Barbie tiene 58 años, su nombre real es Barbara Millicent Roberts, es de Wisconsin, tiene 150 profesiones, 40 mascotas y es, por lejos, una de las mujeres más controversiales de la historia.
La muñeca más famosa del planeta ha mantenido su reinado intacto desde que se presentó ante el mundo con cadera pequeña, pechos abultados y vistiendo un bikini a rayas blanco y negro. Hasta antes de su llegada, las muñecas tenían cuerpos de bebes o niñas pequeñas, por lo que su silueta fue tan revolucionaria como controversial.
Para sus detractores, Barbie significa un modelo idealizado de mujer, uno que las niñas nunca podrán alcanzar, lo que les genera frustración y deseo de ser cosas que no deberían. Sus medidas perfectas, cuerpo estilizado y apariencia pulcra representan un ideal de lo femenino que, para algunos, es la representación de la mujer sometida ante cánones irreales.
Mattel, la empresa detrás de la muñeca, ha pasado estas casi seis décadas tratando de convencer al mundo de lo contrario: Barbie es una mujer independiente, que trabaja en lo que ella quiera (mostrándole a las niñas que al igual que Barbie, pueden ser cualquier cosa que deseen), que nunca se ha casado ni tenido hijos, una mujer libre que no se somete ni ante el entorno ni ante su eterno novio, Ken.
Con el paso de los años, Barbie intentó ajustarse a los cambios que vivía la sociedad. En 1980 se lanzó la primera Barbie afroamericana, en respuesta al estilo disco predominante en la época y en 1997 conocimos a Backy, una muñeca con discapacidad que se presentó como amiga de Barbie.
En 2010 lanzaron la Barbie mexicana -que no estuvo exenta de críticas por su vestuario-, cuatro años después la primera muñeca sin pelo, en apoyo de las niñas con cáncer, llegó al mercado.
Y desde 2015, Barbie ya no solo ocupa tacos, sino que también puede usar zapatos planos. Pero fue en 2016 cuando vino el cambio más grande en la historia de la muñeca: Barbie presentó modelos con colores de piel distintos al blanco, muñecas muy altas y otras más bajitas y, sobre todo, unas que no tenían la silueta de la mujer delgada e irreal que la caracterízaba, sino que muñecas con cuerpos más rellenos y realistas.
En la última década, Mattel sigue intentando que su icónica muñeca se convierta en un modelo de representatividad de todas las niñas del mundo. Sus campañas actuales se basan en "imagina todas las posibilidades", todo lo que una niña puede soñar cuando juega con sus muñecas. Además, la Barbie de la marca Moschino presentó el primer comercial con un niño protagonista.
Sin embargo, sus detractores la siguen viendo como una idealización irreal del cuerpo y mentalidad femenina. Aún así, Barbie es la muñeca más vendida del mundo y lo más probable, es que siga siendo igual de controversial como lo ha sido estos 58 años.
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