No han pasado ni cinco minutos desde que parte la versión cinematográfica del best-seller Cincuenta sombras de Grey y ya queda claro que el guión pone el acento en los personajes creados por E. L. James y la relación que hay entre ellos, más que puramente en los acontecimientos que les ocurren en la cama durante la película. De hecho, la directora Sam Taylor-Johnson (Nowhere boy) aprovecha hasta los minutos que acompañan a los créditos para mostrar detalles de la vida de los protagonistas antes de que haya ni un segundo de diálogo.
Es así como presenta a Anastasia Steele (Dakota Johnson), una joven y despreocupada estudiante universitaria que, por ejemplo, se preocupa más de la comodidad que del estilo al vestir, versus un muy disciplinado y controlado Christian Grey (Jamie Dornan). Se trata de un hombre que cuida de su estado físico saliendo a trotar, y se preocupa de cada detalle de su apariencia. Tiene un walk-in closet que le daría envidia a Carrie Bradshaw y las Sex and the city, con camisas, chaquetas y corbatas casi impolutas y ordenadas.
Luego se establece rápidamente qué tipo de relación tiene Anastasia -más conocida como Ana por sus cercanos-, con su compañera de casa, Kate (Eloise Mumford), quien parece poder convencerla de lo que quiera. Kate es deslenguada y no demora en llamarle la atención a Ana por la ropa que usará para reemplazarla en la entrevista que tiene agendada con el joven multimillonario Christian Grey.
Versión mejorada
Y es quizás en los diálogos donde está la mayor diferencia entre la obra de James y la adaptación a guión hecha por Kelly Marcel (El sueño de Walt), quien ya a fines de 2013 prometió en Vanity Fair una historia basada en personajes. Los parlamentos de la cinta se sienten como una versión mejorada del libro: aunque hay muchos que salen textualmente de la primera parte de la trilogía, muchos otros son más ingeniosos -como una broma sobre asesinos en serie, por ejemplo- y entregan más información sobre los personajes, algo que consiguen al compactar varias escenas en una sola. Un aspecto comprensible por la economía narrativa necesaria: se metieron más de 500 páginas del libro en 125 minutos de película.
Pero más que eliminar escenas importantes -aunque ya no está lo que ocurre con la carrera profesional de Ana, para quienes sean fanáticos del libro-, esto también se consigue al sacar el omnipresente monólogo interior de la joven que incluye la versión de papel. Es decir, ya no hay incontables párrafos dedicados a lo que, respectivamente, piensan el subconsciente de Anastasia y "la diosa que llevo dentro" como llama la protagonista a la parte de su ser que quiere experimentar este desconocido mundo que representa Grey. Tampoco aparecen los sueños que tiene Anastasia ni hay referencia a ellos.
De todos modos, los cambios al traspasar la historia a la pantalla grande no fueron fáciles de hacer para el equipo tras la cinta. Es bien sabido que hubo roces entre James y Taylor-Johnson: la directora ha contado en varias entrevistas que tuvo problemas con la escritora en el set. "Fue difícil, no voy a mentir", dijo la realizadora a Vanity Fair, y agregó: "Definitivamente peleamos, pero eran peleas creativas, y las resolvíamos". Es más, James tuvo la capacidad de vetar un cambio que inicialmente se había hecho al final de la cinta, según consignó The Hollywood Reporter.
Menos escenas de sexo
Si bien esta trilogía erótica que completan los libros Cincuenta sombras más oscuras y Cincuenta sombras liberadas se hizo popular por mostrar un mundo desconocido para muchos, como es el vínculo entre un "amo" y una "sumisa" sexual, y por su detallada manera de narrar los encuentros en la cama entre Grey y Steele, la película no muestra la primera escena de sexo entre los protagonistas hasta alrededor del minuto 40 y deja fuera la mitad de las secuencias dedicadas al tema, especialmente la escena más comentada y derechamente insalubre del libro. Taylor-Johnson dijo a Variety: "Creo que las escenas de sexo son integrales a la historia. No son gratuitas. Siguen la pista a la historia".
A pesar de esto, la película no ha conseguido gratuitamente su calificación para mayores de 18 años: se ve desnudez al por mayor, salvo genitales, y queda claro que las actividades extraprogramáticas de Grey no son de consumo masivo, pues incluye antifaces, látigos, fustas y elementos como cuerdas, grilletes y cadenas para inmovilizar al compañero sexual, además de castigos físicos, los mismos que tienen a ciertos grupos -religiosos y otros que combaten la violencia contra la mujer-, en pie de guerra frente la cinta alrededor del mundo.b