A fines de octubre de 2004, los vecinos del humedal del río Cruces, en Valdivia, comenzaron a ser testigos de cómo los tradicionales cisnes de cuello negro se iban muriendo. Pocos días después, los valdivianos vieron incluso caer algunos sobre la ciudad. Su alimento, el luchecillo, había desaparecido, por lo que cientos de aves perecieron de hambre mientras miles emigraron a otros afluentes.
Así comenzaba uno de los conflictos medioambientales más largos de historia de Chile, que generó un activo movimiento ciudadano de defensa del humedal y que judicialmente terminó nueve años después, con un fallo que responsabilizó a Arauco (ex Celco) por el "daño ambiental" ocurrido una zona declarada como Santuario de la Naturaleza, producto de las descargas al río que realizaba la planta de celulosa que había abierto pocos meses atrás (ver cronología).
A 10 años del suceso, se aprecian signos de restauración ecológica y social, aunque aún no hay certeza de que la recuperación del ecosistema del humedal sea definitiva. "Persiste la duda si esto es un proceso definitivo o parte de un complejo proceso, donde fluctuaciones de todo tipo sean la norma", dice el Programa de Diagnóstico del río, preparado por académicos de la U. Austral como parte de las medidas dictadas por la sentencia judicial contra Arauco.
Al menos, los censos que realiza la Corporación Nacional Forestal (Conaf), de la presencia de avifauna en el Santuario, muestran un repunte durante los últimos años. Hoy, el promedio mensual de cisnes en el lugar supera los 3.600 ejemplares, mientras que entre 2005 y 2011, esa cantidad poco subía de los 500. Esto en contraste de los más de cinco mil individuos que solían alimentarse en el caudal antes del desastre.
La confianza en la recuperación es compartida por el profesor de la U. Austral, Eduardo Jaramillo, cabeza del citado diagnóstico. "Entre 2008 y 2012, la abundancia de los cisnes se mantiene con altos y bajos, hasta que en 2012 hay una recuperación significativa de cisnes de cuello negro", explica. Agrega que "en este último período, hemos constatado que el luchecillo es muy abundante en ciertas áreas, pero lo importante no sólo es que esté, sino que se encuentre bien".
Sin embargo, algunos movimientos sociales miran el fenómeno con desconfianza. "Los datos positivos dicen que hay crianza de cisnes de cuello negro y aparecieron las taguas, pero si tu miras el Santuario desde el aire, toda la recuperación es en las zonas aledañas. Se aprecia que en el centro del río no hay aves", afirma José Araya, uno de los voceros y líderes de Acción por los Cisnes.
HACIA LA RESTAURACIÓN
El juicio que llevó adelante el Consejo de Defensa del Estado (CDE) contra Arauco, en el Primer Juzgado Civil de Valdivia, terminó en una sentencia que condenó a la empresa a pagar una indemnización al Estado por $ 2.600 millones y otros $ 2.600 millones para establecer programas de desarrollo comunitario. También estableció otras medidas relacionadas con la preparación de un diagnóstico del humedal, un centro de investigación y un humedal centinela al interior de la planta, que monitoree sus descargas antes de llegar al río.
Si bien el fallo fue condenatorio en primera instancia, la empresa decidió no apelar. "Nos dimos cuenta de que lo relevante era empatizar con la comunidad, entender que necesitaba un gesto de Arauco de no continuar esta disputa judicial y la forma era acatando el fallo, aceptando lo que la jueza había zanjado y concentrar todos los esfuerzos en reconstruir las relaciones comunitarias en Valdivia", dice Iván Chamorro, gerente de Asuntos Públicos de la empresa.
A raíz de esto, la celulosa y el CDE acordaron ampliar el diseño concreto de las medidas y hacer partícipe a otros involucrados en el conflicto en un Consejo Científico y Social. Como explica Natalio Vodanovic, abogado del CDE, "se conformó un cuerpo de trabajo del mundo científico, entidades administrativas, organismos, los movimientos sociales y las partes. Estuvimos trabados con reuniones semanales un año discutiendo cómo y cuánto medir. Terminó con el diseño en detalle de las medidas y se presentó al tribunal para que aceptara el cumplimiento de la sentencia en base a este diseño".
La gran mayoría de los vecinos de la zona se muestran satisfechos. "Muchas personas en Valdivia se han sorprendido con las posibilidades que ha abierto esta alianza", asegura Miguel Jofré, coordinador del Consejo Científico Social y del diseño de la Medida 5, el Programa de Desarrollo Comunitario para las comunidades aledañas al humedal.
En la actualidad, las asociaciones del sector se reúnen periódicamente para elaborar los proyectos concretos: una corporación de gobernanza del humedal, un sistema de tránsito fluvial que conecte las localidades y emprendimientos productivos que eleve el potencial turístico, entre otros. "Valdivia fue muy innovador en la forma de cómo las organizaciones sociales enfrentaron este conflicto. Ellos salieron a la defensa de un territorio que antes estaba muy poco visibilizado y entregó valor a un humedal, que antes era un basurero, y a los cisnes, que antes eran sólo pájaros", agrega Jofré.
No obstante, la planta sigue funcionando y descargando riles al río y "el temor" de que una situación similar vuelva repetirse sigue rondando. "Pensamos que la mejor forma de recuperación, y ojalá la definitiva, de todo este espacio ecológico, es que no exista una descarga por parte de la empresa", afirma el vocero de Acción por Los Cisnes.
Por su parte, Arauco explica que luego de la muerte de los cisnes "hubo mejoras tecnológicas en el sistema de tratamiento de la planta" que le permiten cumplir con las exigencias medioambientales, dice Chamorro. Mientras, se preparan para introducir innovaciones productivas para producir textil "sin aumentar los niveles de descargas autorizadas". Con todo, la comunidad de Valdivia se enfoca en "la restauración las confianzas perdidas con la empresa, el estado y entre ellas mismas", dice Jofré.