En diciembre de 1954, en el Brigham Hospital de Boston (EE.UU.), se hizo el primer trasplante en el mundo. La operación fue entre gemelos idénticos, y el órgano, un riñón.

Seis años más tarde, médicos de la Facultad de Medicina de la U. de Chile y el hospital José Joaquín Aguirre, iniciaron el proyecto de hacer el primer trasplante renal en Chile.

Trabajaron por meses. Perfeccionaron las técnicas quirúrgicas y de sutura vascular, y en analizar los problemas derivados del rechazo inmunológico. Realizaron 145 trasplantes renales en perros a modo de ensayo.

En noviembre de 1966 todo estaba listo. Por razones éticas el equipo decidió un donante cadáver, relata el libro Historia de la Sociedad Chilena de Nefrología, en el capítulo de trasplante renal del doctor Sergio Thambo.

El 21 de noviembre de 1966 ingreso al hospital José Joaquín Aguirre, un paciente con un traumatismo encefálico craneano grave producto de la caída de un caballo, que falleció y tenía el mismo grupo sanguíneo del receptor. Sería el donante.

El paciente receptor venía del Servicio de Medicina del Hospital San Borja. Tenía 42 años y era portador de una glomerulonefritis crónica, insuficiencia renal y síndrome urémico.

Finalmente, el 22 de noviembre de 1966 a las 7.55 am, en el pabellón ocho del Sector B del hospital José Joaquín Aguirre, se realizó la primera experiencia clínica chilena de trasplante.

Pese a que el paciente falleció 42 días después de la operación por una hemorragia digestiva alta e incontrolable, la operación sería un hito en la medicina local.

En la intervención participaron los doctores Fernando Morgado, Jorge Allende, Hernán Díaz, Juan Kappes, Fernando Lazcano, Guillermo Murray, Ernesto Oberhauser, Guillermo Piwonka, Jorge Román, Rosa Soto, Walter Sunkel, Antonio Vucusik, Fernando Hidalgo y Mireya Silva, todos de la U. de Chile.

La técnica fue consolidándose con los años, dice Juan Carlos Díaz, jefe de la Unidad de Trasplantes del Hospital Clínico de la U. de Chile, y pasó a ser una herramienta útil para salvar vidas. "Personas condenadas a morir, tenían en el trasplante una nueva posibilidad", dice.

Donante vivo

Dos años después de la hazaña, el 4 de enero de 1968, un equipo médico del Hospital Clínico de la U. de Chile, liderado por los doctores René Orozco y Roberto Vargas, realizaron el segundo trasplante de riñón, pero el primero con un donante vivo.

Un gran adelanto para esos años, bastante complejo de realizar, dice Orozco. "La gente lee la noticia y cree que todo es sencillo, pero la verdad que no fue así", reconoce.

Junto con el doctor Vargas tenían unas drogas anti rechazo que les habían donado para la operación, pero necesitaban más. "El director del hospital no quería comprar, pero el decano intervino y dio la orden de hacer el trasplante".

Orozco recuerda que fueron muy criticados. Los cuestionamientos apuntaban a cómo se gastaba dinero en este tipo de intervenciones, mientras las diarreas mataban a miles de niños en el país. "¿Pero cómo íbamos a enseñarles a los alumnos la medicina del futuro si sólo le enseñábamos de la diarrea?", señala.

"Se pensaba que era un gasto enorme, pero abrimos el camino a los trasplantes. Después nos recibió el presidente Eduardo Frei Montalva en La Moneda".

Chile se incorporó precozmente a esta nueva era médica, destaca Díaz. "En Latinoamérica deben haber estado entre los primeros trasplantes. Las técnicas han permitido mejorar nuestros procesos quirúrgicos y de alta complejidad", dice.