Más de 180 países adoptaron la noche  del viernes en Hyderabad (India) un acuerdo internacional para duplicar la  ayuda financiera a los países en desarrollo de aquí a 2015 para preservar la  biodiversidad.

Estas ayudas deben permitir alcanzar los objetivos internacionales para 2020, tales como el desarrollo de las áreas protegidas en tierra y mar, la  lucha contra la pesca excesiva o la restauración de al menos 15% de los  ecosistemas degradados.

El documento fue adoptado pasada la medianoche en India bajo los aplausos  de los delegados reunidos en el centro de conferencias de Hyderabad, sur de  India, en donde se desarrolló la 11ª Conferencia de las partes de la Convención  sobre la Diversidad Biológica (CDB).

En este texto, los gobiernos subrayan que "la ausencia de recursos  financieros suficientes continúa constituyendo uno de los principales  obstáculos" en la puesta en obra de estos objetivos internacionales adoptados  en 2010 en Nagoya, Japón.

Los Estados se fijan por objetivo "duplicar el conjunto de los flujos  financieros internacionales relativos a la biodiversidad" hacia los países en  desarrollo para 2015 y mantenerlos "al menos a ese nivel hasta 2020".

Este aumento será calculado en relación al promedio anual de los  financiamientos en favor de la naturaleza hacia los países en desarrollo para  el periodo 2006-2010, según el documento que no cita cifras.

En contrapartida, los países en desarrollo deberán ofrecer garantías sobre  la utilización de los fondos y poner ellos mismos en obra las estrategias  nacionales y los medios para preservar la biodiversidad.

Explotación excesiva de los recursos, deforestación, contaminación, cambio  climático: los índices de extinción de las especies vegetales y animales es hoy  hasta 100 veces más importante que lo hasta ahora conocido, según los  científicos.

Casi un tercio de las especies está actualmente amenazado de extinción,  recordó esta semana en la India la Unión internacional para la conservación de  la naturaleza (UICN) al presentar su nueva "Lista roja" de las especies en  peligro.

Es el caso de un anfibio de cada tres, de un ave de cada ocho, más de un  mamífero de cada cinco, de más de una especie de conífera de cada cuatro.

Lejos de limitarse a la cuestión animal o vegetal, esta erosión tiene  impactos sobre el hombre, sus medios de subsistencia y sobre numerosas  actividades económicas dependientes de la buena salud de los entornos.

En 2010, en Nagoya (Japón), los gobiernos habían adoptado ambiciosos  compromisos, en particular con 20 objetivos para 2020 tales como la supresión  de las subvenciones "nefastas" para el medio ambiente, la multiplicación del  número de áreas protegidas en tierra o en el mar o la lucha contra la pesca  excesiva.

Pero habían dejado para más tarde la cuestión central de los  financiamientos que permiten alcanzar esos objetivos.

"La movilización de los recursos es la cuestión no resuelta más importante  que heredamos" de Nagoya, reconoció el martes la ministra india del Medio  ambiente, Jayanthi Natarajan, al recibir los casi 80 ministros.

Los financiamientos públicos y de mecenas internacionales en favor de la  biodiversidad están actualmente estimados en casi 10.000 millones de dólares  anuales.

Estos fondos que provienen de los países ricos sirven para apoyar la  creación de áreas protegidas y de medios administrativos en los países en  desarrollo.

Unos meses después de la cumbre Río+20, más bien decepcionante para la  protección de los océanos, la conferencia permitió avanzar en la protección de  las especies marinas en alta mar, cada vez más expuestas a los pescadores y a  las compañías petroleras.

Los delegados adoptaron una lista de medio centenar de zonas sensibles, que  merecerían ser protegidas en el Pacífico, en el Caribe y en el Mediterráneo,  principalmente en alta mar, fuera de las jurisdicciones nacionales.

La Convención sobre la diversidad biológica, creada como aquella sobre el  clima en la Cumbre de la Tierra en Río en 1992, celebra este año su vigésimo  aniversario.