¿91 o 73?: Gallito de caciques
¿Cuál es el mejor Colo Colo de la historia? Dos equipos sobresalen, con virtudes, defectos y títulos. Patricio Yáñez representa al del 91, Leonardo Véliz al del 73.
No hay equipos más representativos en la historia de Colo Colo que los de 1973 y 1991. El primero, que contaba con grandes jugadores como Francisco Valdés o Carlos Caszely, perdió la final de la Copa Libertadores ante Independiente de Avellaneda, pero le dio al Cacique respeto y reconocimiento a nivel continental; El segundo sí se quedó con el torneo más importante de la región, tras vencer a Olimpia en la final, gracias a un destacado funcionamiento colectivo y táctico. ¿Cuál equipo es el mejor? Leonardo Véliz y Patricio Yáñez, figuras de ambas escuadras, respectivamente, se reunieron con La Tercera para debatir el asunto. Un diálogo franco, lleno de anécdotas y detalles imperdibles.
Leonardo Véliz: ¿Cuál era mejor? Cuando se comienza este debate, indefectiblemente, tengo que decir que son épocas distintas. Había diferencias en la preparación, en los conocimientos, en la mentalidad. Otro punto en el que hago hincapié: Colo Colo 73 era dirigido por un entrenador chileno: Luis Álamos. Y el Colo Colo 91, por un croata, Mirko Jozic, quuien ha sido de los pocos que ha revolucionado el fútbol en Chile. Sin embargo, defiendo al Zorro Álamos, porque fue un adelantado de la época. A partir de ahí empezaría el debate sobre cuál equipo fue mejor, porque no quiero caer en el análisis frío del resultado. Nosotros no ganamos la Copa Libertadores; el otro sí. Eso ya derriba cualquier análisis, pero si profundizamos, podemos decir que nuestro equipo jugaba muy bien, que tenía muchas variantes, que era polifuncional, que ganaba afuera, mientras que el del 91, no… Pero ellos ganaron la Copa, o sea, hicieron lo justo, lo correcto, lo pragmático que, a lo mejor, a nosotros nos faltó.
Patricio Yañez: A mí me gustaría señalar que, con toda la gente que conversé acerca de este tema, existía mucho respeto por el Colo Colo 73. Era un equipo adelantado para la época, que marcó pautas en términos de conseguir resultados, como ganar en Brasil, por ejemplo, a un equipo como Botafogo, que en ese momento era un referente y que le aportaba mucho a la selección brasileña. Ahora, tampoco puedo ser ajeno al resultado. Tampoco uno puede medir todo en base al juego, al colectivo, a los gustos. Hoy, más que nunca, el resultado predomina por sobre lo que uno pueda observar en la cancha. Y en eso no va a haber discusión alguna, porque un equipo consiguió la Copa y el otro no.
LV: Te hago un alcance. Nosotros, como Colo Colo 73, hacíamos una cena anual y una vez invitamos a Jozic. Pasábamos las jugadas y los goles en la previa y mientras la gente cenaba. Y esa vez, Mirko, que miraba todas las jugadas, dijo: "¿Por qué no les pasan estos partidos a los jugadores cadetes de Colo Colo?”. El vio toda esa riqueza técnica y táctica que teníamos. Él tenía un ojo distinto, donde veía los movimientos, no andaba detrás de la pelota como un hincha. Era un tipo muy exigente y valoraba lo que se había hecho anteriormente, al igual que el plantel del 91.
PY: En realidad no era competencia. El recuerdo de ese grupo extraordinario de jugadores, que consiguió llegar a una final donde le metieron la mano al bolsillo, era parte de la motivación. Era "oye, tratemos de superarlos", pero no por un afán de protagonismo, sino porque eso nos permitiría entregarle a la institución por primera vez la Copa Libertadores. Conozco mucha gente de edad que dice que ese equipo fue el mejor, por lejos. La imagen del Colo Colo 73 nos ayudó a llegar al objetivo.
LV: Esa es la verdadera historia, la historia referencial, esa en que dices "ah, ese es el referente que tenemos, hay que superarlo. No pudieron ganarla ellos, entonces ganémosla nosotros". Y eso es muy importante, teniendo jugadores como los que formó Mirko. Había jugadores consagrados, pero Mirko les creó el deseo, el hambre de lograr más, y eso es mérito suyo.
PY: Fueron inspiradores en la exigencia, en no quedarnos. Recuerdo que en el partido más difícil, contra los peruanos de Universitario, dijimos que no podíamos ser menos que ese grupo, que teníamos que ganar esta Copa.
LV: Y eso no es condescendencia. Es la mirada del que jugó, del que conoce la historia, del que estuvo ahí, no es la mirada del hincha, que ve negro o blanco. Uno tiene que hacer la diferencia, porque pienso: a ver, Chamaco Valdés, un gran jugador, goleador eximio… pero también tenía una falencia, ya que para el fútbol de hoy no le quitaba la pelota a nadie. Es lo mismo que Carlos. Veo a Caszely ahora y todos nos quedamos con el Rey del metro cuadrado, pero en un partido perdía en 10 minutos siete pelotas en mitad de cancha por querer eludir a un jugador. Ahora no se permite; Mirko no lo habría permitido.
PY: Cuando terminabas un gran partido, uno decía "bueno, completo, ¿no?". Y él te encontraba los detalles, con el afán de mejorar. Recuerdo una anécdota: Rubén Martínez le había hecho como tres goles a Unión Española en un primer tiempo. Y al primero que reprendió en el camarín fue a él, porque en un momento determinado no le tocó la pelota al compañero o pudo haber hecho otra jugada.
