La coreógrafa alemana Pina Bausch, considerada como una renovadora de la danza moderna, murió hoy a los 68 años de edad, informó el Wuppertal Tanzatheater, donde desarrolló buena parte de su carrera.
Bausch fue la creadora en los años setenta de nuevas formas y estilos en el teatro-danza, que diez años después llegó a tener en Alemania la misma importancia que el teatro hablado.
Hace tan sólo cinco días a Bausch se le había diagnosticado un cáncer, indicó una portavoz del Wuppertal Tanzatheater, la compañía que dirigía. El domingo de la semana pasada había actuado con su ensemble en la ópera de Wuppertal.
La artista tenía una especial relación con Chile, donde había presentado varias obras y acaba de estrenar en Wuppertal la obra que traería en enero próximo al Festival Santiago a Mil, uno de los puntos fuertes de los festejos por el Bicentenario. En 2007 presentó en el país Masurca Fogo y Bamboo blues, dentro del mismo festival.
El 11 de junio pasado fue la fecha de estreno de la obra en Wuppertal. Según contó Carmen Romero a La Tercera, "Le hemos mandado a Alemania (a Bausch) mucha música chilena para preparar la obra. El espectáculo se estrenará en Chile en enero y luego sale de gira en el circuito habitual de la compañía, que incluye los principales escenarios del mundo, como París y Nueva York", dijo la directora del Festival Santiago a Mil, quien asistió al estreno de la obra en Alemania.
El 11 de enero de 2007, la bailarina y coreógrafa recibió la condecoración Orden al Mérito Artístico y Cultural Pablo Neruda, por su destacado aporte a la danza contemporánea, de manos de la presidenta Michelle Bachelet.
La artista nació como Josephine (Pina) Bausch el 27 de julio de 1940 en Solingen (Renania del Norte-Westfalia), donde su padre era dueño de una taberna. En 1955 comenzó su formación como bailarina en la escuela fundada por el coreógrafo y reformador de la danza Kurt Joos en Essen.
Bajo su dirección, el Teatro de Danza de Wuppertal, del que era coreógrafa jefa desde 1973, se hizo famoso en todo el mundo. Sus espectáculos radicales generaron polémica y entusiasmo por igual y pocas veces encajaban con el ideal de belleza imperante.