Entre los restos carbonizados que dejó la erupción del volcán Chaitén, en mayo de 2008, el verde ha empezado a surgir. Plántulas (etapa inicial de crecimiento) de ocho especies de árboles lideran la recolonización: coihue común y coihue de Chiloé, tineo, notro, romerillo, canelo, tepa y tiaca. Todos son nativos y junto a otras especies ya cubren más del 35% del terreno afectado, según el seguimiento que desde la erupción realiza un equipo de investigadores de la Universidad Austral (Uach) y el Servicio Forestal de EE.UU.
Este estudio, y otro que realiza en paralelo la U. de Chile, son los primeros que se hacen en el país sobre la recuperación de especies tras una erupción volcánica.
En ambos queda claro que las especies volvieron a la zona a través de semillas atraídas por el viento o a partir de raíces y rizomas que sobrevivieron.
"Es interesante cómo la flora ha resurgido en un sector donde hubo no sólo una clase de alteración, sino una combinación de varios tipos, como la explosión lateral de gases calientes y rocas, aludes y la caída de ceniza -que cubrió hasta tres metros algunas zonas- y derribó gran parte del bosque", dice Charlie Crisafulli, investigador del organismo forestal estadounidense. "Destaca lo rápido que ha resurgido y es una gran oportunidad de estudio".
Recuperación de especies
El estudio binacional, que analizó datos de tres parcelas afectadas por la erupción (de 250m2 cada una) muestra que cada año aumenta el número de especies que florece. En 2012, por ejemplo, ya había ocho tipos de helechos (el doble que en 2011), las especies arbustivas pasaron de cuatro a seis y las hierbas de cuatro a 14. Los tipos de árboles, en tanto, aumentaron de ocho a 14.
En las 30 mil hectáreas de terreno que la erupción afectó -en diferentes grados-, hay zonas donde la explosión removió completamente los árboles, en otras fueron derribados o quebrados y en áreas más alejadas quedaron en pie, pero con su follaje carbonizado.
Según la investigación realizada por el Laboratorio de Ecología y Manejo de la Vegetación de la U. de Chile y cuyos resultados finales estarán en marzo, entre esos restos en descomposición ha crecido naturalmente una serie de helechos como el ampe, que está entre los más frecuentes, además de arbustos como la patagüilla, el vautro y el chilco o fucsia magallánica. También hay árboles como el tineo, la luma, el ulmo, la tiaca, el notro, el canelo y el coihue en sus primeras etapas de crecimiento.
Alvaro Promis, académico y guía de los estudios realizados por las alumnas Ursula Partarrieu y Evelyn Videla, dice que el 95% de las especies que están recolonizando el sector son nativas. "Son varias las especies que se están estableciendo en la zona afectada. Para el verano del año pasado (en el sector estudiado, 300 ha), en total eran 45 especies de plantas establecidas, siendo las hierbas el grupo más frecuente (31% del total), luego las plantas arbóreas (22%) y las arbustivas (18%)", dice.
Bosque joven
Sin embargo, aunque la cobertura verde avanza, el antiguo bosque que rodeaba al volcán Chaitén tardará décadas en recuperar su diversidad, sobre todo la altura y el diámetro de sus árboles. El coihue, uno de los árboles nativos de la zona, puede llegar a 40 m de alto y a 2,5 de diámetro. Los que hoy han resurgido tienen cerca de 50 cm y tardarán décadas en ser adultos. "Este bosque no se va a recuperar en corto tiempo, pero sí podemos decir que está recuperando sus principales funciones y procesos. Se están estableciendo un gran número de individuos que estaban presentes previamente y, por lo tanto, se está desarrollando un bosque joven, literalmente desde las cenizas", explica Mauro González, investigador de la Uach y coautor del estudio.