Las conmemoraciones de los aniversarios de los bombardeos a Dresde, de los que se cumplen hoy 70 años, han sido tradicionalmente un pulso entre grupos conservadores que intentan instrumentalizar el acontecimiento y grupos pacifistas que tratan de enviar un mensaje de reconciliación para el mundo. Se trata de un aniversario lleno de problemas en torno a unos bombardeos que han alcanzado un carácter mítico con los años, pese a los esfuerzos de muchos por mirar atrás con serenidad.

Bombardeo a Dresde el 13 de febrero del 1945

En un nuevo intento por evitar que los neonazis le pongan su impronta al aniversario, se creará una cadena humana que deberá ser un símbolo por la paz y la tolerancia y en contra de la violencia. 

A la cadena humana se sumará el presidente de Alemania, Joachim Gauck, que también participará en el acto central de la conmemoración, que se realizará en la Frauenkirche, uno de los edificios emblemáticos de la ciudad, que fue derrumbado 15 de febrero de 1945, como consecuencia de las secuelas de los bombardeos que habían cesado un día antes.

Hasta 1989, las ruinas de la iglesia fueron vistas como una advertencia viva de los horrores de la guerra.

Ruinas de la Iglesia Frauenkirche tras los bombardeos en Dresde

En 1990, tras la reunificación de Alemania, se inició una campaña para su reconstrucción, lo que se logró gracias a donaciones procedentes de todo el mundo.

Dresde, ciudad considerada como la Florencia del Elba, fue duramente bombardeada por aviones estadounidenses y británicos entre el 13 y el 14 de febrero de 1945 quedando gran  parte destruida.

Aún no hay claridad sobre el número de muertos. Los historiadores hablan de 35.000 pero las investigaciones más recientes tienden a revisar esa cifra a la baja. 

Los neonazis, en cambio, hablan de cientos de miles de muertos para preservar una leyenda creada por el Ministerio de Propaganda de Joseph Goebels, que agregó un cero a la cifra recogida en un informe policial de la época.

La inflación del número de muertos suele ser utilizado por los nazis para relativizar los crímenes alemanes durante la Segunda Guerra Mundial y predicar el revanchismo. 

En contra de ello, la organización Dresde Nazifrei (Dresde libre de nazis) desde hace tres años organiza recorridos por lugares de la ciudad relacionados con los crímenes del nacionalsocialismo.

El discurso oficial rechaza claramente el revanchismo, y aunque no niega el derecho de los alemanes a estar de duelo por sus muertos, siempre recuerda que Alemania fue quien originó la guerra.

Dresde ha sido durante años una especie de símbolo de las ciudades afectadas por los bombardeos pero actualmente hay historiadores que consideran que esto ha sido producto de un proceso de mitificación.

A este proceso, según el director del Museo Militar de Dresde Gorch Pieken, han contribuido muchos escritores, desde el novelista estadounidense Kurt Vonneguth, que vivió los bombardeos cerca de la ciudad como prisionero de guerra, hasta el poema alemán Durs Grünbein.

Hubo ciudades, como Hamburgo, en la que hubo más muertos por bombardeos en términos absolutos o otras, como Pforzheim, en lo referente al porcentaje de la población.

Soldados recogen cuerpos tras los bombardeos en Dresde

Sobre Berlín se arrojaron más bombas que sobre ninguna otra ciudad alemana y Colonia fue bombardeada en 262 ocasiones mientras que Dresde, en los dos días de 1945, sólo nueve meses. 

Sin embargo, cuando se habla de los bombardeos se habla ante todo de Dresde.

Pieken considera la mitificación empezó ya con los nazis, cuando Goebels infló el número de muertos agregándole un cero al informe policial, lo que posteriormente ha sido asumido no sólo por neonazis sino también por grupos de izquierda con el propósito de atacar a Estados Unidos y al Reino Unido.

Algunos, al hablar de Dresde, hablan del "síndrome de Canaleto", en relación con una de las imágenes más famosas de la ciudad que aparecen en un dibujo del pintor veneciano.

Ese síndrome hace que Dresde se considere como una ciudad que por casualidad pertenecía al III Reich y cuyo destino era el arte, y que terminó siendo una víctima inocente de la guerra.

Ante ello, cada año, cuando viene el aniversario, resurge el problema de rendirle culto a los muertos pero sin perder la perspectiva de que lo que ocurrió en esta ciudad y en otras alemanas empezó con la agresión nazi al resto de Europa y que en ninguna parte del III Reich hubo localidades inocentes.