Era mediados de los 80 y en la población San Martín, sobre los cerros de Playa Ancha, el trabajo no abundaba para los más jóvenes del barrio. A una docena de ellos, que había crecido chuteando la pelota en ese par de cuadras con vista al Pacífico, y que tenían en común ser hijos de estibadores del puerto de Valparaíso, comenzó a darle vueltas la idea de ir a probar suerte a Noruega.

-¿Por qué a Noruega?- pregunto a las madres sexagenarias que un martes de noviembre se reúnen en una de las casas del barrio.

-Por la cosa política, escucharon que allá los podían recibir, aunque ninguno estaba metido en eso- responden casi a coro. 

El Polo fue uno de los últimos en entusiasmarse. Una decepción amorosa con una chica de Quillota terminó por convencerlo a los 20 años de lo que sus amigos le proponían: ir a probar suerte a Noruega. Convenció a su padre y éste le compró el pasaje y le dio un permiso notarial para que partiera. Sin hablar noruego y con el poco inglés que puede aprenderse en un liceo fiscal, tomó el avión a Europa vestido de terno y con una Polaroid en la mano.

Allá, no lo pasó bien. Realizó una que otra pega, pero su falta de pasado político real lo llevó al borde de la deportación. Como Polo era amistoso, una señora lo guió hasta la Cruz Roja y, como era amistoso, insiste su mamá -Elena López, sentada hoy entre sus amigas del barrio-, allí conoció a Britta, una danesa. Se gustaron lo suficiente para que ella lo salvara de la deportación, casándose con él. Así, él llegó a Dinamarca y consiguió la residencia.

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Lunes 5 de diciembre. "Fuerza, Polo. Te esperamos de regreso". La leyenda recorre los globos verdes que portan los vecinos de calle Puerto Williams del barrio San Martín. Porque el Polo de ellos es Eddy López; ya tiene 44 años, hace 10 que terminó sus estudios de marina mercante en Dinamarca, es capitán del "Leopard" y mañana -12 de diciembre- cumple 11 meses secuestrado por piratas somalíes.

Un par de horas antes de que comience una vigilia entre los vecinos, la madre de Polo cuenta en su comedor que este lunes en la mañana estuvo en la embajada danesa en Santiago. Fue al lugar con la pareja de López, Marjorie Oñate, con quien Polo tiene tres hijos. Elena López, conocida como la señora Nena, llegó a las 8.30 a la esquina de la casa de la madre de sus nietos, en Villa Alemana. Allí, esperó el vehículo que la embajada envió para buscarlas. Ahí, en la calle, porque estos 11 meses de secuestro de su hijo quebró la relación con su nuera. En el viaje a Santiago, dice, ni siquiera se saludaron.

Hasta octubre, ambas mujeres  actuaron mancomunadamente en el caso. Cuando el barco fue secuestrado, el 12 de enero, a Marjorie le avisaron desde la embajada danesa y le pidieron no revelar la situación a nadie, menos a la prensa, pues ello atentaba contra la seguridad de Eddy, le dijeron. Ella obedeció a tal punto, recuerda Elena, una de las hermanas de Polo que vive en Copiapó, que "no nos contó por dos semanas. Pero nosotros sospechamos que algo le pasaba, porque mi hermano siempre llama para los cumpleaños y el 16 había sido el de mi hermana".

Al conocer la noticia, la señora Nena, dueña de casa y viuda, no sabía qué hacer. Decidió seguir el consejo de no hablar. Pero cuando pasaron 50 días, ambas mujeres más un amigo chileno-danés de Polo decidieron hacer público el caso. Temían que nada se estuviera haciendo.

Tras esa primera conferencia de prensa, el secuestro salió en los medios nacionales y de Dinamarca, y la embajada danesa los citó en Santiago. Allí tuvieron una videoconferencia con el directivo de la compañía naviera, Claus Bech, desde Dinamarca, y un asesor de la empresa desde Londres. El mensaje que le transmitieron, según recuerda la señora Nena, fue que ellos estaban haciendo todo lo posible por traer a Eddy, que habían tomado contacto con los piratas somalíes y que no hablaran con la prensa, pues eso sólo complicaba la situación de los seis secuestrados. Junto a Eddy fue aprehendido el piloto de la nave, el danés Soren Bjorn Lyng, y cuatro filipinos.

"Nos hacen sentir miedo, porque nos dicen que en vez de ayudarlo lo estamos perjudicando si damos a conocer el caso", cuenta Nena.

A la paralización que produjo el miedo se sumó la esperanza, con  inesperados llamados de López desde algún lugar en Somalia. La comunicación sonaba como si estuviera en el cuarto de al lado, dice la madre, quien una vez tuvo la suerte de estar en la casa de sus nietos cuando él llamó. "Fue en junio, me dijo: 'Mami, no te preocupes, estoy bien'. ¡Qué más me va a decir!, si no quiere preocuparme". Ella quedó convencida de que volvería pronto. Hubo dos llamados anteriores, en enero y en marzo. El último fue en octubre.

