Durante años, Raúl y Gabriel Peralta intentaron derrotar el sino que persigue a todo gemelo: evitar que los vistieran iguales. "Siempre vas a querer diferenciarte", complementa Raúl.

Pero esa mañana del 24 de diciembre de 2006 -hace exactos 10 años y mientras probaban suerte en las esquinas Nueva York como un naciente grupo de baile urbano-, el dúo tuvo un flashazo revelador y comprobó que el efecto espejo impuesto por la genética era la ruta más acertada. Ese día, los hermanos se bautizaron como Power Peralta y por primera vez usaron la misma ropa, estableciendo la huella con que perpetuarían su marca y su estilo.

"Nos fuimos a vestir a un baño de una tienda de computadores en Manhattan, con la misma vestimenta. Era primera vez que lo hacíamos. Y cuando saltamos a las calles, aparte de la mucha gente que se reunió, sentimos que había una conexión inmediata, que algo nuevo había nacido, que éramos dos cuerpos y dos corazones unidos en el mismo objetivo. Fue un punto de inflexión absoluto", relata  Raúl.

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En la primera de esas presentaciones en pleno invierno de la Gran Manzana, y como muchas que vinieron después, la pareja ganó un total de 50 dólares. Pero, en rigor, la recompensa fue algo mucho más que eso: "Tuvimos claro que esa era la carrera que queríamos seguir y que no tenía nada que ver con lo que estábamos estudiando".

En efecto, mientras uno estudiaba publicidad, el otro cursaba diseño industrial. Tenían 24 años. Con el dinero ahorrado de su labor como bailarines en Santiago (por ejemplo, Raúl participaba en Rojo, aunque sin su otra mitad), habían partido a Estados Unidos para conocer la cuna del hip hop, el break dance y casi todas las variantes de los bailes citadinos. Al llegar, vivieron en el sótano de una familia salvadoreña y estuvieron un total de tres meses.

Al volver, no eran los mismos. No sólo porque habían descubierto que la fórmula de vestirse iguales y bailar sincronizados era la bisagra al futuro; al retornar, llegaron las invitaciones a distintos programas de TV e instancias más mediáticas, y comenzó un trayecto hoy materializado en cuatro escuelas de su disciplina en Santiago y en capítulos estelares, como su participación en el espectáculo Michael Jackson: One, del Cirque du Soleil en Las Vegas.

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"Acá en Chile costó que nos abrieran puertas, porque encontraban muy raro lo que hacíamos, muy poco local, por lo que fue difícil, pero al final no tuvimos problemas", sigue Peralta.

Tras ese desafío, los Power Peralta hoy son una marca consolidada y con identidad propia y, casi como consecuencia de eso mismo, en las próximas semanas se embarcarán en dos de los proyectos más atractivos de su carrera: encabezarán el programa Fuego, de CHV, donde a partir de marzo buscarán al mejor bailarín de Chile; y participarán como jurados del próximo Festival de Viña del Mar.

"Es un honor estar en un evento como ése. Nosotros hemos desarrollado un buen criterio de evaluación por todo lo que nos ha tocado vivir, por todos los espectáculos que hemos visto en los últimos años, por lo que tenemos mucha seguridad de que vamos a ser un aporte para la competencia", apuesta el profesional en torno a su aterrizaje en la Quinta Vergara.

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Pero no será la primera vez: los gemelos ya participaron en la obertura del Festival de Viña de este año, en un cuadro coreográfico lleno de vértigo y detalles. Por lo mismo, esperan para 2017 volver a subirse al escenario para desplegar sus habilidades ya conocidas. "Ojalá nos regalen cinco minutos, porque la entretención es lo que amamos. Puede ser, por ejemplo, abriendo la noche de cierre, que es como una fiesta. El escenario es nuestra casa, así que estaremos en el momento que nos entreguen", promete el bailarín.

En cuanto a su programa en la estación del Grupo Turner, la idea central es buscar y orientar a 25 participantes que intentarán convertirse en los mejores bailarines del país, abarcando géneros tan disímiles como el hip hop, la salsa y el ballet clásico. El proceso se dividirá en seguimientos a  los involucrados, en un formato cercano al docurreality, y presentaciones en vivo, donde los Peralta serán los encargados de supervisar a un equipo de distintos coaches que entrenará a los concursantes. Todo el formato será conducido por Carolina de Moras.

"Queremos que todo el programa se convierta en un gran espectáculo. Es una manera de entregar todo lo que hemos aprendido", comenta Raúl Peralta.

En lo inmediato, el conjunto ya planea su primer show de larga duración en un teatro capitalino, con posibilidad de estreno para las próximas vacaciones de invierno. Será la manera de coronar un ciclo iniciado justo hace una década, con esos 50 dólares ganados en la calle y que presagiaron una carrera que hoy disfruta la consagración.

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