"Amigos, yo viví en la selva peruana hace unos meses la experiencia enriquecedora. Ahora realizamos ceremonias cerradas una vez al mes en el Cajón del Maipo con ayahuasca. Quedan todos invitados", dice uno de los posteos del grupo de Facebook Ayahuasca Chile.

Como éste hay otros anuncios en internet, invitando a ceremonias de "florecimiento" en Viña del Mar y decenas preguntando cómo conseguir esta enredadera de efectos alucinógenos, que reúne a una decena de grupos en Chile, seis de los cuales se reparten en la Región Metropolitana, principalmente en el Cajón del Maipo y Pirque. Otros grupos no se anuncian por la red y sólo es posible llegar recomendado por algún asistente.

A esta última categoría pertenecían César Ahumada (39) y Danae Sáenz (37), la pareja formalizada este fin de semana por transporte, almacenamiento, distribución e inducción al consumo del compuesto (DMT), importado desde el Amazonas.

El grupo iba a realizar un rito consistente en el consumo del jugo de esta enredadera, al que asistían 16 personas, que habían pagado (cada una) $ 40 mil. Los asistentes eran sicólogos, ingenieros comerciales, bioquímicos y arquitectos.

Eran ejemplo del perfil de los consumidores de ayahuasca en Chile: universitarios y profesionales jóvenes, de entre 20 y 40 años, que, aseguran, están en búsqueda de una experiencia "espiritual".

Según asistentes a estos eventos, en Chile hay tres tipos de agrupaciones que la utilizan, aunque sus miembros pueden pasar de uno a otro. Su denominador común: el uso del alucinógeno es guiado por un tercero, debido a la potencia que se le atribuye a la experiencia. También, afirman, para interpretar las sensaciones y relación con conflictos personales.

Según relatan quienes han participado de los encuentros, existe el "camino rojo", al que pertenecerían los organizadores del evento en Pirque. Esta variante busca recrear ritos chamánicos de Norteamérica y utiliza ayahuasca y otras drogas como el peyote y el San Pedro. Suelen realizar ritos al aire libre.

El "santo daime" es una variante a la que se pretende otorgar un matiz "religioso". Implica un rito que mezcla elementos católicos con chamánicos y africanos. Se usa un altar con una cruz e imágenes de ángeles y santos. Incluso rezan el rosario. La tercera variante es la "más libre" y consiste en el consumo guiado de la ayahuasca. "Es cerrar los ojos y empezar a visualizar", contó una asistente.