La medianoche del viernes 16 de agosto, el ciudadano peruano Elvis Apaza (32) y otras dos personas ingresaron a territorio chileno por un paso fronterizo no habilitado, en busca -según aseguró luego Apaza- de oportunidades laborales. Mientras caminaba por el desierto, una mina antipersonal detonó en su pierna izquierda, la cual fue amputada dos días después, en el Hospital Regional de Arica.

De acuerdo con los registros de la Comisión Nacional de Desminado, desde 1970 a la fecha, 151 personas han sufrido accidentes por minas terrestres y restos de explosivos militares, de los cuales 122 casos resultaron con heridas de diversa consideración y 29 han sido fatales (ver infografía).

"Una de las tareas que tenemos es la asistencia a víctimas, y en ese sentido, hemos ido recogiendo los antecedentes de todas las personas que han sufrido algún tipo de accidente", afirma el coronel Juan Mendoza, secretario ejecutivo de la Comisión Nacional de Desminado (Cnad), dependiente del Ministerio de Defensa.

Agrega que de la totalidad de los casos, "proporcionalmente el 60% corresponde a militares y el 40% a civiles".

"Existe un grado de accidentabilidad mayor en fuerzas militares con minas terrestres, mientras que la población civil ha tenido más accidentes con restos de explosivos", asegura Mendoza.

DESMINADO

Las estadísticas de accidentes producidos por estos dispositivos se suman al catastro de minas antipersonales elaborado por la Comisión Nacional de Desminado, quienes desde 2002 iniciaron el proceso de retiro de estos artefactos. Esto, luego que el Estado chileno adhiriera a la Convención de Ottawa, en 1997.

Entonces se fijó un plazo de 10 años para concluir el desminado de 181.814 minas terrestres ubicadas en 199 áreas, equivalentes a 23 millones 207 mil 281 metros cuadrados.

Actualmente, se han destruido 73 mil 200 minas (40,3% del total, por lo que quedan 108 mil artefactos), y se han desminado 83 áreas. La superficie limpia alcanza los nueve millones 300 mil metros cuadrados. A la fecha, se han invertido cerca de US$ 28 millones en el proceso.

"Estamos trabajando en las regiones de Arica y Parinacota, Tarapacá y Antofagasta. En esas tres regiones está prácticamente el 90% del volumen del trabajo que tenemos que realizar", afirma Mendoza, quien agrega que en la planificación "hemos privilegiado aquellos lugares más cercanos a la población".

En cuanto a los plazos, Chile cuenta con ocho años más para finalizar el desminado, tras una prórroga otorgada en 2011.

Actualmente, cerca de 200 personas, divididas en seis unidades, realizan esta labor en el país. "Trabajamos desde las 08.00 a las 14.00 en turnos de 45 minutos, porque hay que evitar un acostumbramiento", sostiene el mayor del Ejército Alejandro Pérez, comandante de la unidad de desminado de Punta Arenas. Su grupo, compuesto de 23 personas, está a cargo de alrededor de dos mil minas, sembradas en cuatro campos, que alcanzan los 500 mil metros cuadrados, en el paso fronterizo San Sebastián, en Tierra del Fuego.

Con trajes de 40 kilos, aproximadamente, los desminadores cubren principalmente su rostro, la zona del cuello y tórax y, además, piernas y brazos. "Extremamos las medidas de seguridad. Así, gracias al equipamiento, sólo podríamos sufrir fracturas", asegura Pérez.