Santiago se corre hacia arriba. Mañana, 6.132 atletas disputarán el Entel Maratón de Santiago prácticamente escalando. Son casi 320 metros de ascenso los que se transitan, transformando al circuito como uno de los más duros de Sudamérica.
Ni Río, ni Buenos Aires, Bogotá o Lima cuentan con subidas como las de Santiago, por lo que buscar una marca en esta prueba resulta contradictorio. Desde Grecia, recién adentrados a los nueve kilómetros, a la altura del Estadio Nacional, el maratón comienza a empinarse, complicándolo todo. Correr tranquilo y en medio de la calle es el consejo que dan todos los expertos.
Desde Ñuñoa, Providencia, La Reina, Peñalolén, Las Condes y Vitacura, el transito se torna crudo, porque las piernas son la que sufren. El ascenso se mantiene hasta la Rotonda Perez-Zujovic, la carrera acumula un falso plano que puede confundir a los más novatos. Lo peor es que recién a los 31 kilómetros, cuando se enfrenta 'el muro', comienza el descenso.
Desde la organización esperan contar con un bajo índice de deserción. La tasa de corredores rendidos cada vez es menor, pero siempre hay que tener resguardos. De hecho, a las 14 horas un bus escoba comenzará a recoger a todos los rezagados, para así a las 16.00 dejar absolutamente liberadas las calles, como ordenó Intendencia.
En cuanto a las largadas, el maratón será la primera distancia en partir, a las 8.00 de la mañana. Media hora más tarde, a las 8.30, será el turno de los 21 y 10 kilómetros.
Ni las autoridades, ni Carabineros, ni la organización han hecho una estimación de cuanta será la gente presente en las calles. Sólo en lamenta, ubicada en la Plaza de la Ciudadanía, se espera contar con 25 mil personas apoyando a los corredores. En el resto del circuito, la masa es una incógnita.