Sobre un lugar abierto al viento y  devorado por el sol, cerca de Puerto Príncipe, las construcciones se alínean en  lo que debería ser la "aldea del renacimiento" para los sin techo del terremoto  del 12 de enero de 2010, que mató a más de 300.000 haitianos y dejó a más de dos millones sin hogar.

Cerca de 4.000 viviendas deben construirse sobre la vasta planicie de Morne en Cabris, situada a unos veinte kilómetros al noreste de la capital. El lugar está cubierto de polvo y totalmente deforestado, como las  colinas que lo rodean, donde pastan las cabras. 

Tres años después de la catástrofe, más de 360.000 haitianos viven todavía  de manera muy precaria en Haití. Otros han regresado a ocupar los barrios ya  superpoblados de los barrios pobres de la capital. 

"La construicción de la aldea del renacimiento comenzó en 2011, pero tomará  todavía 5 años más finalizarla. Los trabajos avanzan lentamente. No hay  supervisión por parte del Estado", se lamenta Pierre Marcelin Noël, un operario que trabaja en la obra, detalla AFP.   

Con la cabeza sumergida en una biblia, el joven haitiano dedica un pasaje  al presidente Michel Martelly y a los políticos del país: "Deben trabajar  juntos por la paz y por el país", dice luego de haber escuchado a sus  compañeros hacer un racconto de las numerosas peripecias del proyecto. 

"Esto es una sabana desolada. Para levantar las casas, es necesario hacer  los cimientos muy sólidos porque el suelo es frágil", explica Jean Raymond  Taylor, un capataz haitiano que trabaja para los ingenieros dominicanos y  colombiamos. 

"Aquí están las escuelas donde acabamos de terminar las estructuras. Allí  hay fábricas y espacios para el tiempo libre", ennumera con orgullo. Jean  Raymond Taylor, como la mayoría de los obreros, es un hatianao que vino  directamente de la República Dominicana para sumarse a esta obra. 

"He trabajado durante once años en la construcción en República Dominicana,  sé lo que ocurre normalmente. Pero aquí, no solamente no nos pagan lo  suficiente, sino que los responsables de la obra hacen lo que les da la gana",  denuncia Dieubon, un hombre corpulento de 31 años que se dice orgulloso, a  pesar de todo, de trabajar "por primera vez" en Haití. 

Critica la ausencia total de las autoridades haitianas, que confían la  ejecución del contrato a una empresa dominicana.  

"Los haitianos deberían estar presentes, el Ministerio de Obras Públicas  debería supervisar el trabajo. ¿Cómo quieren que construyamos un baño en frente  a una cocina", se lamenta. 

PROCESO LENTO
"La gente puede preguntarse por qué tantas personas siguen sin hogar, pero  cuestiones básicas, como la determinación de a quién pertenece la tierra sobre  la cual podemos construir y cómo las personas desempleadas pueden pagar el  alquiler, siguen complicando seriamente el proceso de reconstrucción", explicó  en los últimos días Alexandre Claudon, representante de la Cruz Roja Internacional en Haití.

Se estima que aún 350.000 personas permanecen en campamentos, lo que  conlleva riesgos para su seguridad y aumenta las posibilidades de que  contraigan enfermedades como el cólera.  

La Cruz Roja asegura haber ayudado a unas 200.000 personas a encontrar  lugares más seguros para vivir, con programas que incluyen subvenciones y  capacitaciones que ayuden a las familias a obtener un ingreso con los cuales  cancelar la renta de sus viviendas.

Tras el terremoto, "los campamentos eran una necesidad a corto plazo para  las personas sin un lugar donde vivir. Ahora, hace mucho pasamos esa etapa,  pero tres años después aún continuamos enfrentando inmensos retos, insistió  Claudon en el comunicado. Posteriormente, varios huracanes azotaron Haití, entre ellos Sandy en 2012.

REFORESTACION
El Presidente de Haití, Michel Martelly, anunció hoy, un macroplan para la reforestación y la gestión territorial que permitirá la creación de 30.000 puestos de trabajo.

La iniciativa busca poner fin a las alteraciones observadas en los ecosistemas como las repetidas inundaciones, erosión, transporte y acumulación de sedimentos, que constantemente ponen en peligro vidas, bienes e infraestructuras en Haití, según una nota oficial, según Efe.

Una estimación parcial del Gobierno sobre las pérdidas relacionadas con estos acontecimientos naturales durante estos últimos 10 años arroja una cifra de más de 6.000 muertos, un millón de personas sin hogar, 250.000 viviendas destruidas, 281 millones de euros en pérdidas directas en el sector agrícola, la destrucción de infraestructuras, así como inseguridad alimentaria e hídrica.