LAS llamaron las "torres gemelas" y fueron el centro de las críticas al proyecto de remodelación del Paseo Bulnes, presentado en diciembre. Los edificios, que a partir de 2015 se construirán en la intersección con el Parque Almagro, con sus 100 metros de altura, superarían la restricción de 28 metros de edificación que tiene esa área. "Es una comparación provinciana", argumenta el arquitecto Cristián Undurraga, autor del proyecto. "No pretenden parecerse a lo que fueron las Torres Gemelas de Nueva York, ni siento que tengan relación".

El proyecto ha llamado la atención no sólo por las torres, sino por su relevancia histórica: completaría el plan propuesto en 1930 por el arquitecto austríaco Karl Brunner del Centro Cívico. Para Santiago es la etapa final de las transformaciones que comenzaron en 1983 con el rediseño de la Plaza de la Constitución y luego, en 2006, la inauguración la Plaza de la Ciudadanía. Detrás de todas ha estado la firma de Undurraga, quien ganó a los 25 años el concurso para la remodelación de la Plaza de la Constitución, y luego en 2006 estuvo detrás de la Plaza de la Ciudadanía y el Centro Cultural La Moneda. Ahora, a los 58 años, se prepara para dar el toque final al Barrio Cívico.

"La posibilidad de hacer todos estos cambios es una oportunidad única para la ciudad", asegura Undurraga, quien en 2009 fue nombrado miembro honorario del American Institute of Architects.

Le interesan los espacios públicos, aunque esos proyectos justamente sean los más atacados. "Cada vez que ganamos concursos e intervenimos el Barrio Cívico tenemos críticas. Es natural y no nos incomoda, lo que sí, las críticas deberían estar fundadas en un conocimiento del lugar y su historia", dice. Se refiere a las críticas que han hecho hincapié en que el edificio transgrede la normativa vigente del barrio. Para Undurraga, la propuesta está en línea con el plan original. "Lo que hicimos es recuperar el espíritu de Brunner de un remate significativo, pero a la escala de una ciudad más madura y cosmopolita", afirma el arquitecto. "Más que torres, se trata de un hito urbano. Son torres pequeñas, leves, cuyo volumen en su conjunto no supera el 12% del Costanera Center", agrega.

Lo que atrae a Undurraga es la posibilidad de abrir espacios a los ciudadanos. "Diseñar una ciudad es tener conciencia de que se trabaja con un espacio que le pertenece a todos. Obliga a generar estrategias donde la gente se identifique y se apropie de los espacios", explica.

"Nuestro objetivo siempre ha sido crear lugares de encuentro que hagan la ciudad más hospitalaria", sostiene. Así, los estacionamientos que alguna vez estuvieron frente a La Moneda fueron reemplazados por jardines y espejos de agua. El nuevo Paseo Bulnes incorporará juegos de agua, jardineras circulares, una pérgola que creará sombra y locales comerciales en el primer piso de todos los edificios.

Es una visión urbana que difiere de otras planificaciones urbanas como Brasilia. "No es una referencia. Brasilia tiene un modelo de ciudad muy distinto al casco histórico de Santiago. Ahí Niemeyer construyó edificios notables, que son algunas de las piezas más célebres de América. Están concebidos como hitos, pero en conjunto no logran construir espacios urbanos", opina.

El enfoque, para él, debe estar puesto en la representación de la ciudadanía y en ganar espacios para el peatón. "El espacio público es la manifestación física de la democracia. Siento orgullo de haber contribuido a transformar el área del Altar de la Patria en un espacio libre de tránsito. Ganó la ciudad y los ciudadanos", acota.

Ahora, lo que busca es completar el plan primigenio, pero con un espíritu actual. Es por eso que se incluyeron las dos torres, que tendrán fachadas contemporáneas, distintas a las del resto de los edificios del Centro Cívico. Al final del paseo, en el Parque Almagro, instalará el Pabellón Santiago: una plataforma levantada que crea un anfiteatro y que, bajo su superficie, acogerá un museo de la ciudad. Ese era el espacio pensado para la instalación del Congreso Nacional, según el plan de Brunner.

"Desgraciadamente, la posibilidad de poner ahí el Palacio Legislativo fue desechada y se construyó el edificio de Valparaíso", señala Undurraga. "Pero hay voces cada vez más numerosas que abogan por su traslado. Ese sería un gesto tan relevante, que hace necesario crear las condiciones físicas para que el Congreso vuelva a Santiago. Nosotros estamos preparados para que esa posibilidad pueda estar en el eje cívico".