Ed Sullivan estaba algo nervioso. En los ensayos del programa que se emitiría el 9 de febrero de 1964, el animador advirtió que justo antes de la salida de The Beatles estaba pautada la actuación de McCall & Brill, un matrimonio de cómicos que parodiaba escenas domésticas de la vida norteamericana y que, al igual que los ingleses, llegaba por primera vez a The Ed Sullivan show, el espacio de variedades más importantes de la TV estadounidense en los 60. Ahí, el presentador experimentó el mismo temor que a escala local ha merodeado por décadas el Festival de Viña: la nefasta escena de un par de humoristas sepultados por las pifias de adolescentes que sólo desean ver a sus ídolos.
"Entonces nos pidió que cambiáramos la rutina y que no hiciéramos algo tan sofisticado, sino que un número más simple, para jóvenes de 15 años. Tuvimos que variar nuestro libreto a última hora y obviamente la actuación fue muy mala. Además, con los gritos nunca llegamos a escucharnos demasiado", rememora desde Los Angeles Charlie Brill, la mitad masculina del dúo, ante una performance sin demasiada gracia -se puede rastrear en los DVD del programa que salieron en 2010- y que mostró a la pareja en un sketch en que se reían de los castings de Hollywood. El mismo segmento que por años los hizo sentirse "humillados" y que los llevó a refugiarse durante meses en Miami junto a su familia, con el fin de olvidar el bochorno. Incluso, años después Brill se encontró con John Lennon en un estacionamiento. Ahí, el cantautor lo reconoció y le dijo "¿cómo estás?", a lo que el actor respondió: "Intentando olvidarme de ustedes".
Pero lo que fue desgracia pura para los desafortunados McCall & Brill, fue un cisma absoluto en la memoria de una generación: la primera aparición de The Beatles en la TV de EE.UU., hace cinco décadas, no sólo fue el inicio de la Beatlemanía y el despegue de su dominación planetaria; también fue uno de los capítulos definitivos en la cultura pop del siglo XX y el hito que le dio un nuevo estatus a la juventud.
De algún modo, lo que perjudicó al matrimonio de humoristas fue precisamente no haber incluido alguna alusión a los Fab Four en su rutina. Ser cómplices de los fans en vez de ignorarlos. Una lección que sí aprendió otra dupla para la risa, Allen & Rossi, habituales en el show de Sullivan y que durante esa jornada estaban en las bambalinas del teatro neoyorquino, aunque sólo saltaron a escena en dos de los otros tres episodios donde tocaron los hombres de She loves you (una semana después en Miami y en agosto de 1965).
"Ese 9 de febrero lo recuerdo como un pandemónium", cuenta desde EE.UU. Marty Allen, uno de los miembros del grupo ante el espacio donde los Fab Four cobraron US$ 10 mil e interpretaron cinco temas. "Llegamos al ensayo en el teatro y nuestra limusina se detuvo justo detrás del escenario. Estaba lleno de niñas que nos empezaron a tirar cartas de amor por la ventana y nos gritaban '¡John!', '¡Paul!'. Tuvimos que pedir escolta policial para bajarnos y ahí yo les dije a las fanáticas: '¡Yo sólo soy Marty!'", agrega el encargado de rematar los chistes en el dúo. Una suerte de Mandolino a escala norteamericana.
Cuando les tocó presentarse en Miami junto a los británicos, Allen y Rossi tuvieron la idea de lanzar varias bromas donde mencionaban a los músicos. Por ejemplo, en una secuencia, Allen salió vestido de boxeador y su compañero le preguntó "¿quién eres tú?". Respuesta: "Soy la mamá de los Beatles". El humorista sigue: "Eso funcionó, porque las niñas se sentían parte de tu acto. Les encantó que lo hiciéramos y así evitamos que nos pifiaran. Además, los Beatles eran muy amables y parecían estar disfrutando de todo. Incluso, en los camarines le jugué una broma a Lennon: él no tenía idea quién era yo, pero me acerqué y le dije: 'Hola John, ¿tú sabías que mucha gente me confunde contigo?' Ahí miró mi cara y mi pelo y se mató de la risa", detalla el actor, hoy de 91 años.
Aunque las risotadas eran comunes, John, Paul, George y Ringo no podían camuflar su impacto. El periodista Larry Kane, uno de los mayores eruditos de The Beatles y que estuvo en la segunda presentación del conjunto en Ed Sullivan, asegura que el miedo y el peligro fueron las sensaciones generalizadas de los músicos durante esa primera vez al otro lado del Atlántico.
"Ellos no estaban preparados para las multitudes y la histeria, porque nadie lo estaba. Nunca en la historia se había visto algo así. Vivían pensando que podía suceder un accidente, que en cualquier momento la ciudad entraba en un caos, porque la policía siempre estaba sobrepasada. Pasaron hasta cosas curiosas, como que las fans se enteraron que a George le gustaba cierto tipo de gomitas y se la empezaron a arrojar en los shows, pero, como eran tan duras, pegaban como piedras", relata Kane desde Filadelfia, quien a partir de agosto de 1964 se convirtió en el único reportero que pudo viajar con el cuarteto en su tour estadounidense, travesía que plasmó en el libro Ticket to ride.
"Pese a su celebridad, eran tipos comunes. Hablaban mucho de sus familias y sus vidas. Y como yo era un periodista de política, que sólo por azar derivó en sus giras, me preguntaban por la guerra de Vietnam. Eso creo que les gustó de mí y por eso me invitaron", comenta. Pero no todo era contingencia. Kane aún suelta una risilla pícara cuando recuerda las fiestas armadas por el staff Beatle luego de sus recitales. "Durante una noche en un hotel me dijeron 'ven que tenemos muchas mujeres'. Pero era lo normal para tipos solteros y que tenían fama y poco más de 20 años. Es lo que cualquiera haría en su caso".