A exactos seis meses del partido inaugural de la Copa de las Confederaciones de Brasil, cuatro de los seis estadios no han sido terminados y las obras avanzan pasos acelerados para cumplir con la fecha límite impuesta por la FIFA.
Tan solo los estadios de Fortaleza, cuya inauguración está prevista para este domingo, y Belo Horizonte, están preparados hasta ahora para el torneo que citará a los campeones continentales y del mundo entre el 15 y 30 de junio.
En las otras cuatro sedes, Río de Janeiro, Salvador, Recife y Brasilia, miles de obreros se empeñan en jornadas de trabajo exhaustivas para conseguir entregar los estadios antes del 15 de abril, día límite para realizar una competición de prueba.
El Arena Pernambuco de Recife es el único en el que todavía no se ha concluido la construcción de los graderíos que aguardan a España y Uruguay el 16 de junio, mientras que en cerca de la mitad del recinto ya se ha instalado la cobertura.
En este caso también preocupa terminar a tiempo las obras del metro y una carretera, que serán fundamentales puesto que el estadio está fuera del perímetro urbano de Recife.
Los alrededores del estadio eran estos días una enorme y bulliciosa explanada de tierra llena de grúas, camiones y miles de obreros afanados en terminar un viaducto y todos los accesos al escenario deportivo, prácticamente aislado en medio de un bosque tropical en el linde de tres municipios.
En una posición quizá más comprometida que Recife, Brasilia tiene pendiente la mitad de las obras físicas de su Estadio Nacional a pesar de haber concluido todos las graderías.
En el legendario Maracaná de Río de Janeiro, sede de la final del Mundial de 1950, trabajan cerca de 5.500 obreros con la intención de inaugurarlo antes de marzo.
El trabajo más delicado aún pendiente y que deberá ser concluido hasta enero es la instalación de la cubierta de teflón y fibra de vidrio, que será una operación complejísima debido al gran tamaño de la estructura.
Con un calendario de obras algo más avanzado, Salvador, capital del estado de Bahía, pretende inaugurar su estadio Fonte Nova a finales de marzo, para lo cual ya ha comenzado a instalar los 50.000 asientos.
Este estadio es completamente nuevo, pero ha mantenido la ubicación y el original concepto del antiguo Fonte Nova, demolido en 2010, que carece de tribunas en uno de los fondos para permitir la visión de la laguna Dique do Tororó desde el terreno de juego.
Con todo preparado, Fortaleza celebra mañana la conclusión de las obras con un concierto a las puertas del estadio Castelao, al que acudirá la presidenta brasileña, Dilma Rousseff. .
Con un aforo de 62.170 espectadores, el Mineirao ha eliminado los puntos ciegos de la grada inferior y ahora luce como uno de los más imponentes y con acabados más cuidados, a la espera de partidos decisivos como el México-Japón y una de las semifinales.