lo llamaron de algún organismo multilateral?
He tenido conversaciones con una prestigiosa universidad en Estados Unidos para ser profesor visitante, pero están todavía en etapa preliminar.
¿Tiene descartado asumir un cargo público?, su nombre ha sonado para la presidencia de Codelco…
Quiero descartar algunas cosas que han salido en la prensa en el sentido de que yo participaría en alguna empresa o institución pública. No es así. Voy a seguir en el CEP. Eso no significa que no pueda colaborar de otra forma, pero no en una institución pública ni en una empresa pública.
¿Eso significa que si el presidente le ofrece liderar una comisión, por ejemplo de pensiones, fiscal, etc., estará disponible?
Eso es distinto. Tendría que ser una cosa por un tiempo específico, que yo sienta que puedo aportar, ad honorem, no un involucramiento permanente.
¿Se ha dicho que el Presidente Piñera lo llamó para ofrecerle un ministerio distinto al de Hacienda? ¿Qué le ofreció?
Me llamó el Presidente Piñera, tuvimos una excelente conversación, fue muy deferente y afectuoso, y entendió perfectamente las razones por las que yo no iba a participar en esta etapa en el gobierno. Obviamente, no voy a entrar en detalles de conversaciones privadas con el Presidente.
¿Se sintió cómodo en el tema político?
Sí, esta no fue mi primera campaña, fue la cuarta campaña presidencial, tres con el Presidente Piñera y una con Lavín; han sido grandes experiencias.
¿Eso significa que no están cerradas las puertas a participar en un futuro gobierno de la coalición si hay continuidad?
Quién sabe lo que va a pasar en el futuro.
¿No siente que tiene una tarea pendiente y que es ser ministro de Hacienda?
No, yo creo que haber sido presidente del Banco Central es un puesto extraordinariamente relevante en el país como para sentir carencias de otra naturaleza. Estoy supercontento con lo que he hecho en materia pública, he trabajado más de la mitad de mi vida profesional en el sector público y ligado a las políticas públicas y ese involucramiento lo voy a mantener para siempre.