A 101 años del último capítulo de la maldición del Titanic y su "hermano gemelo" el Britannic
Conoce la suerte del barco gemelo del tristemente célebre transatlántico que, en un día como hoy fue botado al mar.
Fueron creados para maravillar al mundo. Era los buques más grandes, modernos y lujosos de su tiempo. La clase Olympic de barcos de pasajeros contó con tres "super naves gemelas", el Olympic, Titanic y Britannic, que tenían una misión: graficar el triunfo del desarrollo tecnológico y el dominio del hombre sobre la naturaleza, pensamientos positivistas muy propios de las sociedades más avanzadas de comienzos del siglo XX.
De ahí, que los creadores de estos barcos no dudaron en sentenciarlos como "inhundibles". Sin embargo, la historia terminó siendo una bofetada a esta arrogancia y la clase célebre clase Olympic finalizó marcada por una historia maldita.
Los hermanos gemelos de la clase Olympic
En el mercado de los transatlánticos existían dos grandes firmas a inicios del siglo XX: Cunard Line y White Star Line. La primera, dominaba el negocio con sus dos buques insignia: el Lusitania y el Mauritania, cuya característica principal era la velocidad. Entonces, la WSL decidió golpear la mesa con la clase Olympic, más grandes y más lujosos, pero infinitamente más desafortunados.
Los tres hermanos
El primero fue el Olympic, que botado en 1910, y que en menos de un año ya registraba dos accidentes: chocó con un buque de guerra, que fue succionado por los gigantescos motores de la nave y después perdió una de las hélices de sus propulsores.
El Olympic y el Titanic en los astilleros.
Sucesos menores, si lo comparamos con el segundo "hermano" que vio la luz (1912): el Titanic. Una historia conocida, que finalizó trágicamente con su hundimiento en el viaje inaugural.
El tercer "hermano gemelos", el Britannic, que originalmente se llamaría Gigantic, nombre modificado tras el desastre del Titanic, fue botado un 26 de febrero de 1914, con todas las modificaciones que había evidenciado su defenestrado antecesor: tenía un casco reforzado, el doble de botes salvavidas y mayor equipamiento de emergencia. Todo para dar un giro con la llamada maldición de los Olympic… pero la suerte no llegó.
Cuando aún se hacían los últimos retoques a su lujosa decoración, estalló la Primera Guerra Mundial y la nave fue requisada por el almirantazgo británico y fue transformada en un buque hospital, al servicio de la Cruz Roja británica. Ni siquiera alcanzó a realizar su viaje inaugural entre Southampton y Nueva York.
Se repintó y sus lujosas habitaciones fueron habilitadas con 3.300 camas. El 12 de noviembre de 1916, a dos años de su botadura y en su sexta misión en la guerra, una mina dañó el casco, situación que generó, a su vez, una gran explosión interna que terminó por sellar la suerte del gran Britannic.
En el mar Egeo, cerca de la península griega, el más moderno de los clase Olympic encontró su fin, sentenciando la maldición del Titanic y sus "hermanos".
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