LV: Yo también trabajé con Mirko, en la selección chilena. Fuimos a Arabia Saudita, Francia, después trabajé con él en Portugal, y Mirko nunca me dijo "qué buena la pega que hiciste". Nunca. Entonces a uno siempre lo tiene así. No sé si es su forma de ser o un método para mantenerte a tope.
PY: Me acuerdo de un partido determinado, en el que Mirko se fue al vestuario. Habíamos ganado un partido importante. Yo le digo "buena, Mirko" y él, con una cara de poto, una cara de culo que te morís', me dice: "Tú, Patricio, no poder hacer eso que hiciste de quedarte parado, de no picar", y te mandaba a la cresta.
LV: La mayor virtud de Colo Colo 73 era la riqueza técnica de sus jugadores. ¿El más tronco? No recuerdo. A lo mejor diría Leonel Herrera. Teníamos grandes jugadores, Galindo, Valdés, Caszely, Ahumada, Rubilar. De allí extrajo lo mejor el Zorro Alamos para concientizarnos en el aspecto táctico. Su forma de manejar al grupo era democrática, de repente demasiado democrática.
PY: ¿En qué se veía eso de que era muy democrático?
LV: Dejaba pasar muchas fallas durante el partido. Lo dejaba al libre albedrío de los jugadores. En el Zorro prevalecía el resultado. Mirko no te dejaba pasar ni una. Entonces, allí hay una gran diferencia en la forma de la exigencia del trabajo.
PY: La virtud del Colo Colo 91 era ser un equipo tremendamente táctico, físico, que se sustentaba, por ejemplo, en la experiencia del Chano Garrido atrás, en lo que hacían Margas y Ramírez, que eran jóvenes que marcaban y presionaban, en la potencia física de Jaime Pizarro y el Coca Mendoza, pero con fútbol y un trabajo demoledor. Siempre decíamos que en los primeros tiempos nos aguantaban, pero en el segundo se ganaba. Arriba teníamos mucha potencia, mucha velocidad y mucho gol. Era el aspecto físico y táctico de un equipo que ya comenzaba a acercarse a la modernidad, de un equipo más directo, más lineal.
LV: Quizás Colo Colo 73 tenía un juego más vistoso que el del 91. Mira, ¿sabes por qué se llega a eso? Porque este Colo Colo llenaba los estadios cada domingo cuando jugaba acá en Santiago. Siempre había, por lo menos, 60 mil personas, lo mínimo eran 40 mil, llenábamos en provincia y todo. Creo que eso se funda más que nada en jugadores íconos. Chamaco Valdés… era una delicia ir a verlo. En esos tiempos el que era de la U, la Católica, Palestino, Unión iba a ver a Colo Colo por ciertos jugadores. Este Colo Colo tenía variantes de ataque y atrás mantenía un orden defensivo.
PY: El análisis ahí va a pasar por cómo venga el paladar de cada uno. A lo mejor a Mourinho le va a gustar más el Colo Colo 91, porque va a ver, por ejemplo, que afuera nunca ganamos, pero en casa arrollábamos. Tiene que ver con el paladar, y en ese sentido era una belleza ver a Chamaco lanzar y ver al Negro Ahumada picar y recibir, era hasta lúdico. En el fútbol actual, el del 91 representa lo que más uno ve, un equipo directo, rápido, contundente.
LV: Nosotros también teníamos nuestros puntos débiles. Éramos un equipo corto. Éramos 12 ó 13 jugadores, un plantel muy disminuido en ese aspecto. Era un plantel que no tenía mucha variante, mucho reemplazo. Ahora, en cuanto al fútbol, no teníamos juego aéreo. No éramos grandes cabeceadores. ¿Y ustedes, Pato?
PY: Creo que en el Colo Colo 91 nos costó siempre y nos llenó de presión el no tener mayor autoridad en calidad de visitante. Nos faltó tener un mayor afán ofensivo, haber sostenido los partidos como lo hacíamos en el Monumental, y creo que estábamos capacitados. A lo mejor el pensamiento de saber que lo dábamos vuelta de local, no nos permitía arriesgar mucho. En la cancha, el carácter. Cuando no teníamos una respuesta, nos incomodábamos demasiado y nos íbamos del partido. Siento que eso era un tema. Nos volvíamos locos.
LV: Cómo sería un partido entre estos dos Colo Colo. Quién saldría a presionar al otro. ¿Te lo imaginas?
PY: Colo Colo 91 iría a presionar. Los iríamos a presionar. Es que a esos equipos si les das espacio, les dejas la zona de elaboración, en base a la tenencia y al toque te destruyen. La táctica sería ahogarlos, no darles ningún espacio. O si no empiezan los movimientos, la habilidad. Ellos buscaban permanentemente los duelos, eran encaradores.
LV: Creo que el Zorro habría sido más cauto. En qué sentido: Cazsely arriba, Ahumada, 4-4-2, esperándolos, y salir al contragolpe.
PY: ¿Y Quién habría ganado?
LV: Colo Colo.
PY: Sí, Colo Colo...
LV: Pero el Colo Colo del pueblo.
PY: (Ríe)
LV: Colo Colo del pueblo, no Blanco y Negro.
PY: No, yo creo que nuestro partido habría sido para el empate.
LV: ¿A cero? ¿Con goles?
PY: Con goles, y no porque los dos equipos no tengan los argumentos, sino porque las dos propuestas pueden ser vulnerables. Nosotros perdimos partidos, ellos también. Ambos habrían expresado sus virtudes en algún momento. Habría sido un partido con dos o tres goles, igualdad a 2, a 3, incluso. Habría sido tremendo espectáculo.
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