Si bien las mujeres y los amigos decidieron no volver con la prensa, sí realizaron gestiones privadas. Cuando el caso se dio a conocer en marzo, el canciller Alfredo Moreno dijo que el gobierno "está haciendo todas las gestiones para saber qué es lo que ha sucedido con él y en qué podemos colaborar". El subsecretario Fernando Schmidt contó que había contactado a la familia "para recabar antecedentes y, de esta forma, trabajar en forma coordinada, además de manifestarle la preocupación y apoyo por parte del Ejecutivo".

El recuerdo de la madre sobre la reunión en Cancillería es distinto. "Nos dijeron que, lamentablemente, mi hijo no era chileno y que los daneses no permiten que se inmiscuyan en la situación. Nada más".

Hace unos 10 años, cuando  López comenzó a navegar, abandonó la nacionalidad chilena para adoptar la danesa. Si quería ser capitán, debía tener la nacionalidad de la bandera del barco que comandaba. Si los papeles dicen danés, en la calle Puerto Williams insisten en que él vivía más acá que allá: desde que se unió a Marjorie, Polo pasaba tres meses embarcado y tres en Villa Alemana. "El no vive en Dinamarca. Shipcraft le pagaba un pasaje desde Santiago a donde debía tomar el barco, navegaba tres meses y otra tripulación lo relevaba. Ahí, donde estuviera, le pagaban el pasaje para Santiago de nuevo", dice su amigo Rodrigo González.

El Semanal se contactó con Cancillería para contrastar la versión de Nena y conocer las gestiones que habría hecho el gobierno chileno. La negativa fue con el argumento de siempre: no se dan versiones a la prensa, pues puede afectar al secuestrado. 

Una de las hermanas de López escribió a Cancillería y al Presidente Piñera. Desde el primer lugar, le respondieron que "por la reserva que debe tener el caso para su éxito, será sólo ella -Marjorie Oñate- quien seguirá siendo el contacto desde este ministerio". Más tarde, en junio, desde el gabinete presidencial le respondieron que "preocupados constantemente por las inquietudes de la ciudadanía, queremos agradecer antes que todo su correo electrónico enviado al Presidente de la República…", para luego agregar que los antecedentes -o sea, la consulta- fueron enviados al "gabinete del ministro de RR.EE". El mismo lugar donde ya le dijeron que sólo se comunicarían con la pareja de López.

-¿Podríamos hablar sobre el secuestro de su marido?

- Yo no hablo. Quedarme callada es lo mejor que puedo hacer- dice Marjorie Oñate.

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Entre 2010 y 2011 la piratería somalí ha capturado 43 naves entre la zona del golfo de Adén y el Océano Indico. De acuerdo a Somali Report,  16 barcos o tripulaciones siguen en manos piratas. Este año, el que estuvo más tiempo secuestrado fue el alemán "Polar", cuya tripulación de 24 personas pasó 10 meses cautiva. Por ellos, la nave y la carga se pagaron US$ 7,7 millones. El barco que más tiempo lleva capturado, alcanza los 22 meses.

El caso del "Leopard" es singular.  En un video que los piratas subieron a YouTube en julio, se ve a un Eddy López varios kilos por debajo de sus últimas fotos en Chile y con la barba y el pelo crecidos. Allí cuenta que tras intentar escapar de las dos lanchas piratas que los acosaban, una vez que los abordaron, " bajamos a escondernos en la sala de motores por cinco horas, hasta que los piratas rompieron la puerta y nos llevaron al puente de mando. Nos golpearon con sus armas. Mientras estábamos abajo, apretaron todos los botones en los controles... Cuando tratamos de hacer partir el motor, no pasaban las marchas". Con el motor dañado, los piratas tomaron a los rehenes y dejaron la nave y la carga -armamentos y explosivos- a la deriva. El "Leopard" fue recuperado por la compañía, refaccionado y, con otra tripulación, continuó la ruta que Eddy López dejó inconclusa camino a India y con destino final Busán, Corea del Sur. 

Según Somalia Report, el ataque al "Leopard" se produjo luego de que los guardias de seguridad que acompañaban al barco dejaran la nave. Por eso, en junio la Asociación Marítima de Oficiales Danesa denunció a la naviera Shipcraft por "violación del Acta de Seguridad Marítima y el Acta de Tripulación. Por no haber tomado las precauciones necesarias que pudieran prevenir el ataque pirata, y por no asistir o intentar que los empleados de la compañía sean liberados y enviados a casa".

Desde la compañía, Claus Bech nos envía un comunicado donde defiende las gestiones y asegura que hacen todo lo posible para traer de regreso a sus "valorados colegas del cruel cautiverio en que están".

