15% de los chilenos tiene, al menos, un medio hermano

Hace sólo unas décadas era una situación poco común. Pero el aumento de los divorcios y de los segundos matrimonios ha cambiado esa realidad que, al igual que en el resto del mundo, todo indica que va en aumento.




PARA CHRISTOPHER (22) el asunto nunca fue un problema. Probablemente se deba a su  edad y a que en las últimas décadas el tema ha dejado de ser de esos incómodos que se escondían bajo la alfombra. Lo cierto es que lo único que le molesta de tener medios hermanos es que cuando le preguntan por su familia, tiene que "empezar una cháchara que puede durar mucho rato explicando el árbol genealógico". Son cuatro por parte de su papá y dos por parte de su mamá, y van entre los 15 y los 30 años. Y todos ellos forman parte del 15% de chilenos que tiene al menos un medio hermano, según datos de la última encuesta Casen analizados por el decano de la Facultad de Economía y Negocios de la UDD, Rodrigo Castro.

Los medios hermanos no son lo mismo que los hermanastros, como muchas veces se piensa. Los primeros comparten uno de los padres (es decir, pueden ser hijos de la misma madre y de diferentes padres o viceversa), por lo que tienen un vínculo biológico. Los hermanastros, en cambio, no tienen un lazo sanguíneo. Esta es la relación que se tiene con los hijos de la pareja de uno de los padres.

Según Florencia Herrera, académica de la Facultad de Sociología de la UDP, este tipo de lazos no tradicionales partió en las clases bajas y cada vez se ha ido transversalizando más en la sociedad, al punto que ha dejado de ser el tema que antes se ocultaba u omitía por escaso o diferente. Ella asegura que "esto responde a que ya no se mantiene la misma idea de familia, que implicaba un matrimonio -religioso- que tenía que durar toda la vida, una mujer que se quedaba en la casa y un hombre proveedor, todos viviendo bajo el mismo techo".

Hoy la situación ha cambiado, en parte por la aceptación de la sociedad de diferentes tipos de familia y en gran medida, según Herrera, por los diferentes roles que han asumido las mujeres. Hoy ellas "buscan desarrollarse, no las crían para vivir por los demás: quieren tener una vida propia y eso hace que en algún momento puedan tomar libremente la decisión de separarse, tener otra pareja o tener más hijos".

Con esta idea concuerda Marcia Sasso, sicóloga y académica de la UAI, quien comenta que hasta hace sólo unas décadas la existencia de medios hermanos se asociaba más a relaciones extramaritales o ilegítimas, con toda la implicancia valórica que eso conlleva. En el caso de nuestro país, agrega, un hito fue clave para terminar con esa percepción: "El cambio social que se produjo en este ámbito fue el establecimiento de la igualdad de los hijos (con la Ley de Filiación, que entró en vigencia en 1999), dejando atrás la distinción de distintos tipos de hijos, lo que permitió abandonar la odiosa denominación de niño 'natural' o 'ilegítimo'".

Si bien no es posible saber si este número ha crecido en nuestro país a lo largo de los años (la encuesta Casen hace esta medición sólo desde el año 2006), todo hace pensar que sí si se tiene en cuenta que de acuerdo a estudios de otros países la tendencia es al aumento. Según un reciente informe del centro de investigación estadounidense Pew Research, el 40% de los norteamericanos tiene al menos un "medio" familiar, ya sea un medio hermano, un hermanastro, padrastro o madrastra. Y el 30% cuenta con un hermanastro o hermanastra en su familia, el doble que en nuestro país.

Kim Parker, la investigadora a cargo del estudio publicado este mes, dice a La Tercera que "no tenemos datos confiables pzara establecer con seguridad si el número de personas con 'medios' familiares ha aumentado a lo largo del tiempo, aunque nuestra presunción es que sí lo ha hecho. Esto, porque sabemos que en los últimos 50 años el aumento de la tasa de divorcios y el dramático aumento de los niños nacidos fuera del matrimonio ha contribuido a la prevalencia de medias familias", y ese fenómeno, según diversas mediciones, sigue al alza.

Es por eso que la gente acepta cada vez más nuevas realidades. De hecho, el Pew Research enfrentó a las personas al siguiente planteamiento: "Parece haber una creciente variedad en los tipos de arreglos familiares en que viven las personas". Un 34% de las personas cree que eso es algo bueno, un 29% que es algo malo y un 32%, que las nuevas circunstancias no hacen ninguna diferencia.

Christopher espera vivir algún día con su medio hermano menor, a punto de cumplir los 16 años, y dice que estaría dispuesto a hacer cualquier sacrificio por él. ¿Por qué no? Marcia Sasso explica que la relación entre los medios hermanos puede ser igual a la de los hermanos sanguíneos, tanto en los aspectos positivos como en los negativos. "Puede pasar incluso que la relación con un medio hermano sea mejor que con un hermano. Todo va a depender del manejo que hayan hecho los padres de la situación".

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