El 1 de mayo de 1994 cambió para siempre la historia del automovilismo mundial. Una de sus más grandes leyendas, el brasileño Ayrton Senna, perdía la vida de forma trágica, luego de estrellarse con un muro, en el Gran Premio de San Marino, disputado en el circuito de Imola.

Aquel fin de semana había sido particularmente trágico, luego de que el día anterior el austriaco Roland Ratzenberger también falleciera tras estrellarse en una curva, un presagio de lo que ocurriría 24 horas después en la pista. Incluso, Senna se disponía a homenajear al malogrado piloto, pues en el habitáculo tenía guardada una bandera de Austria.

Pero el destino se encargó de que el sudamericano no pudiera cumplir con su objetivo. Cuando se disputaba la séptima vuelta, no alcanzó a tomar la curva Tamburello y se estrelló contra el muro en su Williams FW16, a 218 kilómetros por hora. La rueda derecha se desprendió y golpeó su casco. Además, un perdigón le atravesó el casco, provocándole fracturas en el cráneo y pérdida de masa encefálica.

Luego fue traslado al Hospital Maggiore de Bolonia, donde se confirmaría su deceso, horas más tarde, y ante la conmoción mundial que causó el trágico suceso. Los homenajes se realizarían en todo el mundo y su funeral en Sao Paulo contó con la presencia de grandes celebridades.

Después del accidente, se instaló un debate acerca de la seguridad de la monoplazas, lo que significó una transformación en las medidas de seguridad de los autos de la Fórmula 1.

A 23 años del triste hecho, varias personalidades e instituciones le dedicaron emotivos mensajes en las redes sociales, entre ellas la Fórmula 1, Williams y su compatriota Felipe Massa.