Albert Speer, quien nació el 19 de marzo de 1905, fue unas de las piezas claves en el funcionamiento del régimen nazi, jugando varios roles importantes en los tiempos en que las huestes de Adolf Hitler dominaban la Alemania de los años 30.
Señalado como una persona culta, ejecutiva y reflexiva, avanzó rápido en el andamiaje del partido nacional socialista. Fue así como Speer no tardó en llegar a formar parte del mismo círculo más cercano del dictador alemán.
Aprovechando su título de arquitecto, Speer fue designado como el encargado de diseñar las obras públicas que marcarían la línea de la nueva Alemania con la que soñaba Hitler.
Antes de que las FFAA germanas iniciaran la invasión a Polonia, y con ello la Segunda Guerra Mundial, Speer se concentró en sus tareas de llevar adelante los "monumentos del Tercer Reich".
Sus obras
Fue así como construyó el Campo de Zeppelin, con la llamada Catedral de Luz, el lugar donde el partido realizaba sus faraónicos actos, en Nuremberg. Con un mero sentido estético, solicitó que dichos actos se realizaran de noche.
Campo Zeppelin, en Nuremberg.
Catedral de Luz, en el Campo Zeppelin.
Pero alcanzó su máximo triunfo cuando Hilter le solicitó levantar la nueva cancillería, edificio que sería la sede del gobierno nazi, y que, por ende, debía reflejar toda la grandeza que aseguraba ostentar el dictador germano. La mayor dificultad era que tenía sólo un año para construirla. Pero gracias a la organización de Speer, en nueve meses alzó la edificación más ostentosa del gobierno nazi.
Maqueta de la Cancillería, en Berlín.
Con la guerra en marcha, el llamado arquitecto del Reich asumió como ministro de Armamento. Su capacidad ejecutiva y de organización mantuvo funcionando a toda la industria armamentista alemana hasta los últimos meses del conflicto.
20 años de cárcel y la polémica
Tras la derrota de la Alemania nazi, Speer se entregó a las fuerzas aliadas, cooperó en todo y entregó información. Fue juzgado en los juicios de Nuremberg donde, a diferencia de otros jerarcas nacionalsocialistas, el arquitecto asumió sus responsabilidades en los hechos protagonizados por el régimen.
Recreación de Germania, la capital soñada por Hilter.
El tribunal no lo condenó a pena de muerte y lo confinó a 20 años de cárcel. El fallo generó una polémica, pues muchos no creían en el desconocimiento de la Solución Final que afirmaba el arquitecto. Por el contrario, muchos judíos acusaban al jerarca nazi de implementar trabajo de esclavos en las industrias alemanas, producto del cuales muchos prisioneros fallecieron debido a malos tratos.
Tras cumplir su pena, publicó varios libros asumiendo sus responsabilidades y cuestionado el régimen de Hitler.
En 1981 falleció en Londres, producto de un derrame cerebral.
El megalómano Berlín de Hilter
Maqueta de Germania.
El gran proyecto de Speer quedó sólo en una maqueta. Se trató de una nueva Berlín, cuyo nombre, escogido por Hilter, sería la Capital del Mundo Germania. Sólo una pequeña parte de este proyecto se alcanzó a realizar, pues estaba pensado para cuando terminara la guerra y Alemania se coronara como la potencia dominadora del orbe.
El eje de la ciudad sería la Avenida de la Victoria, donde se encontraría la Gran Cúpula, un edificio que tendría un domo de 200 metros de altura y 280 metros de diámetro, 16 veces más grande que la cúpula de la Basílica de San Pedro, con una capacidad para 180 mil personas.
Estadio Olímpico de Germania.
Además estarían otros edificios como el Arco de Triunfo de Hilter, que en su bóveda cabía entero el Arco de Triunfo de París; la Cancillería; el Congreso; el palacio del Fuhrer; edificios de las FFAA y un aeropuerto.
El proyecto de esta nueva Berlín quedó sepultado con la derrota nazi. Posteriormente, las maquetas y los escritos sobre la capital de Hilter, han sido calificados como megalómanos y faraónicos, propios de la personalidad del dictador.
Maqueta de la Gran Cúpula de Germania. A la derecha se ve la Puerta de Brandenburgo.