Cuatro años atrás, los anticuarios mexicanos Leticia Fernández y Carlos Noyola contactaron a un abogado que decía guardar objetos desconocidos de Frida Kahlo: una caja de madera, tres baúles y un maletín con dibujos, textos, ropa y otras piezas inéditas. Esa es la historia que ellos relatan en Finding Frida Kahlo, un libro que se publica en EEUU en noviembre y que mostrará por primera vez esos 1.200 objetos.

Pero no todos les creen. A principios de mes, una carta firmada por el nieto de Diego Rivera, Pedro Diego Alvarado; la ex directora del Museo de Arte Moderno de México, Teresa del Conde, y el biógrafo de Kahlo, Hayden Herrera, entre otros, declaraba que "todos los trabajos y documentos (en la colección) son falsos". Salomon Grimberg, coautor del catálogo razonado de las obras de Kahlo, sentenció: "He estado por más de 40 años viendo los trabajos de Frida y puedo decir que esto es grotesco y vulgar".

Los anticuarios no han querido identificar al abogado que era propietario de esas piezas, ni tampoco cuánto dinero recibió a cambio de ellas. Pero aseguran que los objetos fueron reconocidos por la nieta de Rivera, Ruth Alvarado Rivera (hoy fallecida), y antiguos alumnos de Kahlo. "Ninguno de los especialistas que firmaron la carta se ha contactado con nosotros ni ha visto el material personalmente", dijo Noyola. Según su historia, el abogado adquirió el material en 1979 de un carpintero que enmarcaba las pinturas de Kahlo y que, en 1954, habría recibido de ella una caja que decía: "Archivo personal para mi vida privada".