Si en un partido de la Selección se reúnen 80 mil fanáticos, 12 de ellos necesitarán un órgano en algún momento de su vida. Así de didáctico lo explica Javier Domínguez, vicepresidente de la Corporación del Trasplante y aunque reconoce que las donaciones han aumentado en el último tiempo, insiste en que todavía es insuficiente.
Cada año, en promedio hay 600 personas que fallecen y que podrían haber sido donantes, pero apenas la mitad de ellos son detectados, dice.
De los últimos seis años, 2010 fue el que registró menos donaciones (apenas 92 donantes que permitieron 252 trasplantes de órganos sólidos).
En 2012 se registró el peak de donantes, gracias a 149 personas, lográndose el trasplante de 330 órganos. En 2016, 134 personas fueron donantes, y se hicieron 348 trasplantes.
En enero y febrero de este año, el número de donantes se ha incrementado. Para el mismo período del año pasado, los donantes fueron 24, diez menos que los de este año. Esto se traduce en 17 órganos trasplantados más que el mismo periodo de 2015. "El principal problema es la falta de donantes fallecidos y básicamente, éste déficit se produce porque en los hospitales no existe la cultura de la donación de órganos. Los posibles donantes se pierden porque nadie pensó que esa persona que está con muerte cerebral o encefálica podría ser donante", dice Domínguez.
A ello se suma que el 50% de los familiares dice que no a la donación cuando son consultados por la extracción de órganos de sus seres queridos.
Sin embargo, aclara el vicepresidente de la corporación, en EE.UU. la negación también ocurre en la mitad de los casos, pero tienen tres veces más trasplantes porque hay más donaciones, señala.
"Las personas que son trasplantadas viven mejor. Nos va bien con los trasplantes, tenemos una buena sobrevida, por eso la necesidad es infinita", dice Domínguez.
Hoy lanzarán una campaña que busca que al menos se converse el tema al interior de la familia (ver recuadro). El objetivo es que las personas transparenten si quieren ser o no donantes, que se sepa cuál es su voluntad. "La negación de la familia ocurre a veces porque ni siquiera saben qué quería el ser querido que falleció", indica el urólogo.
La modificación a la ley de trasplante que se discutió en el Congreso y que permitirá la donación cruzada aumentará entre 10 y 20% la donación de riñón e hígado, pero no soluciona el problema de fondo.