Los  observadores de la Liga Arabe llegaron hoy a Siria con el  objetivo de verificar que las autoridades de Damasco respeten el  plan, puesto a punto por la misma organización, para poner fin a  nueve meses de violencia. 

En un avión egipcio privado, los 50 observadores y 10 funcionarios de la Liga tocaron suelo sirio y algunos viajarán a Homs este martes, ciudad que ha sido el epicentro de la violencia donde los grupos opositores hablan de más de 30 muertos a manos de las fuerzas de seguridad.

El grupo se dividirá en cinco equipos de 10 personas que se dirigirán a distintas localidades.   

La misión, que estará completa a fines de mes, contará con 150 observadores. Su trabajo será evaluar si Assad está retirando sus tanques y tropas de la tercera ciudad de Siria, tal como prometió.    

El líder de la misión, el general sudanés Mustafa al-Dabi, dijo a Reuters que Damasco había cooperado hasta el momento.

 "Nuestros hermanos sirios están cooperando bien y sin restricciones hasta ahora", afirmó.   

Pero añadió que las fuerzas sirias proveerán el transporte para los observadores, algo que podría enfurecer a los opositores y generar acusaciones de censura.     

"Informaremos a los sirios de las áreas que visitaremos el mismo día para que no haya posibilidades de dirigir a los observadores o cambiar la realidad en el lugar por parte de ningún bando", dijo el observador Mohamed Salem al-Kaaby de Emiratos Arabes Unidos.   

Siria ha prohibido la actividad de la mayoría de los periodistas extranjeros desde que comenzó la revuelta, lo que hace difícil comprobar la información de los acontecimientos en el terreno.   

Naciones Unidas dice que al menos 5.000 sirios han muerto en la revuelta, inspirada en otros levantamientos populares árabes que derrocaron a tres dictadores. Se estima que una tercera parte de las muertes ocurrieron en Homs y sus alrededores.    

Assad dice que su Gobierno se enfrenta a una insurgencia de grupos terroristas. Los países de la Liga Arabe lo convencieron, tras seis semanas de amenazas y adulaciones, de que permita que 150 observadores sean testigos de lo que está pasando allí.    

Las autoridades sirias culpan de la violencia a grupos islamistas armados apoyados por potencias extranjeras, a los que acusan de haber matado a unos 2.000 miembros de las fuerzas de
seguridad desde marzo.