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-¿Qué dijo Claus Bech en la videoconferencia de este lunes? - le pregunto a Nena antes de la vigilia.
Ella mira las notas que tomó en servilletas y papeles sueltos: "Dijo que la compañía no tiene el dinero que piden los piratas. Ellos dicen que no tienen dinero y que los seguros tampoco les alcanzan". La mirada de la mujer mezcla decepción, desconfianza, desazón. Es la cuarta videoconferencia a la que asiste y ya no les cree. En una conferencia anterior, ella exigió saber cuánto pedían por su hijo. Dice que el ejecutivo se negó a entregar la cifra y respondió que era demasiado dinero. Lo que más se ha pagado por un rescate este año, según Somalia Report, son US$ 13,5 millones por una nave cuya carga de petróleo fue avaluada en US$ 200 millones. Aquí no hay barco ni carga.

Ella no les cree, "si siempre me dicen lo mismo… La vez anterior les dije que hasta cuándo yo iba a esperar. ¿Que espere a que mi hijo me lo entreguen muerto?". Lo dice con rabia, mientras sostiene imágenes de Polo. Continúa: "Y me dijeron que no, que yo iba a ver a mi hijo. Pero ¿cuándo? Ya va demasiado tiempo".

Tampoco les creyó este lunes 5, cuando Bech le dijo que el viernes 2 de diciembre la naviera tuvo la última comunicación con los secuestradores. Tampoco entendió por qué Bech se dio el tiempo de aclarar que este no es un acto de piratería, pues el barco y la carga están a salvo, sino un secuestro. Nadie se lo puede explicar tampoco, pues ella no tiene abogado que la asesore. "Hace unos meses me acerqué al senador Lagos Weber para que me ayudara, me dijo que la secretaria me tomaría los datos y me llamaría. No me han llamado nunca", dice, decepcionada.

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Cuando en julio los piratas subieron el video a YouTube, a la señora Nena se lo mostraron en la embajada, y de la compañía naviera le dijeron que no debía creer lo que decía su hijo, pues ese era el guión que le escribían los secuestradores para desesperar a las familias. En 10 minutos el capitán del "Leopard" relata cómo fueron capturados y cuenta que luego de sacarlos del barco los pasaron a otra nave donde estuvieron por tres meses. Todo el tiempo, la cámara muestra a hombres con el rostro cubierto, apuntándolo con armas largas y con la munición cruzada al pecho. Si lo que buscan es amedrentar, lo logran.

López cuenta que los alimentan cada dos días con algo de carne y leche de camello. Dice que su tripulación está enferma y temen contagiarse de malaria. "¡Por favor, ayúdennos! Tenemos miedo (...). Si la compañía no puede pagar, por favor, le pido al gobierno danés que presione a la compañía".

En la embajada danesa dijeron a El Semanal que no comentan el caso y enviaron un comunicado donde solicitan que no se publicite el secuestro por el bien de las víctimas.

-¿Le mostraron este lunes algún video nuevo en la embajada?

- No- responde la madre de López.

Entonces, le muestro un video que está en YouTube, donde su hijo aparece sin barba, con una polera amarilla y sentado en un lugar muy parecido al del video de julio. Pero esta imagen es posterior. Ella lo mira con detención. "Mi niño está mal, se ve tan triste", y contiene la emoción.

Los vecinos ya están listos para caminar la cuadra que los separa de la plaza donde se reunirán. Cuando sus amigas la abrazan, la madre de López se emociona. Dice que el apoyo del barrio la quiebra. Ellos tienen página en Facebook, escriben cartas a las autoridades y hoy domingo por la tarde harán otra vigilia.

Al día siguiente encuentro en YouTube la segunda parte del video que la señora Nena no conocía:

"Mi nombre es Eddy López. Soy ciudadano danés, nacido en Chile. Trabajo para la compañía Shipcraft. Fuimos atrapados el 12 de enero en la mitad del Océano Indico, y ahora son unos nueve meses que llevamos aquí. Nuestra salud no está bien. He sido mordido por diferentes insectos, escorpiones, mosquitos y arañas. Tengo miedo de tener malaria. El agua que bebemos está sucia. Me duele el estómago. Tengo úlcera (…) y aquí no hay ningún tipo de medicina (…). Nuestras condiciones de vida son las que ven, dormimos en el suelo. No hay agua para lavarnos (…), cada dos o tres días nos mueven a otro lugar". Su tripulación está sentada junto a él. El danés Soren, demacrado y sin levantar la mirada, y los tres filipinos no paran de rascarse. Detrás de ellos, hombres atemorizantes, apuntándolos.

"Por eso, le pido a mi familia que también presione a la compañía, que contacte a diarios, televisión, abogados, a todos, para que podamos volver a casa (…). ¡Por favor, ayúdennos!". Con esa última frase, Eddy López, el Polo en Playa Ancha, se seca las lágrimas.